“A ustedes que escuchan mi música: gracias por esperarme estos años; necesitaba encontrar el lugar donde todas las canciones ya están escritas”, escribía Arath Herce en un post reciente de Instagram. El cantante mexicano es de cocinar lento, de dejar que las cosas fluyan y maceren con el tiempo que pidan, sin prisas, para conseguir el mejor de los resultados. Así lo demuestra Musas en mí, su segundo álbum, que acaba de publicar.
El caso de Herce es particular: su primer álbum, Balboa (2021), ya estaba listo para salir en 2020, pero llegó la pandemia y tuvo que retrasarlo todo. En ese tiempo de silencio, de reposo, tuvo el espacio para responder preguntas que le habían ido surgiendo: si soy feliz cuando escribo música, ¿por qué quiero compartir mis canciones con el resto del mundo? ¿Qué me impulsa a ello? ¿Viene del ego, de querer reconocimiento? Luego vino un periodo de parón, de no escribir nada; la musa estaba seca. Tras poder reflexionar, vivir nuevas experiencias, enamorarse y abrirse a la creatividad, Arath volvió a escribir. El resultado son estas doce canciones que ahora nos regala; doce temas íntimos, bellos. “Tenía mucho tiempo de no escribir y empezaron a salir las canciones. También me enamoré de mi mejor amiga. Me volví a abrir otra vez a la inspiración, al amor, y creo que este álbum es un poco eso. Volver a uno mismo”, nos cuenta en esta entrevista.
Precisamente ese resurgimiento creativo le dio alas a su imaginación que le permitieron volar en muchas direcciones distintas. Y a pesar de un primer instinto de querer encauzar esa creatividad, al final se dejó llevar. “Me encantan los álbumes con concepto y lo que tú quieras, pero también hay algo que se pierde. No me parece tan genuino cuando es tan matemático. Entonces solté y terminaron viniendo estas canciones que son completamente diferentes: canciones orquestales, canciones con banda y canciones íntimas”, comenta. Gracias a la ayuda del canadiense Leif Vollebekk, con quien conectó gracias a Natalia Lafourcade, Musas en mí se grabó en diez días, en directo, y buscando la intimidad y la vulnerabilidad que indudablemente atraviesan las letras y las producciones.
El día del lanzamiento del álbum, y con un Arath nervioso por que el trabajo viera la luz, nos sentamos a charlar con él y hablar sobre el destino, las musas, su próxima gira, recuperar el niño interior que llevamos dentro, y desafiar los tiempos de la industria.
Hola, Arad, ¿qué tal? Es un gusto hablar contigo. Felicidades por el nuevo álbum, me ha encantado. ¿Cómo van los nervios previos al lanzamiento?
Soy una persona muy nerviosa. Quizá ahorita no porque estoy dormido, que ayer tuvimos una fiesta en el Soho House para festejar la salida del álbum y me dormí muy tarde. Pero ayer estaba muy nervioso con la fiesta, y hoy también lo estoy porque ya va a salir. Ha sido mucho tiempo imaginando y soñando este álbum.
Antes de llegar a él, me gustaría saber cómo viviste la pandemia y cómo te afectó tanto personal como artísticamente.
Venía de mucho ruido, mucha prisa. Estaba a punto de lanzar el álbum pasado y justamente llegó la pandemia. Traía muchas preguntas sobre cuál era la razón por la que me estaba decidiendo a compartir mi música por primera vez, si venía de este lugar del ego, de que alguien me reconociera o yo qué sé. El momento en el que más feliz me siento es cuando estoy haciendo las canciones, entonces cuál era el propósito de compartirlo. Tuve crisis existenciales, preguntas que no había tiempo de responder, y de repente entró la pandemia. A pesar de que fue un momento tan difícil para muchos, a mí me sirvió de respiro.
Platicando con muchos amigos artistas coincidimos con que algo pasó en esos años, esta sensación de silencio interior… Muchas cosas empezaron a surgir. Tenía mucho tiempo de no escribir y empezaron a salir las canciones. También me enamoré de mi mejor amiga. Me volví a abrir otra vez a la inspiración, al amor, y creo que este álbum es un poco eso. Volver a uno mismo.
