Ana Rodríguez ha desarrollado su trayectoria creativa en ámbitos como la moda, la cerámica y el diseño gráfico. Bajo el sello de Ana Rod la creadora plástica nos muestra sus esculturas funcionales y nada convencionales, con texturas y llenas de color, influenciadas por sus viajes por el continente americano tras absorber lo que le rodea. En palabras de la artista: “Es un estilo bastante libre, sin miedo al color y al juego”.
No solo tiene su propia firma de jarrones abstractos hechos con arcilla, sino que también ha hecho colaboraciones con artistas como Marco Oggian y exposiciones en formato presencial como Síntropia en Deseo Gallery de Barcelona. Su creatividad no tiene límites y tras descubrir otras facetas durante la cuarentena, se avecinan nuevos proyectos de lo más originales.
Cuéntanos cómo una estudiante de diseño de moda termina por dedicarse a la escultura. ¿De dónde viene esta pasión por la cerámica? ¿Te sentiste cercana a otras disciplinas artísticas mientras estudiabas?
Empecé estudiando moda y terminé dedicándome a la escultura porque yo entendía que tenía que dedicarme a algo creativo, y quizás me parecía que al acuñarlo como 'diseño' me daba menos miedo que lo puramente denominado 'artístico'. También al vivir en A Coruña tenía mucha gente en mi entorno que trabajaba para Inditex, y eso me despistó. Cuando tenía 18 años veía gente aburrida currando en despachos y los diseñadores de Zara me parecían lo más, algo diferente dentro del mundo que me rodeaba en mi ciudad. Lo perdida que puede estar una… ¡Con lo que hubiera disfrutado estudiando Bellas Artes! Lo bueno es que, aunque a veces nos cueste creerlo, una siempre puede rectificar el rumbo.
La parte buena es que en moda tocaba muchos palos, desde dibujo e historia del arte hasta fotografía. Y si eres un poco curiosa, puedes investigar un poco más allá e ir añadiéndolo a tu saber.
La parte buena es que en moda tocaba muchos palos, desde dibujo e historia del arte hasta fotografía. Y si eres un poco curiosa, puedes investigar un poco más allá e ir añadiéndolo a tu saber.
¿Cómo describirías tu estilo creativo?
Me resulta complicadísimo responder a esto siempre que cae la pregunta. Es un estilo bastante libre, sin miedo al color y al juego. Pero está claro que se me da mejor hacerlo que explicarlo.
Tengo entendido que pasaste una temporada en Latinoamérica y en Nueva York. ¿Cómo han influenciado estas experiencias culturales en tu ámbito artístico?
Ojalá hubieran sido años, pero todo deja su peso. Sobre Latinoamérica es arriesgado resumir pero, por apuntar algo, diría que el uso de color en sus artesanías, en su arquitectura y en sus vestimentas me resultó cautivador. Por otro lado, Nueva York es vibrante, lo que dan son ganas de hacer cosas, todo te parece posible.
No solo tuviste la oportunidad de crear una colección de jarrones junto al artista Marco Oggian, sino que también fueron expuestos en Flaco Studio. ¿Cómo fue trabajar como dúo creativo?
Fue súper fácil con Marco. Los dos entendimos muy bien el universo creativo del otro. Trabajamos sobre algunas ideas bocetadas y con otras solamente tomamos elementos de su imaginario y los llevamos a mis formatos, jugando. En eso nos parecemos mucho los dos. La parte del disfrute como parte inherente del trabajo la tenemos muy interiorizada. Trabajar con él es un disfrute.
¿Qué te inspira para dar forma a estos objetos escultóricos y funcionales?
Creo que las personas creativas somos esponjas (ya que estábamos hablando de Marco, creo haber leído por un algún sitio que usa esta metáfora, pero él habla de 'aspiradoras'). El caso es que creo que absorbemos lo que nos rodea, pasa por nuestro sistema personal y luego el resultante es un todo, donde no necesariamente puedes distinguir de dónde viene cada cosa. No puedo aislar cada influencia y ver cómo me inspira. Lo que sí puedo elegir, en parte, es lo que quiero ver, sentir y experimentar para nutrir esa inspiración.
Tus piezas abstractas son como collages en 3D, ¿qué esperas transmitir con ellas?
La única pretensión que podríamos decir que tengo respecto a terceros, es que mi trabajo permite una recreación estética en el observador. Que el disfrute que yo he sentido realizándolas se transmita.
Sueles elegir la arcilla a la hora de crear. ¿Por qué este material y no otros? ¿Es menos costoso trabajar utilizando esta técnica?
Elegí la arcilla tras experimentar con resinas, cemento, escayola... y aunque resulte un proceso más laborioso, aúna varias características que me resultan muy atractivas: puedo modelar con calma la pieza, resulta un material agradable (parece una tontería, pero hay otros que resultan odiosos por las texturas, la toxicidad...) y es un campo de aprendizaje infinito. Una vida no alcanza. De todos modos, me gusta mucho la mezcla de materiales que no suelen encontrarse generalmente juntos, por lo que acabaré aplicando algo de mi experimentación anterior con otros materiales en futuras piezas.
