África Hernández interpreta los valores de la idiosincrasia española en su primera colección, con la que se graduó y que ya ha podido enseñar en la London Fashion Week. Conjugando los trajes regionales y folclóricos españoles con su mayor preocupación, la sostenibilidad, África conecta con las claves del nuevo lujo en diseño: prendas únicas, hechas con materiales de segunda mano, y que contaminan lo menos posible. Y es que todo tiene cabida en sus propuestas, desde un retal sacado del ajuar del armario familiar hasta un trozo de manguera a modo cinturón. Su objetivo, vestir a mujeres actuales, atrevidas, y siempre teniendo en mente que lo más importante es cuidar del planeta y no olvidar los orígenes.
¿Puedes contarnos un poco de dónde vienes y en qué momento te introduces en el mundo del diseño? ¿Por qué optas por la moda?
Actualmente vivo en Murcia, aquí he pasado la mayor parte de mi vida. Desde pequeña he estado muy ligada al mundo del arte gracias a mis padres, que son grandes enamorados de la pintura, la música y otras disciplinas, por lo que siempre que podíamos viajar o hacer alguna salida, intentábamos ir a museos, conciertos u otro tipo de lugares donde poder observar y aprender formas de expresarse en el mundo artístico. Debido a esta inquietud me apuntaban a cursos para poder explorar y experimentar, y de ahí que tenga muchos recuerdos de mi infancia con materiales creativos. Parte de mi adolescencia la pasé fuera de España, con 15 años me fui a Estados Unidos a estudiar inglés y allí descubrí los módulos artísticos que tenían.
Cuando volví a España, empecé el bachiller de ciencias, pero me di cuenta que me faltaba algo, y entonces recordé lo que disfrutaba creando y experimentando en el campo del arte. Ahí fue donde descubrí que el diseño y la sostenibilidad podían ir de la mano. Mi familia me apoyó en todo momento y decidí hacer diseño de moda. Mis ideas podían ser plasmadas y a la vez hacer que esta industria que tanto contamina fuera cada vez más sostenible y aprender desde dentro.
Cuando volví a España, empecé el bachiller de ciencias, pero me di cuenta que me faltaba algo, y entonces recordé lo que disfrutaba creando y experimentando en el campo del arte. Ahí fue donde descubrí que el diseño y la sostenibilidad podían ir de la mano. Mi familia me apoyó en todo momento y decidí hacer diseño de moda. Mis ideas podían ser plasmadas y a la vez hacer que esta industria que tanto contamina fuera cada vez más sostenible y aprender desde dentro.
¿Podrías decirnos qué significa para ti ser diseñadora y cuál es la verdadera realidad de una diseñadora hoy en día?
Para mí, ser diseñadora es ser una persona que quiere plasmar unas ideas visualmente sobre un lienzo, que para nosotros sería el cuerpo de una persona. Y hoy en día, pensar en cómo hacer que esos trajes sean lo menos perjudiciales para el medio ambiente, ya que nuestras creaciones tienen que estar comprometidas con el planeta en el que vivimos.
Cada diseñador lo vive de manera diferente, y teniendo en cuenta el mundo cambiante en el que vivimos, mi día a día se basa en encontrar inspiración en cualquier lugar. Observo la actualidad, voy pensando en ideas, en proyectos que me gustaría iniciar y los anoto para posteriormente organizarme. En este momento estoy iniciando varios proyectos creativos personales y me encantaría que con mi primera propuesta de colección surgieran posibilidades para poder seguir desarrollándome.
Cada diseñador lo vive de manera diferente, y teniendo en cuenta el mundo cambiante en el que vivimos, mi día a día se basa en encontrar inspiración en cualquier lugar. Observo la actualidad, voy pensando en ideas, en proyectos que me gustaría iniciar y los anoto para posteriormente organizarme. En este momento estoy iniciando varios proyectos creativos personales y me encantaría que con mi primera propuesta de colección surgieran posibilidades para poder seguir desarrollándome.
Para empezar, háblame de tu colección. ¿De qué trata? ¿En qué está inspirada?
Presenté mi primera colección en Reino Unido como proyecto de final de carrera. Una colección que respira y se inspira en los festivales paganos nativos de España, en particular de la región de Murcia, donde nací y crecí, pero también el Carnaval de Lanz (Navarra), Jarramplas (Cáceres) y las Mascaradas de Mecerreyes (Burgos), entre muchos otros lugares de nuestra geografía. Cuando era niña, pasé muchos días en estas celebraciones coloridas y recuerdo el olor hechizante a incienso y flores que alimentaba el aire, las texturas de los trajes regionales, el espíritu festivo y pagano… Con mi colección, he querido recuperar la artesanía y las costumbres tradicionales del país, ayudando a preservar –y por supuesto, a avanzar y a acoger– nuevas culturas en nuestro patrimonio.