Platicando con muchos amigos artistas coincidimos con que algo pasó en esos años, esta sensación de silencio interior… Muchas cosas empezaron a surgir. Tenía mucho tiempo de no escribir y empezaron a salir las canciones. También me enamoré de mi mejor amiga. Me volví a abrir otra vez a la inspiración, al amor, y creo que este álbum es un poco eso. Volver a uno mismo.
Qué bonito esto. El disco se titula Musas en mí. ¿Quiénes son esas musas?
En ese momento, después de tanto tiempo sin escribir, sentí una desconexión con mi musa y también conmigo mismo. Escribir es la forma en que uno puede sacar lo que siente. Estas musas las imagino como una energía que tiene que ver mucho con mi niño interior, con el juego. Había perdido eso y lo estaba buscando mucho afuera hasta que me di cuenta que siempre estuvo ahí, dentro de mí, solo había que escucharlo. Por eso el título, Musas en mí, tratando de recordar que no están afuera, sino que están en mí.
“Veo mi música como un diario, como un registro de lo que he vivido. Pero también tomo inspiración de lo que veo y de historias que no son mías, de cosas que imagino. Y esas son partes también, de alguna forma, de tu historia.”
El rol del canadiense Leif Vollebekk ha sido crucial. Ya lo admirabas de antes. ¿Recuerdas qué es lo primero suyo que escuchaste que te cautivó?
Sí, fue Elegy. Lo recomendó otro artista que admiro. La letra tiene mucha percusión, un ritmo muy interesante, y solo está él con el piano y una batería. Me pareció muy loco que con tan pocos elementos pudiera transmitirme tanto. Conocerlo fue increíble, y entender su proceso (él graba siempre solo con un baterista), la importancia que le da al ritmo en sus canciones, me inspiró también mucho.
Natalia Lafourcade fue la que os puso en contacto. ¿Crees en el destino?
A veces me parece imposible no hacerlo. Una vez en una gira empecé a escribir un diario porque me estaba yendo muy mal, me estaba abriendo a alguien. Después de varios días me empecé a dar cuenta cómo se iban resolviendo ciertas cosas, cómo todas las historias se entretejían. Uno no se da cuenta de cómo se entretejen las cosas hasta que las escribes. Entonces, sí, sí lo siento como destino.
Para empezar, Natalia no sabía que yo amaba a Leif. Ellos fueron roomies en Canadá. Cuando me dijo su nombre y me comentó que era su amigo, que había sido su roomie, fue una locura porque yo lo admiraba desde muchos años atrás. Natalia le llamó para preguntarle si le interesaba trabajar conmigo y le mandó mi música. Ese mismo día, Leif había escrito en su diario que estaba un poco aburrido de solo producir su propia música y quería producir para alguien más, y fue mi disco el primero que produjo. Me dijo Natalia que Leif le dijo ‘you’re a witch’, eres una bruja.
Para empezar, Natalia no sabía que yo amaba a Leif. Ellos fueron roomies en Canadá. Cuando me dijo su nombre y me comentó que era su amigo, que había sido su roomie, fue una locura porque yo lo admiraba desde muchos años atrás. Natalia le llamó para preguntarle si le interesaba trabajar conmigo y le mandó mi música. Ese mismo día, Leif había escrito en su diario que estaba un poco aburrido de solo producir su propia música y quería producir para alguien más, y fue mi disco el primero que produjo. Me dijo Natalia que Leif le dijo ‘you’re a witch’, eres una bruja.
Este es un disco muy íntimo, sobre todo temas como Naricita o Nadie me corta el pelo como tú. ¿Cómo te enfrentas a esta especie de desnudez frente al público?
Esas canciones que dices, las que soy yo solo, las grabamos en la madrugada, cuando todos se habían ido del estudio. Éramos nada más Leif y yo. Sí era muy importante para nosotros generar ese momento. También cantaba otras canciones, hacía covers por ejemplo, algunas quedaron grabadas. Pero sí, para mí es muy importante esa intimidad.
Es raro, no lo siento tanto en el escenario cuando canto, pero sí cuando las escucho. He tenido muchas sesiones ahora con plataformas, con disqueras, etc., y escuchar esas canciones y las letras, cuando todos me están viendo, hay ciertas líneas que digo, ay, ¿por qué están escuchando esto? ¿Por qué estoy aquí? Es incómodo, la verdad.
