Un encuentro casual en Helsinki cambió para siempre sus vidas. Anna & Eugeni Bach son dos arquitectos, diseñadores y docentes que, en los últimos años, han conseguido hacerse un hueco en el panorama arquitectónico y artístico internacional con proyectos de todo tipo: desde viviendas en el Ensanche de Barcelona hasta proyectos en Finlandia, pasando por instalaciones artísticas e incluso un libro presentado recientemente. Ganaron el premio AJAC para jóvenes arquitectos con el primer proyecto que realizaron juntos, y que marcó el inicio de una carrera brillante con más galardones y nominaciones. Con una trayectoria y una visión tan interesantes, decidimos descubrir las mentes que conforman esta pareja tan brillante.
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La primera pregunta es un poco obvia, pero ¿cómo y dónde os conocisteis?
Anna: Nos conocimos en Helsinki, por casualidad, en una fiesta en el Finlandiatalo, un magnífico edificio de Alvar Aalto. Los dos estábamos estudiando arquitectura: yo en Helsinki, y Eugeni en Barcelona. Así que los viajes, durante varios años, fueron frecuentes.
¿De quién fue la idea de montar el estudio? ¿Y cómo evolucionó esta idea hasta convertirse en realidad?
Eugeni: No fue una idea premeditada… Yo pasé un tiempo trabajando en Helsinki después de acabar la carrera, pero llegaron algunos proyectos importantes al estudio de mi padre y volví a Barcelona para llevarlos a cabo. Al mismo tiempo, llegaron otros encargos más pequeños que empezamos a hacer con Anna… y poco a poco, sin casi darnos cuenta, llegamos hasta el momento actual.
El abanico de posibilidades que ofrecéis es muy amplio: tanto proyectos a nivel urbanístico como a nivel doméstico, además de diseño de interiores e industrial, e incluso instalaciones artísticas. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene ser tan polivalente?
Somos muy curiosos y nos gustan tanto los retos como descubrir cosas nuevas. Seguramente por eso hacemos tantas cosas, y no solo desde el ámbito del estudio. También damos clases en la universidad (Anna en EINA y Eugeni en la ETSAB y en La Salle URL), organizamos ciclos de conferencias, de cine y arquitectura, editamos –junto a otros estudios– la revista-fanzine Aproximacions, comisariamos exposiciones… Y acabamos de publicar un libro, Más vivienda por menos, destinado al público en general y con el objetivo de acercar la arquitectura a la sociedad; todo esto, además de estar trabajando en nuestras tesis doctorales… La suerte que tenemos es que todo lo que hacemos nos gusta, lo disfrutamos y nos apasionamos con ello, así que los límites siempre se van expandiendo.
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A pesar de disfrutar con todos los trabajos que realizáis, seguro que tenéis alguna parte del proceso preferida… ¿Qué os gusta más a cada uno y por qué?
Todas las partes de un proyecto son interesantes, pero puede que nos agraden especialmente dos momentos específicos: el inicio, donde definimos los conceptos básicos y las ideas que van a regir todo el proceso, y el final, donde ves cómo todo aquello que has pensado, desarrollado y definido durante tanto tiempo acaba cobrando vida y siendo ocupado por el cliente, quien lo incorpora a su vida cotidiana. Son dos momentos especiales porque aúnan teoría y práctica, aunque, por otra parte, no podrían existir sin un proceso intermedio que les dé sentido y que consiga trasladar los conceptos iniciales a un espacio físico final. Sin este proceso, sería imposible enlazar la materialidad con las ideas.
Además del mundo del diseño y la arquitectura, también habéis hecho algún proyecto más gráfico, como las ilustraciones del ciclo de cine “Arquitectura y Naturaleza” (2013). ¿Cómo surgió esta iniciativa? Y por curiosidad, ¿cuál es vuestra peli favorita?
Las ilustraciones para este proyecto surgieron porque Eugeni coordinaba este ciclo comisariado por Ricardo Devesa y que organizaba el ArquinFAD junto a la Filmoteca de Catalunya. Al plantear la comunicación, pensamos que sería bueno dar una unidad gráfica a todos los carteles, así que Anna hizo las ilustraciones, y el equipo de esiete se encargó del resto de la gráfica. Al año siguiente, Eugeni comisarió el ciclo El espacio como protagonista, y volvimos a hacer las ilustraciones. Sin embargo, esta vez decidimos darle una gráfica muy distinta, con un guiño a la obra de Jiri Kolar.