Un aspecto esencial de mi filosofía de diseño es el abastecimiento de telas orgánicas y de segunda mano para evitar el desecho y la contaminación del medio ambiente. La mayoría de mis telas provienen de mercados de segunda mano, también de ajuares de mi familia, donde encontré manteles de brocado, fundas nórdicas y colchas de cama fantásticos. Toda mi ropa está hecha a mano y algunos de los textiles han sido creados con la ayuda de mujeres en mi vecindario con la intención de ayudar a mejorar sus ingresos, afectados por su ubicación rural.
Un aspecto esencial de mi filosofía de diseño es el abastecimiento de telas orgánicas y de segunda mano para evitar el desecho y la contaminación del medio ambiente. La mayoría de mis telas provienen de mercados de segunda mano, también de ajuares de mi familia, donde encontré manteles de brocado, fundas nórdicas y colchas de cama fantásticos. Toda mi ropa está hecha a mano y algunos de los textiles han sido creados con la ayuda de mujeres en mi vecindario con la intención de ayudar a mejorar sus ingresos, afectados por su ubicación rural.
¿Cómo ha sido el proceso creativo? ¿Por dónde se empieza a trabajar a la hora de diseñar una colección una vez tienes claras tus fuentes de inspiración?
El proceso de esta última colección empezó en enero de 2019, buscando ideas sobre quién era yo y por qué había empezado esta carrera. En ese ejercicio descubrí que quería dar a conocer mis raíces y algunas de las celebraciones más tradicionales de nuestro país, nada conocidas fuera. Empecé por ahí, por tener claro hacia dónde quería ir y qué era lo que quería poner de manifiesto: las labores manuales de aguja e hilo más fabulosas de las que haya habido noticia en la indumentaria popular española, un tesoro de la moda ancestral que todavía deslumbra por su arte(sanía).
Me fui centrando en mis propias vivencias y experiencias vitales. Puede que, al estar viviendo cuatro años fuera de casa, haya cosas que echara de menos y cosas que para mí, pese al paso de los años, seguían estando ahí y necesitaba mostrar. A la vez, era consciente desde el principio de la procedencia de las telas e intenté integrarlas desde las primeras etapas. Este proyecto me sirvió para aprender muchas cosas sobre los procesos creativos y descubrir que hay muchas maneras de ser sostenible.
El proceso sería el siguiente: cuando ya tienes la inspiración, los materiales, etc., empiezas a manipularlos para crear textiles. Después, con el maniquí, probé diferentes maneras de usarlos en el cuerpo y diseñar a raíz de las pruebas. Ahí es cuando diseñas en papel y vuelves al maniquí para ver la funcionalidad y para crear los patrones y prototipos a partir de las ideas que han salido durante el proceso. Cuando los prototipos están acabados, empiezo con la obra real.
Me fui centrando en mis propias vivencias y experiencias vitales. Puede que, al estar viviendo cuatro años fuera de casa, haya cosas que echara de menos y cosas que para mí, pese al paso de los años, seguían estando ahí y necesitaba mostrar. A la vez, era consciente desde el principio de la procedencia de las telas e intenté integrarlas desde las primeras etapas. Este proyecto me sirvió para aprender muchas cosas sobre los procesos creativos y descubrir que hay muchas maneras de ser sostenible.
El proceso sería el siguiente: cuando ya tienes la inspiración, los materiales, etc., empiezas a manipularlos para crear textiles. Después, con el maniquí, probé diferentes maneras de usarlos en el cuerpo y diseñar a raíz de las pruebas. Ahí es cuando diseñas en papel y vuelves al maniquí para ver la funcionalidad y para crear los patrones y prototipos a partir de las ideas que han salido durante el proceso. Cuando los prototipos están acabados, empiezo con la obra real.
El proceso de creación es muy importante para ti. ¿Cómo lo describirías? En definitiva, ¿cómo nace una prenda de África?
El proceso de creación lo es todo. Pasas muchas horas con un proyecto y tienes que saber que habrá partes más complicadas y otras que saldrán más rápido. Lo que intentaba era organizarme cada día y disfrutar de lo que hacía, aunque fuera una parte más lenta y dura. El hecho de ver que tu creación está tomando forma es muy emocionante. Lo que más me gusta de empezar un proyecto es esa sensación de no saber cómo va a terminar. Es un poco como una película: planteamiento, nudo y desenlace. Vas pasando las etapas y cada una de ellas te acercan más al resultado final, pero a veces hay giros inesperados que lo cambian todo, y eso es lo emocionante de este trabajo.
