Un año más, el monte de Kobetamendi ha sido testigo de conciertos tanto de estrellas internacionales como de talento local, de lluvias torrenciales y de pases de baile de todo tipo. La decimonovena edición del Bilbao BBK Live, a la que hemos llegado de la mano de Vueling, ha sido un éxito rotundo a pesar de que uno de sus días más fuertes (el viernes) se vio truncado por el temporal. Aún así, hemos resistido para contártelo todo de primera mano.
El avión de Vueling de las nueve de la mañana que salía de Barcelona dirección a Bilbao ya parecía el backstage del festival: allí nos encontramos con algunxs de lxs artistas que veríamos actuar ese mismo día, como Maria Arnal o Cora Novoa, además, por supuesto, de decenas de festivaleros que habían madrugado para aprovechar la mañana y atiborrarse a pintxos nada más llegar. La verdad es que ir a Euskal Herria siempre es un buen plan, más allá del festival.
Ahora sí, ya en el festival, arrancamos de manera inmejorable: el concierto de pablopablo. Intimista, dulce y sensible, el cantautor presentaba su álbum debut, Canciones en Mi, con el que está girando por todo el territorio. Su control vocal, la versatilidad al tocar el piano y la guitarra, y los dos músicos que lo acompañan hacen de su directo una experiencia preciosa. Más animada y saltando por el escenario, aunque con una voz igual de bonita y etérea, estaba Michelle Zauner, de Japanese Breakfast, que también venían con un disco nuevo bajo el brazo, For Melancholy Brunettes (& sad women), un trabajo de diez. 
Por otro lado, Maria Arnal conquistaba a la audiencia del festival con la presentación inédita de Ama, su próximo proyecto, que estrenó hace un mes en Sónar (y, como alguien que la vio ahí, me rompe el corazón decir que la presentación en Bilbao quedó bastante más deslucida sin todo el juego de luces y en un escenario al aire libre… Una pena, porque es una artista que admiramos desde sus inicios y que cada día es más compleja e interesante). Para subir el ánimo, CC:Disco! era la opción perfecta, que animó el atardecer con su mix de groove y house.
El plato fuerte del jueves llegaba con la luna llena: Pulp. El propio Jarvis Cocker la señaló, alucinado de poder cantar un repertorio que abarca décadas bañado por esa luz celestial. Si le has seguido un poco la pista, ya sabes lo que hay en un concierto suyo: movimientos histriónicos, una personalidad arrolladora, momentos inesperados (como cuando sacó bombones de un Caja Roja y los repartió entre los de seguridad y el público), un juego de luces apabullante y, por supuesto, canciones que son himnos. Unos cabeza de cartel inmejorables para aquellos que todavía se quejan de que el BBK ha perdido su esencia indie y rock.
Mientras tanto, en el Lassai, ese escenario pequeño de BPMs bajos, fuimos a cotillear el set de Olivia, quien comisariaba el lineup de ese día, quien lo hizo genial para mantener al público animado pero sin pasarse, y a Ángel Molina, la gran sorpresa (sobre todo por los sets acelerados que le avalan), que demostró su capacidad de pinchar cualquier estilo con maestría. 
Después de Pulp, los cabeza de cartel para los más jóvenes eran, sin duda, Ca7riel y Paco Amoroso, que aterrizaban con las expectativas muy altas. Y cumplieron con creces. El sentido del humor es marca de la casa, así como la moda más desenfadada, una banda con una complicidad inmejorable y una puesta en escena energética, dinámica y con mucho storytelling. Primero sentados en un taburete cada uno y luego saltando como locos al ritmo de “La mano arriba to’ el mundo que llegó Paquito / El que le gusta a tu suegra y a lo’ chavalito’ / Quiero má’ plata, plata, plata, y sentirme rico”, los argentinos hicieron vibrar a un público entregado que se quedaba afónico ya el primer día. Para el cierre, nada mejor que el house animado de Carista, y luego el techno más oscuro de Tiga b2b Cora Novoa.
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Ca7riel y Paco Amoroso
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Japanese Breakfast
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Maria Arnal
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pablopablo
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Pulp
El viernes tocaba comer temprano y dirigirse a las torres Izosaki para disfrutar de dos conciertos gratis en el escenario Vueling: Azuleja, una artista emergente que ya ha actuado en otros entornos reconocidos como Cercle o Primavera Sound. Descarada y energética, la cantante con residencia en Madrid se aseguró de que los allí presentes nos acordáramos de su trabajo para empezar a engancharnos. La siguió Dano, una estrella del urbano actual con varios discos a sus espaldas, de los que cantó algunos de sus mayores éxitos, poniendo a bailar a toda la plaza. 
Y ya que estamos, el sábado, ese mismo escenario Vueling trajo los sonidos más novedosos de Latinoamérica, empezando con el funk de la brasileña Lúa de Santana, una reina que, micrófono en mano y acompañada de dos bailarines (expertos en whacking y voguing), hizo temblar las torres Izosaki. Cerró esta serie de conciertos la mexicana Girl Ultra, que presentaba el EP Blush así como otras novedades como Guapa o Tomás, sus últimos temas. La verdad, un quince de diez.
Todo esto ha servido para evitar recordar la noche del viernes, el día en que sonaban las alarmas de los móviles por avisos de lluvias extremas. Aunque la tarde empezó perfecta y brillante con Julieta, la nueva estrella del pop catalán que consiguió el que fue, seguramente, el concierto más multitudinario de los que abrieron el festi. Coreografías calculadas al milímetro, una voz angelical capaz de llegar a notas altísimas en temas como Cari o Lokura, y fans vistiendo su famoso merch de ‘I Am the Catalan Dream’; perfecta. Mucho más comedida pero igual de hipnótica estaba Jessica Pratt, la cantautora californiana capaz de amansar a las bestias (o sea, nosotrxs) con tan solo una guitarra y su voz etérea.
