Alba Galocha aprendió a habitar su cuerpo dos veces. Primero como modelo, luego como artista. La primera le fue dada, a sus veinte años, como un destino ajeno. La segunda fue más consciente. No se conformó con ser imagen; quiso moldearla, romperla y rehacerla con sus propias manos. Ser modelo es prestarse a la mirada de otros. Ser artista, en cambio, es aprender a mirar. Y así lo hace en esta nueva exposición: Estaba bien ahí, donde estaba, en mi cuerpo.
“Esta exposición es parte de un camino que empezó hace unos años y continúa”, dice. Desde su tránsito del modelaje al arte, Alba ha recorrido un proceso de autoconocimiento en el que la piel deja de ser frontera y se vuelve materia. La porcelana y la tela son sus lenguajes: materiales que se adaptan, se rompen, se moldean, que nos recuerdan que la belleza no está en lo pulido, sino en la grieta. En Estaba bien ahí, donde estaba, en mi cuerpo, plasma la relación íntima entre su identidad y su cuerpo, un espacio de reconciliación con su rostro donde encierra preguntas, se replantea, se busca.
En esta conversación, llena de movimiento, descubrimos que cada obra es solo un eslabón más en su evolución. Nos invita a mirar más allá de la forma, a encontrar en la materia el pulso de lo humano, lo verdadero.
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Rosalía de Castro escribió: "Non me esquecín, non. Eranche as campanas do pobo natal, que de lonxe oían coma un doce salmo, coma un canto triste que me fai chorar…". Alba, ¿qué te transmite este fragmento?
Saudade en estado puro, como casi toda la obra de Rosalía, habla del anhelo, la nostalgia, el haber conocido y desear poder volver a ese instante que, desde aquí, ya no es y nunca podrá volver a ser. Es precioso y realmente emotivo, gracias por traerlo aquí.
En Estaba bien ahí, donde estaba, en mi cuerpo, ¿qué sonidos, emociones o susurros querías materializar?
Me resulta muy interesante que lo primero que preguntes sea acerca del sonido, ya que tiene bastante peso en la muestra, estando presente en dos de las piezas. Tengo la sensación de que, con la exposición, estoy creando un espacio seguro y de calma para el cuerpo. Este está presente en todas las piezas, pero físicamente todavía no está ahí; es como si estuviera preparando el terreno. Realmente busco calma y silencio, espacio.
El título de la exposición suena a una afirmación que llega después de una lucha. ¿Qué piedras has tenido que remover para encontrarte con esta obra?
He tenido que darle valor a mi cuerpo, continente y contenido. Hacerme consciente de lo importante que es tener conciencia del espacio que habitamos y ocupamos. Políticamente, creo que es importante cuestionarse como cuerpo femenino en la sociedad actual. Fui una niña en los 90 y ahora, con 35 años, busco estar en paz con mi apariencia física, tan expuesta y utilizada por otros debido a mi profesión como modelo.
He leído mucho y la teoría la sé, pero la práctica oscila, y hay días. Esta exposición es parte de un camino que empezó hace unos años y continúa. Creo que eso es lo bonito de las prácticas artísticas: todo es proceso, y las muestras son pequeños hitos, pero la búsqueda, el trabajo y el estudio continúan; no es finito.
He leído mucho y la teoría la sé, pero la práctica oscila, y hay días. Esta exposición es parte de un camino que empezó hace unos años y continúa. Creo que eso es lo bonito de las prácticas artísticas: todo es proceso, y las muestras son pequeños hitos, pero la búsqueda, el trabajo y el estudio continúan; no es finito.
Justo te iba a preguntar por esa etapa, ya que la última vez que te entrevistamos estabas más enfocada en el modelaje. ¿Cómo sentías tu cuerpo y tu rostro en aquel momento?
Creo que no era consciente y, de alguna manera, lo daba por sentado. A la vez, había un poco de rebelión hacia mí misma y, sobre todo, hacia mi profesión. Me dejaba llevar por lo que “debía ser”, algo que derivaba en mucha exigencia por un lado y en cero atención a lo que realmente necesitaba. Siento que he tardado bastante tiempo en saber quién soy y qué es lo que quiero.
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Tu manera de crear parece oscilar entre el arrebato y la contemplación, como si a veces brotara de un impulso visceral y otras respondiera más a una pausa más consciente. ¿Cómo navegas entre esos dos estados al dar forma a tus piezas?
Depende del momento y desde dónde esté trabajando. Hay un momento más emocional e introspectivo, que tiene que ver con la pulsión del cuerpo, y otro más conceptual, relacionado con el pensamiento, las inquietudes, las lecturas y los temas que están presentes en mi cabeza. El trabajo con moldes cerámicos también requiere una planificación mucho mayor que el trabajo textil y de bordado. La técnica utilizada influye en el proceso de creación.
En general, en esta muestra, la creación ha sido más contemplativa. Partiendo de dos ideas, comencé el proceso de producción. Es la primera exposición que trabajo así y está siendo muy enriquecedora, porque el concepto inicial sigue nutriéndose y evolucionando con el proceso de producción.
En general, en esta muestra, la creación ha sido más contemplativa. Partiendo de dos ideas, comencé el proceso de producción. Es la primera exposición que trabajo así y está siendo muy enriquecedora, porque el concepto inicial sigue nutriéndose y evolucionando con el proceso de producción.
¿Hubo alguna de estas piezas que te costara hacer porque implicaba enfrentarte a emociones demasiado intensas?