Respecto a nuestra película favorita, es imposible decir solo una… Ahí están Fritz Lang, Billy Wilder, Fellini, Antonioni, Kurosawa, Kaurismäki, Jarmusch, Haneke, Tarantino… Pero nos vamos a mojar, y puestos a decir una, Anna elige Irma la dulce de Billy Wilder, y Eugeni, La cinta blanca de Michael Haneke. ¡Aunque podríamos decir muchas otras con la misma convicción!
Si pudieseis trabajar con algún arquitecto que ya no esté entre nosotros, ¿a quién elegiríais y por qué? ¿Y qué os gustaría hacer con él?
Es curioso, porque existen muchos arquitectos cuya obra nos apasiona, pero si se trata de trabajar con alguno de ellos, los dos coincidimos: sería con Charles Moore. ¡Y la razón principal es que seguro que nos lo pasaríamos en grande! A través de sus proyectos, entrevistas en la televisión o en sus libros y artículos, nos da la impresión de que Moore era uno de estos arquitectos que proyectaba tal y como era él mismo. Y teniendo en cuenta obras como el Sea Ranch, el Kresge College, o sobre todo sus casas unifamiliares –tan sencillas y a la vez complejas, y tan repletas de sentido del humor–… ¡parece haber sido todo un personaje!
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Personalmente, me encanta la instalación Afinidades electivas, en la que hicisteis 5 moodboards de inspiración y referentes (“Multiplicidad”, “Imperfección”, “Materialidad”, “Vida y Tiempo” y “The Unexpected Little Twist”) y construisteis cinco maquetas basadas en estos conceptos. ¡Supongo que disfrutasteis mucho haciendo este proyecto! Contadme más sobre él.
Las afinidades electivas era una exposición-instalación-conferencia sobre nuestra obra que empezó en el Colegio de Arquitectos de Girona y luego viajó a Barcelona y a Tarragona. Se trataba de una instalación donde, en lugar de mostrar nuestros proyectos, explicábamos cuáles eran nuestros referentes (tanto arquitectónicos como vitales) y los agrupábamos en estos cinco conceptos. La propia instalación recogía estos temas para disponer centenares de fotografías sobre nuestro imaginario y, a la vez, sostener en el centro seis maquetas de algunos de nuestros proyectos basados en esos conceptos.
El objetivo era sacar todo el partido al formato expositivo y a la vez abrir y explicar nuestro cajón de sastre. Disfrutamos mucho organizándolo porque nos sirvió también para ordenar las ideas y hacer una pequeña pausa para reflexionar sobre nuestro propio trabajo.
Uno de vuestros últimos proyectos es un edificio en Poblenou con un jardín comunitario, vivienda auto climatizada, y apartamentos con módulos de armarios desplazables. Habladme un poco sobre todo esto: qué innovaciones aportáis y por qué creéis que es importante incorporarlas en las nuevas construcciones.
Este proyecto parte de un concurso de innovación en la vivienda al que fuimos invitados. En esta propuesta quisimos proponer una serie de innovaciones que habíamos ensayado en otros proyectos y que fueran totalmente factibles y realizables en un proyecto de vivienda social real. Nuestra propuesta reunía una serie de soluciones como las que comentas (viviendas autoclimatizadas de manera natural, adaptables al crecimiento de una familia a lo largo del tiempo a través de tabiques, armarios desplazables, habitaciones satélite para usos especiales, etc.), pero lo más importante del proyecto era la idea de potenciar los espacios comunes como espacios de sociabilidad, y la definición de unos espacios que permitieran compartir usos y recursos entre los vecinos. Esta condición social de la arquitectura nos parece básica, y es la que puede conseguir, incluso a pequeña escala, mejorar nuestro entorno, y no solo el de los espacios privados, sino también a nivel comunitario y de espacio público. En el fondo, nuestro fin último como arquitectos, y como ciudadanos, ¡es hacer un mundo mejor!
Hablando de Poblenou, ahora es un barrio que está creciendo y cambiando, y que se está poniendo de moda. ¿Cómo esperáis que siga su evolución? ¿O cómo os gustaría que fuera?