Pasemos a hablar del proceso creativo que utilizas para llegar a estas piezas. ¿Sueles tener claro como será el resultado final o te dejas llevar sobre la marcha? ¿Qué es más complicado: el proceso de dar forma o elegir los detalles como el color y la textura?
Cuando trabajaba en moda el proceso lo tenía muy claro: buscar un tema, investigar, saturar el ojo de ese tema o concepto, hacer un moodboard y desarrollar. Ahora no uso nada de eso. Me pongo, me arremango y empiezo a probar. ¿Por qué así? Pues quizás porque tenía que aprender a trabajar un material de cero, tenía que aprender las técnicas y me enfrenté al cacho de barro con pocas expectativas, pero acabaron saliendo cosas. Entonces adopté este modo de trabajo. Es la manera más inocente de ponerse a hacer algo, aprender y dejarte llevar. Hay veces que también tengo una idea que viene cuando menos me lo espero, como una imagen borrosa de 'algo que podría ser' y entonces sí que trabajo un poco más direccionada.
Cuando trabajo en la forma y la textura digamos que pienso con las manos, y dejo que vaya saliendo todo de manera menos planeada. En cambio, para el color me toca imaginar más, una vez la pieza está modelada. Ahí siempre me parece que se despliega la visión de universos paralelos, donde una misma pieza podría ser infinidad de piezas diferentes según la combinación de colores que se elija. ¿Cómo resuelvo eso? Visualizo el resultado de todas las opciones que manejo, durante varios días, a veces. Y cuando vuelvo a la pieza, una de esas opciones prevalece. ¡Ya tenemos el color!
Cuando trabajo en la forma y la textura digamos que pienso con las manos, y dejo que vaya saliendo todo de manera menos planeada. En cambio, para el color me toca imaginar más, una vez la pieza está modelada. Ahí siempre me parece que se despliega la visión de universos paralelos, donde una misma pieza podría ser infinidad de piezas diferentes según la combinación de colores que se elija. ¿Cómo resuelvo eso? Visualizo el resultado de todas las opciones que manejo, durante varios días, a veces. Y cuando vuelvo a la pieza, una de esas opciones prevalece. ¡Ya tenemos el color!
Justo unos días antes del confinamiento pudiste mostrar tus creaciones de la muestra Sintropía en Deseo Gallery de Barcelona. ¿Trabajaste estas piezas desde un terreno más íntimo?
Exponer en el espacio de Jorge Subieta fue una experiencia estupenda, él es un fenómeno. Sabe muy bien lo que se hace, y yo soy una preguntona y aprendí un montón de cosas conversando con él. Tuvimos la mala pata de que la inauguración fue justo el fin de semana anterior a la declaración del estado de alarma. ¡El último fin de semana de los de antes! Vino gente estupenda al opening y puede charlar con gente que veía por primera vez mi trabajo. Esa parte siempre me crea sentimientos encontrados, porque siento un cierto pudor al ver a la gente que mira lo que hago. Pero siempre se puede sacar lo bueno de todo.
Aparte de trabajar con el barro, ¿descubriste alguna faceta artística nueva durante los meses que estuvimos encerrados? Si es así, ¿tienes pensado tirar por este camino también?
¡Sí! Porque una no sabe estarse quietecita. Yo siempre tengo ideas en el tintero, cosas a medio hacer, así que aproveché que no podía darle a la arcilla, para ponerme, por un lado, con trabajo digital sobre unas ilustraciones gráficas muy chulas) y unos trabajos sobre metacrilato en formato de pared, que actualmente están expuestos en una colectiva del Ayuntamiento de la Coruña sobre el uso del color y la pandemia. Y sí, seguiré trabajando en esas líneas también.
Pero tu trayectoria expositiva no termina aquí, ya que tuviste la oportunidad de exponer algunas de tus obras en Marte 2020, la Feria de Arte Contemporáneo de Castellón. ¿Cómo fue esta fugaz vivencia? ¿Se pudo disfrutar de la exposición más allá del formato presencial?
Estar en Marte, que fue del 5 al 8 de noviembre, fue un subidón total. Justo se iniciaba Marte Espacio Cerámico para el fomento y promoción de la cerámica contemporánea y gracias a Eduardo, de Espacio Nuca, puede estar ahí. Evidentemente ni la afluencia ni el ambiente era como antes de la pandemia, pero se hicieron las cosas muy bien. ¡Y se podía visitar la feria de manera virtual!
Para terminar, ¿en qué andas metida últimamente? ¿Nos puedes contar algo de tus nuevos proyectos?
Metida, metida... ¡estoy en el taller! ¡Qué no salgo ni a la calle! (Risas) No, es serio... Pues estoy intentando investigar con eso que comentaba de la mezcla de materiales. Al vidrio soplado le tengo unas ganas locas. Piezas combinadas con cerámica y vidrio danzan por mi cabeza...
Luego, en la otra vertiente de las láminas y los cuadros que mencionaba antes, pretendo tener algo en la web lo antes posible.
Luego, en la otra vertiente de las láminas y los cuadros que mencionaba antes, pretendo tener algo en la web lo antes posible.