Es raro, no lo siento tanto en el escenario cuando canto, pero sí cuando las escucho. He tenido muchas sesiones ahora con plataformas, con disqueras, etc., y escuchar esas canciones y las letras, cuando todos me están viendo, hay ciertas líneas que digo, ay, ¿por qué están escuchando esto? ¿Por qué estoy aquí? Es incómodo, la verdad.
Lo puedo entender. Hay actores que dicen que no les gusta ver su propio trabajo en pantalla porque sienten cringe. Entiendo que para los cantantes puede ser lo mismo.
Claro. Y supongo que si la gente no te conoce puede apreciar estos detalles en las canciones y se convierte en algo más universal. Pero cuando la gente sí te conoce y estás escuchando esos detalles, saben exactamente a qué te refieres y son cosas que a veces te puedes sentir muy desnudo o incluso puedes herir a alguien.
Hiciste un parón entre tu último disco y el actual con tal de vivir nuevas experiencias y volver con algo que decir, como has declarado en otras entrevistas. ¿Siempre partes de tu propia vida para escribir y cantar?
Sí, creo que es inevitable que lo que sea que escribas sea autobiográfico, hables o no hables de ti. Definitivamente veo mi música como un diario, como un registro de lo que he vivido. Pero también tomo inspiración de lo que veo y de historias que no son mías, de cosas que imagino. Y esas son partes también, de alguna forma, de tu historia. Quizá no tan literalmente, pero del subconsciente. Lo que uno imaginó en su vida también es parte de su vida. En ese aspecto, creo que dejar registro de eso también es igual de autobiográfico que dejar registro de lo que pasó hoy en la mañana.
Desafías los tiempos de la industria con las canciones, algunas sobrepasan los cinco minutos. ¿Por qué crees que es importante rebelarse contra el algoritmo?
Creo que lo importante es darle a la canción lo que necesita. Cuando he hecho estas canciones más largas de lo normal, jamás estoy pensando en la industria. Es más bien lo que necesita la canción, o si siento que no he terminado de decir lo que quiero decir. Se me hace muy tonto limitar a la musa o a una canción por un estándar que puede cambiar. Hace años había estas canciones larguísimas de Beethoven o de Mozart, y ahora cambió a tanto, y quién sabe cuánto dure mañana, treinta segundos en TikTok. No importa, la canción es la canción y tienes que darle lo que ella quiere, no hay más. Conozco canciones mucho más largas, de Bob Dylan por ejemplo, de quince minutos. Si no te aburren y tienes algo que decir y puedes seguir diciéndolo, me parece increíble.
“Hace años había estas canciones larguísimas de Beethoven o de Mozart, y ahora cambió a tanto, y quién sabe cuánto dure mañana, treinta segundos en TikTok. No importa, la canción es la canción y tienes que darle lo que ella quiere, no hay más.”
¿Pero te has tenido que pelear mucho? El artista crea lo que él considera, pero luego hay mucha gente detrás de un disco: productores, disqueras, gente de marketing, etc.
La verdad he tenido suerte, han confiado en mí. Siempre se nota el favoritismo por las canciones más cortas, más concisas, pero es imposible contar todas las historias que uno quiere de una misma forma. Puede ser una canción larga, o triste, o muy lenta, y no puede limitar uno las emociones que está dispuesto a imprimir solo por un interés comercial.
En este álbum hay unas canciones con unos instrumentales más grandilocuentes, como Aquí viene la ola o Musas en mí. ¿Qué te ha parecido adentrarte en estas producciones más ambiciosas? ¿Es algo que quieres explorar más?
Totalmente. Cuando empecé a escribir el álbum, esas fueron las primeras canciones que me llegaron. Mi concepto en un inicio fue hacer un disco completamente orquestal, y en el momento que dije eso, mi musa se rebeló y dijo, tú no vas a decir qué va a ser tu proyecto, y me empezó a mandar completamente lo contrario. Por mucho tiempo estuve evitando hacerle caso pero después dije, quiero hacer un álbum que sea libre. Estas canciones que estoy escribiendo hablan del deseo de ser libre y no puedo cerrarme por un concepto.
Me encantan los álbumes con concepto y lo que tú quieras, pero también hay algo que se pierde. No me parece tan genuino cuando es tan matemático. Entonces solté y terminaron viniendo estas canciones que son completamente diferentes: canciones orquestales, canciones con banda y canciones íntimas. Terminó siendo una especie de white album, tres formatos distintos y formas de grabar muy distintas. Aunque todo fue en vivo, esa misma semana y con los mismos músicos. Hay algo que lo une. Y al final es mi vida también.