Sí, tienes razón… y de algún modo es peligroso. Que un barrio se esté poniendo de moda puede ser bueno, pero no es un hecho que, en sí mismo, veamos como algo positivo. En Barcelona tenemos ejemplos de cómo muchos barrios, a través de una excesiva presión de la industria turística, o a través de procesos de gentrificación, han acabado convirtiéndose en simples escenarios sin un tejido social que les dé sentido. Y estos procesos, que empezaron ya hace años en barrios como Ciutat Vella, el Born o la Barceloneta, se están expandiendo al Poblenou, el Poble Sec o el Eixample.
En una conferencia de hace unos pocos años en el CCCB, Marina Garcés explicaba muy bien estos fenómenos bajo el término de “extractivismo,” y lo asimilaba a lo que sucedía en las colonias de los grandes imperios en el siglo XIX, donde se explotaba un cierto recurso natural hasta agotarlo, destruyendo el tejido social y cultural porque el monocultivo los había sepultado. De alguna manera, es lo mismo que nos pasa en Barcelona con el turismo. Es necesario actuar, desde la administración –y también desde la ciudadanía–, para evitar que estos procesos acaben degradando nuestra ciudad y, como se ha dicho muchas veces, esta acabe muriendo de éxito.
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En el proyecto de instalación Transportar proponíais trasladar las ruinas del anillo de la Plaza de las Glorias de Barcelona a la Plaza Catalunya, para hacer un mirador contemporáneo. Me parece una idea que conjuga el sentido del humor con las pinturas sobre ruinas que triunfaron durante el Romanticismo. ¿Cuál era el objetivo detrás de esta idea? ¿Qué mensaje queríais enviar?
Esta instalación está estrechamente ligada con el tema que comentábamos anteriormente. Bajo el título de Transportar, para el tercer número de la revista-fanzine Aproximacions, propusimos trasladar los escombros del derribo del anillo de la Plaza de las Glòries al centro de la Plaza de Catalunya. Allí, construíamos un mirador, como una ruina romántica y un nuevo monumento al que se podría subir y contemplar la ciudad desde la distancia. Evidentemente, jugábamos con el sentido del humor para hablar de estos procesos de alienación de la sociedad hacia su propia ciudad y en favor de un turismo de masas simplemente observador.
El año pasado os nominaron a los Premios Mies van der Rohe, el anterior ganasteis tres premios FAD (el Internacional, el de Opinión Interiorismo y el de Opinión Internacional). Además, ya habéis estado nominados y habéis sido finalistas en muchos otros. ¡Menuda carrera! ¿Cómo os sentisteis la primera vez que ganasteis uno?
Nuestro primer premio fue para nuestro primer proyecto, la Casa en Gaüses, cuando esta todavía no se había construido. La presentamos a los Premios AJAC para jóvenes arquitectos y ganamos en la categoría de proyectos no construidos. Una vez finalizada, la presentamos a los premios FAD, ¡y allí ganó el Premio FAD de la Opinión! Después de aquello, vinieron más reconocimientos también para otros proyectos, en los Premios FAD, en la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, en los Premios Mies van der Rohe… En este sentido, ¡no podríamos pedir más! Estos reconocimientos nos hacen muchísima ilusión, tanto los primeros como los últimos, y seguimos emocionándonos con estos premios. Significan que la gente valora tu trabajo, y muchas veces suponen un buen empujón para uno mismo para seguir haciendo y creyendo en lo que haces.
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Por lo que se ve, estáis muy ocupados actualmente…¿Cómo se plantea el futuro a corto plazo? ¿Seguiréis con tanto trabajo?
En el último año hemos notado que aparecen más propuestas y posibilidades de proyectos nuevos, y tenemos la suerte de que hay gente interesada en nuestro trabajo que nos contacta para empezar nuevos encargos. Esperemos que así sea, y que el futuro sea generoso no solo con nosotros, ¡sino con mucha otra gente que lo merece!
Los sectores de la construcción y de la arquitectura han sido de los que más han sufrido la crisis, y ahora parece que empiezan a remontar. ¿Podríais dar algún consejo a los jóvenes arquitectos y diseñadores para hacerse sitio en un mundo que todavía sigue débil?
Acostumbramos a dar muchos consejos a nuestros alumnos, y al final nos damos cuenta de que son consejos que sirven tanto para la profesión como para la vida en general. Son muchos, algunos muy específicos y otros muy genéricos, pero al final, podrían resumirse simplemente en lo siguiente: sed curiosos, y generosos. ¡Nosotros intentamos serlo!
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