Con las primeras gotas cayendo nos dirigimos a uno de los conciertos más explosivos de esta edición: el de Kneecap. El trío irlandés, que ha saltado a la fama más por su férrea postura frente al genocidio del pueblo palestino que por su música (el propio gobierno inglés ha intentado llevarles ante los tribunales), venía de poner patas arriba el reconocido Glastonbury. Ahora, en Bilbao, siguieron con sus consigas políticas propalestinas y, además, sumaron más: las del pueblo vasco y, de paso, el pueblo catalán. Abanderando la libertad de elección, el anticolonialismo y llamando a la revolución, cantaron, chillaron, saltaron y animaron a la audiencia a crear los pogos más grandes y rudos de la edición del festival. Pocas palabras se necesitan para definirlos: épicos, comprometidos y canallas. Sin duda, uno de los highlights más memorables.
De esta guisa nos fuimos a otra rebelde con causa: Amyl and the Sniffers. La australiana, también conocida por su posicionamiento político y desfachatez, trajo consigo el rock de los 80 y la fuerza de Joan Jett, una fuerza que encarna a la perfección entre gritos y bailes bruscos. Para explorar nuevos sonidos, nos acercamos al set de S-Candalo, un dúo berlinés formado por lxs hermanxs Tania y Dominik Humeres-Correa que mezcló de maravilla. 
A partir de aquí, la cosa empezó a ponerse seria… Los relámpagos que partían el cielo plomizo en mil pedazos avisaban la que se venía: un chaparrón sin precedentes. Amaia, que empezó energética y dulce como siempre con Tocotó, de su nuevo álbum, tuvo que parar a la tercera canción. Lo que en un principio iba a ser un parón se convirtió en la cancelación definitiva de su concierto. El de Raye, la artista británica que arrasó en los Brit Awards de 2024 con seis estatuillas, empezó tarde y también se paró. Pero ella, todo hay que decirlo, lo dio todo: acabó descalza, arrancándose las pestañas, pero dando a Bilbao su chorro de voz y su carisma desbordante. Se notaba que quería estar allí y cantar para nosotrxs, y luchó con todas sus fuerzas por ofrecer uno de los conciertos más mágicos de este año. 
También lucharon sobre el escenario Rusowksy y Bad Gyal, aunque con problemas técnicos, claro (por ejemplo, a la más pegá de España no le funcionaban los cañones y alguna canción la cantó a destiempo porque no le funcionaba el in-ear). Sin embargo, chapeau por tirar adelante a pesar de las condiciones.
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Amaia
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Bad Gyal
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Julieta
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Kneecap
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Rusowksy
El sábado, aunque nublado, todos queríamos poner el broche de oro y olvidarnos del frío y el agua del día anterior. Lo ideal fue empezar con Carolina Durante, cuyo vocalista, al fin, salió al escenario sin muletas y pudo brincar otra vez, poniendo el escenario Nagusia patas arriba al ritmo de canciones como Normal, Joderse la vida, o Tomé café. Los de Madrid son queridísimos por el público, y se notó desde el primer acorde. Por otro lado, los franceses L’Impératrice fueron un poco más flojos, aunque también más sutiles, pero parecía que no acababan de arrancar. 
La que sí incendió todo fue la gran estrella de la noche: Kylie Minogue. Si has estado viendo stories estos días, seguro sigues viendo algunos de ese concierto. La pop star australiana vino con todo: bailarines, varios cambios de look, un repertorio que resigue décadas de trabajo (como All the Lovers, In Your Eyes, Get Outta My Way, Padam Padam, la cover de The Loco-Motion, y el momento más histérico y bailado de todos: Can’t Get You Out of My Head). Fue carismática, interactuó con el público, se sonrojó cuando le cantaron el ya famoso ‘y guapa, y guapa y guapa; y reina, y reina, y reina’, y lo dio todo en el escenario. Fue, sin duda, el mejor concierto de todo el festival, demostrando por qué ha conquistado el corazón de medio mundo a lo largo de sus más de tres décadas de carrera. 
A las antípodas de lo comercial se encuentran los de Fat Dog: oscuros, a medio camino entre el rock y el metal, y con un público fiel y entregado, la banda hizo sudar a los que bailábamos bajo la carpa del escenario Johnnie Walker y, también, acrecentar una torticolis. De vuelta a lo comercial, el escenario principal recibía a otra estrella: Damiano David, exlíder de Maneskin. Ahora presentaba su primer trabajo en solitario, con un deje mucho más pop y sensiblón, aunque no faltaron las guitarras eléctricas y los guiños a su antigua banda.
Ya en la recta final, The Blessed Madonna demostró que sigue siendo un referente para la comunidad LGBTQ+ allá donde va. En el escenario subió a bailarinxs, drag queens y demás gente del público para darles un espacio seguro donde expresarse libremente (besos, abrazos, bailes, pasarelas) mientras ella empezaba pinchando un house más optimista para luego intercalar techno mucho más denso y oscuro. Pero el cierre final corrió a cargo de Avalon Emerson, que nos llevó por un viaje de sonidos eclécticos a lo largo de dos horas, en las que pasamos de la oscuridad más opaca hasta los primeros rayos del sol. Y así, bailando en comunidad, cansadxs y felices, cerramos otra edición fabulosa del Bilbao BBK Live.
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Carolina Durante
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Kylie Minogue - Foto: Chloe Irving
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L'Impératrice