Me encantan los álbumes con concepto y lo que tú quieras, pero también hay algo que se pierde. No me parece tan genuino cuando es tan matemático. Entonces solté y terminaron viniendo estas canciones que son completamente diferentes: canciones orquestales, canciones con banda y canciones íntimas. Terminó siendo una especie de white album, tres formatos distintos y formas de grabar muy distintas. Aunque todo fue en vivo, esa misma semana y con los mismos músicos. Hay algo que lo une. Y al final es mi vida también.
Tras un álbum acostumbra venir una gira. No sé si nos puedes adelantar algo al respecto.
Sí, estamos afinando los últimos detalles. Es algo que me emociona mucho realmente. Es la última parte, va a ser mi recompensa. Ahorita se siente como dar y, no sé, necesito algo, si no me voy a quedar vacío. Pero estamos con eso. Es una gira muy interesante de trabajar porque las canciones son muy diferentes. Las orquestales hay que ver cómo aplicarlas en vivo.
Justo lo decías antes, que hay canciones muy diferentes entre sí.
Sí. Cuando fui con Leif a Canadá e íbamos a escoger los músicos, asistimos a muchos conciertos allí. Recuerdo uno en que un músico estaba tocando la batería con una mano y con la otra tocaba un sintetizador, y luego el bajista tocaba el bajo con un pedal y hacía que de repente sonara como una guitarra. Eran pocos músicos pero sonaba como algo más grande porque eran multinstrumentalistas. Entonces tengo muchas ganas de hacer lo mismo en esta gira, hacer que suene más grande siendo un formato reducido.
Hablando de tu espectáculo en vivo, ¿cómo se crea esa atmósfera de intimidad cuando hay cientos o miles de personas viéndote?
No tengo idea (risas). Hay un documental que vi hace mucho y que justo estaba volviendo a ver esta semana de Leonard Cohen, Bird on a Wire, y es de una gira donde todo es un desastre: el sonido no funciona, hay problemas con el público, violencia con los policías, etc. Y él está tratando de vivir en el momento y dar lo mejor de sí, meterse en la canción lo más posible y estar en un estado de gracia. Es muy difícil pero eso es a lo que uno aspira. La única forma de crear esa intimidad es tratando de conectar con la intención de mantener esa frescura.
Grabando el disco, Leif puso la norma de no hacer más de tres tomas; si una canción o parte de la canción no quedaba en esas tres, lo intentábamos otra vez al día siguiente (y solo teníamos tres tomas más ese día). Es frustrante porque quieres una cuarta, pero Leif sabía que así nos mantendríamos atentos. Siento que es lo mismo con el público. Quiero que no se convierta en algo de piedra sino en mantener la creatividad abierta, que cada noche sea algo diferente. No planeo llevar secuencias, lo que va a hacer que estemos más en el presente. No va a haber otra opción.
Grabando el disco, Leif puso la norma de no hacer más de tres tomas; si una canción o parte de la canción no quedaba en esas tres, lo intentábamos otra vez al día siguiente (y solo teníamos tres tomas más ese día). Es frustrante porque quieres una cuarta, pero Leif sabía que así nos mantendríamos atentos. Siento que es lo mismo con el público. Quiero que no se convierta en algo de piedra sino en mantener la creatividad abierta, que cada noche sea algo diferente. No planeo llevar secuencias, lo que va a hacer que estemos más en el presente. No va a haber otra opción.
Ya para acabar. Ayer saliste de fiesta, pero ahora que sale oficialmente el álbum, ¿cómo esperas celebrar el lanzamiento? ¿Otra fiesta? ¿Dormir quince horas seguidas?
Ayer fue más bien una presentación. Vinieron amigos de Veracruz, que es donde vivo, y les prometí que iba a salir. Pero en realidad lo que más quiero es dormir una semana. Y escribir otro disco, la verdad.
¿En serio? ¿Tan seguido?
Sí, tengo ganas de seguir escribiendo. Es loco porque este álbum lo empecé a escribir desde que estaba sacando el pasado. Ayer una artista que también admiro mucho que fue a la fiesta me decía, me inspiras mucho, yo también me quiero tardar. Pero yo no me tardé intencionalmente, llevo escribiendo desde que salió el otro disco.