No, de un tiempo a esta parte, he aprendido a disfrutar de todo, a priorizar el estar bien y en calma. No creo en el tormento para la creación; creo que es una forma tóxica y destructiva para con el cuerpo. He llorado en el proceso, pero siempre ha sido de emoción. La verdad es que estoy disfrutando mucho la sensación de crecimiento profesional que estoy experimentando. Me siento muy orgullosa y creo que nunca me había sentido así de bien.
La porcelana es frágil, la tela flexible. ¿Por qué estos materiales? ¿Cómo dialogan con tu cuerpo?
En realidad, creo que la porcelana tiene una apariencia frágil, pero es más resistente de lo que comúnmente se cree. Eso se parece bastante a la idea que tenemos del cuerpo, que, a la hora de la verdad, es más fuerte de lo que pensamos. La tela es maleable, al igual que el cuerpo, y, de forma inconsciente, empecé a utilizarla como metáfora del mismo.
Tanto la porcelana como la tela son materiales que cambian y se adaptan, y, naturalmente, ambas tienen un color que siento que transmite mucho sin ningún esfuerzo; no necesita disfraz.
El tercer material con el que trabajo, y que ha sido muy importante en la producción de esta exposición, es la escayola, con la que hago los moldes para las reproducciones en porcelana. Es un material que me gusta mucho y al que creo que puedo sacarle mucho partido.
Tanto la porcelana como la tela son materiales que cambian y se adaptan, y, naturalmente, ambas tienen un color que siento que transmite mucho sin ningún esfuerzo; no necesita disfraz.
El tercer material con el que trabajo, y que ha sido muy importante en la producción de esta exposición, es la escayola, con la que hago los moldes para las reproducciones en porcelana. Es un material que me gusta mucho y al que creo que puedo sacarle mucho partido.
Me encanta la colección de marcapáginas, que las defines como pequeñas obras de arte para el día a día. En una de ellas citas Ai Weiwei: “Everything is art. Everything is politics.” ¿Cómo se traduce esta idea en tu obra?
Es verdad que no pienso en política cuando estoy trabajando, o mis ideas no vienen desde una reflexión política, pero, como bien dice esta cita, pienso que nuestra forma de estar en el mundo sí que es política. Por lo que creo que el hecho de estar reflexionando acerca de cómo influye el mundo en mi cuerpo es político.
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¿Qué escritores o poetas han sido fundamentales para ti en este camino artístico?
Ha habido muches a lo largo de mi vida. Aquí voy a citar cuatro libros que están presentes en una de las piezas de esta exposición. Se llama The book, like the body, is teaching us how to read it, una frase que saqué de uno de esos libros, Art Monsters de Lauren Elkin. Los otros tres son: Seeing Ourselves de Frances Borzello, Eva Hesse de Lucy Lippard y Elogio del riesgo de Anne Dufourmantelle.
Asimismo, el título de la exposición lo saqué de un libro de Simone de Beauvoir, Los mandarines. Aunque, más que por el contexto en el que aparece en la novela, lo elegí por lo que expresa la frase en sí y porque, desde que la leí, la he tenido siempre presente.
Asimismo, el título de la exposición lo saqué de un libro de Simone de Beauvoir, Los mandarines. Aunque, más que por el contexto en el que aparece en la novela, lo elegí por lo que expresa la frase en sí y porque, desde que la leí, la he tenido siempre presente.
Si la Alba Galocha de hace diez años entrara hoy a ver Estaba bien ahí, donde estaba, en mi cuerpo, ¿cómo crees que se sentiría? ¿Qué le dirías?
Estaría contentísima, emocionada y llorando seguro. Siempre he querido ser capaz de hacer y crear de forma autónoma e independiente, encontrar mi voz y tener algo que contar. Creo que estos años de paciencia, escucha y aprendizaje han sido necesarios para llegar hasta aquí. El proceso y el trabajo son importantísimos. Y le diría que espabile, que confíe y que se despegue de lo tóxico.
Dicen que el cuerpo a veces miente, que la memoria se transforma y que lo que sentimos no siempre coincide con lo que los demás perciben. ¿El arte también miente?
Habrá artistas que busquen mentir con el arte, pero no creo que sea lo que busco yo, ni como artista ni como espectadora. De hecho, creo que todo lo contrario: busco ir más allá de la superficie, de la apariencia, e intentar acercarme lo máximo posible a la verdad. Esta cambia, o al menos eso espero, y yo con ella. Y ese movimiento es lo que quiero.
Dicen que el cuerpo a veces miente, que la memoria se transforma y que lo que sentimos no siempre coincide con lo que los demás perciben. ¿El arte también miente?
Habrá artistas que busquen mentir con el arte, pero no creo que sea lo que busco yo, ni como artista ni como espectadora. De hecho, creo que todo lo contrario: busco ir más allá de la superficie, de la apariencia, e intentar acercarme lo máximo posible a la verdad. Esta cambia, o al menos eso espero, y yo con ella. Y ese movimiento es lo que quiero.
Después de esta exposición, ¿hacia dónde sientes que se dirige tu camino artístico? ¿Seguirás explorando el cuerpo o sientes que hay otros territorios por descubrir?
Sí, creo que sí. Ya tengo sensaciones de hacia dónde puedo querer ir. No sé cuál es la forma, pero creo que el cuerpo, como materia, como ente físico que ocupa espacio, es lo siguiente que me gustaría investigar. Me parece complicado, difícil, peliagudo para con el pudor, pero paso a paso.
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