Todo el mundo los conoce, pero muy pocos pudieron verlos entre bastidores. El glamour de los años 50 en Hollywood estaba rodeado de un aire misterioso, pero hasta el 24 de marzo, el centro fotográfico FotoNostrum trae a Barcelona, en colaboración con la colección Muus, la doble exposición Becoming Marilyn y Becoming Elvis para desentrañar los enigmas que rodearon a dos de los personajes más famosos de la cultura popular estadounidense.
En estas dos colecciones, de André de Dienes y Alfred Wertheimer respectivamente, ambos tuvieron la oportunidad exclusiva de retratar a estas estrellas en su día a día, cuando aún nadie sabía que se convertirían en símbolos universales que atravesarían generaciones y llegarían casi intactos hasta la nuestra. La fotografía tiene el poder de inmortalizar lo que captura, y en esta muestra permanecen vivos los jóvenes que eran Norma y Elvis antes de que las circunstancias los convirtiesen en historia.
Así, esta casa de la fotografía continúa con su programa de exposiciones de fotógrafos aclamados que lleva desarrollando desde el pasado año, con obras de reconocidos fotógrafos como Helmut Newton, Steve McCurry, Gideon Lewin o la primera extensa retrospectiva del calendario Pirelli. La particularidad es que, en este caso, los protagonistas no son tanto los fotógrafos como lo son los modelos, dos de las figuras más reconocibles de la cultura popular estadounidense y dos símbolos eternos de belleza y encanto. Ambas colecciones también tienen en común la visión íntima que ofrecen de los artistas: son un vistazo a su vida personal, la de la persona detrás del personaje, en una época en la que los iconos no se entendían del todo como humanos, y los accesos que el público tenía a su vida detrás de las cámaras era casi inexistente.
Becoming Marilyn captura la evolución de Norma Jean Baker hasta florecer como la más icónica de las actrices de Hollywood, mientras tenía lugar el cambio de look que transformó su vida. Entre los saltos temporales de una sesión fotográfica a otra, cada vez se ve menos a la inocente y viva joven de campo y más a la superestrella segura de sí misma y sofisticada, aunque ciertamente melancólica.
La colección, comisariada por Leonor Fernández, ofrece esta representación a través de aproximadamente cincuenta y una fotos tomadas en la década definitiva de la artista, entre 1945 y 1953, por André de Dienes. El fotógrafo húngaro, un apasionado de la belleza californiana, más allá de ser con el que Norma empezó su carrera como modelo, fue un amante y un amigo cercano al que podía llamar cuando el insomnio no le dejaba descansar (en la exposición podemos ver alguna fotografía fruto de una de esas noches). Su relación amorosa duró un año, de 1945 a 1946, cuando ella rechazó su propuesta de matrimonio para perseguir su carrera como actriz.
Descendiendo una planta, y tras pasar una curiosa recreación del camerino de Elvis, se abre la colección de Alfred Wertheimer con El beso, donde podemos ver al Rey del Rock besando alegremente a una joven. El fotógrafo alemán se introduce en 1956 de forma total en el círculo personal del cantante y desarrolla un trabajo de rigor fotoperiodístico de la vida del seductor Elvis de veintiún años, ya conocido, sobre todo en el sur del país, pero que aún no había alcanzado (ni sabía que alcanzaría) la increíble fama que le llegó a finales de ese mismo año, cuando se estrenó su primera película, Love Me Tender.
Durante dos semanas de su gira por Estados Unidos, mientras Elvis volvía de Nueva York a su Memphis natal, el fotógrafo muestra a un joven tímido pero ya lleno de un optimismo, una confianza y carisma innegables, aficionado a leer, a hacer un poco el tonto en los hoteles y a salir con chicas. Nadie volvió a tener nunca un acceso así a la vida personal del cantante. La única foto que se sale de este marco temporal es una que realizó en una rueda de prensa en 1958, antes de que Elvis se retirara temporalmente para ir a servir a la Armada de los Estados Unidos, para después retomar su carrera por todo lo alto. Wertheimer dijo una vez que durante tu vida tienes experiencias y, lo que para él fue una experiencia vital, ahora se ha convertido en parte de la memoria colectiva.
La particularidad de esta muestra es también que, como Fotonostrum no actúa solo como centro de exposiciones, sino que también funciona como galería de arte, las piezas que se exponen están a la venta, brindando a los visitantes la oportunidad de adquirir fotografías originales de la colección.
Además, recientemente, FotoNostrum ha remodelado su espacio. A partir de ahora, la entrada al recinto albergará exposiciones de tres o cuatro artistas representados por ellos, que cambiarán cada diez días durante todo el año. La programación para el resto del año no está totalmente definida, pero lo que sí está confirmado es que una de las programadas girará en torno al tema del cosplay y otra será sobre el fotógrafo de moda Tim Walker y su recreación del famoso cuadro de El Bosco, El Jardín de las Delicias. ¡Estaremos muy pendientes!