¿Hay algún lugar mejor para una exposición de esculturas de piedra que La Pedrera? De la mano de la historiadora y curadora de arte británica Penelope Curtis, la emblemática Casa Milà reunirá, hasta el 2 de febrero de 2025, una selección de obras con una cosa en común: el material en el que se hicieron. La muestra reúne a varios artistas, tanto españoles como internacionales, que encontraron en las rocas un lienzo donde expandir su creatividad y explorar sus inquietudes.
Desde el neolítico hasta la actualidad, la piedra ha sido un importante material para la expresión artística. A mitades del siglo pasado, varios modernistas redescubrieron en él un potencial inesperado. Nombres como Barbara Hepworth y Henry Moore dedicaron parte de sus carreras en trabajar este elemento y dejaron un legado que influiría tanto a coetáneos como a sucesores. En sus manos, hasta las rocas más rígidas e inexpresivas ganaban la maleabilidad de la arcilla y la capacidad de contar historias.
Sin embargo, fue la propia locación en las que se exponen la que proporcionó a Penelope Curtis el germen de lo que sería Arte en piedra. La Pedrera, este inconfundible edificio de Antoni Gaudí en el corazón de Barcelona, es el perfecto emplazamiento para una exposición de este tipo. Pues es, en sí misma, una gigantesca escultura de piedra que desafía la naturaleza de sus propios elementos. Con sus pasillos ondulados y sus formas que recuerdan antes a elementos naturales que al hombre, La Casa Milà es un elemento imprescindible y la primera toma de contacto con el profundo diálogo que pretende alcanzar la exposición. 
Una vez dentro, lo primero que nos da la bienvenida son una serie de fotografías de Aglaia Konrad. Esta colección, entre documental y artística, se enfoca en las canteras de Carrara, origen de algunas de las piedras expuestas. Son una perfecta muestra de que ni siquiera las vetustas e impasibles montañas pueden evitar nuestra influencia para dejarlas irreconocibles. Asimismo, este rincón introductorio sirve para dar un contexto a los aspectos más técnicos del trato de este material y cómo los artistas lo han trabajado.
Más adelante empieza el verdadero cuerpo de la exposición. Penelope Curtis nos empuja a conocer y explorar escultores históricos que, aun residiendo en puntos opuesto del globo, partieron de un punto en común, sus búsquedas por explorar nuevas vías de expresión. Sería casi imposible meter en una única sala todo lo que la escultura en piedra tiene que ofrecer, aunque fuese solo por el peso. La pieza más pesada dentro de la colección alcanza los mil seiscientos kilos.  Sin embargo, Curtis hace una cuidada selección de ocho artistas internacionales. Incluyendo a Hepworth y Moore, la exposición congrega también obras de Hans Arp, Louise Bourgeois, Eduardo Chillida, Naum Gabo, Isamu Noguchi y Jorge Oteiza. Siendo prácticamente coetáneos, la exposición describe sus caminos artísticos, las semejanzas en sus obras, las inspiraciones en común, sus inquietudes y tópicos que compartían. 
Dando un paso más allá, la exposición continúa con una sección complementaria donde nos permite conocer a la siguiente generación de artistas, quienes, influenciados por sus predecesores, llevan este material por nuevos caminos y vertientes del movimiento abstracto. Nombres como Stephen Cox, Ettore Spalletti y Alison Wilding protagonizan esta segunda parte más heterogénea y conceptual, pero siempre manteniendo la piedra como eje de sus esculturas. Para culminar el conjunto artístico, se encuentra una pequeña actividad didáctica, perfecta para los más pequeños. Una muestra de los diferentes tipos de piedras, cada una de un material distinto, que representan los materiales utilizados para este tipo de obras. 
Arte en piedra se puede visitar hasta el 2 de febrero de 2025 en la sala de exposiciones de La Pedrera. Además, para quienes se queden con sabor a poco, la Fundació Catalunya La Pedrera organiza toda una serie de propuestas culturales relacionadas que acompañaran la propia exposición, para expandirla a otros medios y disciplinas artísticas. Entre estas propuestas se encuentra un documental del proceso creativo, un concierto de Júlia Colom sobre las canteras de s’Hostal y un recital en el Foyer del Liceu.
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