Una prenda de África nace con ese sentimiento de locura, no tengo miedo a equivocarme, sobre todo en la primera parte del proceso creativo, donde lo más importante es experimentar y pensar a lo grande, sin miedo. Es creatividad sin reglas, y poco a poco, vas viendo como esa idea va tomando forma. Siempre de manera sostenible. De ahí salen las prendas de África.
Una prenda de África nace con ese sentimiento de locura, no tengo miedo a equivocarme, sobre todo en la primera parte del proceso creativo, donde lo más importante es experimentar y pensar a lo grande, sin miedo. Es creatividad sin reglas, y poco a poco, vas viendo como esa idea va tomando forma. Siempre de manera sostenible. De ahí salen las prendas de África.
Para alguien que no conozca tus diseños, ¿qué características podrías destacar?
El color y los textiles son la clave de mi trabajo, intento que mis prendas sean exuberantes, llenas de color y con mucho juego. Mis creaciones y el proceso de inspiración tienen toques de entusiasmo e improvisación, lo que permite que mi trabajo se desarrolle experimentando, teniendo la mente abierta al cambio y arriesgándome sin temor a hacerlo mal.
¿Cuáles son tus tejidos y materiales predilectos?
La mayoría de mis telas provienen de mercados de segunda mano, pero también de ajuares de mi familia: manteles de brocado, fundas nórdicas, colchas de cama… En las telas podemos encontrar materiales como el algodón, el lino, la seda y Piñatex, un material que reemplaza de forma sostenible al cuero, hecho con hojas de piñas.
¿Cómo es la mujer a la que vistes?
Es una mujer muy llena de vida, con ilusión y alegría, con ganas de mostrarse, muy segura de ella misma, empoderada y, a la vez, es una mujer que piensa en la procedencia de su ropa y su proceso de creación. Una mujer comprometida con el mundo en el que vive, al igual que las personas que han creado las telas de sus prendas.
La colección de final de carrera ha sido tu carta de presentación al mundo, concretamente, al mundo laboral. ¿Hasta qué punto te representa?
Creo que mi colección nació de mi forma de pensar y de cómo veo la moda; es una colección muy personal. El mundo del consumismo, del fast fashion, se rige por unas normas de consumo que yo no sigo. Creo que la juventud está cada vez más concienciada con la sostenibilidad y cada vez más busca respetar el medio ambiente. Creo que esta tendencia acabará por impulsar un cambio en la moda y, en definitiva, en la manera de producir y consumirla. Mi colección me representa por eso, por mi compromiso con el medio ambiente y, sobre todo, por la influencia de mis experiencias.
¿Cómo intentas plasmar el estilo clásico en tus diseños?
En todos mis diseños hay influencias clásicas que perduran y proporcionan elegancia de difícil sustitución. La moda regional es un arte, un tesoro que traído a nuestro tiempo me ha permitido crear nuevos patrones con distintas formas y materiales. Para ello he precisado de mucha imaginación y creatividad sin complejos.
¿Qué te supuso empezar a enseñar tus diseños en la London Fashion Week? ¿Ha habido un antes y un después en tu carrera?
La Graduate Fashion Week de Londres ha sido una gran oportunidad para mí. El hecho de ser un altavoz que expone tu trabajo al mundo es una manera muy efectiva de poner un pie en la industria y de que conozcan tu trabajo. En ese momento me sentí muy feliz y afortunada, primero porque ‘me di a conocer’ bajo el paraguas de la London Fashion Week y, sobre todo, porque desde el inicio de mi formación tenía claro que mi propuesta iba a ser sostenible y así ha sido.
He conseguido mi objetivo y he conseguido estar entre muchos diseñadores emergentes que, como yo, se toman la moda muy enserio y llegan con muchas ganas. A partir de ahí, todo ha ido a mejor. He conocido a profesionales de la moda a quienes admiro, con quienes he compartido ideas y, a día de hoy, estoy en contacto con una agencia de Londres que trabaja para dar visibilidad a jóvenes talentos.
He conseguido mi objetivo y he conseguido estar entre muchos diseñadores emergentes que, como yo, se toman la moda muy enserio y llegan con muchas ganas. A partir de ahí, todo ha ido a mejor. He conocido a profesionales de la moda a quienes admiro, con quienes he compartido ideas y, a día de hoy, estoy en contacto con una agencia de Londres que trabaja para dar visibilidad a jóvenes talentos.
¿Crees que la moda se valora más fuera de España?
Hasta hace unos años sí, pero en la actualidad, España es puntera en muchos campos del diseño y de los materiales, aunque creo que hay países que van por delante. Por lo que se refiere a la población como consumo final, no somos los más avanzados, por nuestra idiosincrasia y tradición, que nos frena a la hora del cambio y de aceptar nuevos estilos de vestir para sentirnos bien. Por ejemplo, en Londres, los mercados de segunda mano están muy bien vistos, porque es una manera de consumo responsable y de volver al pasado, coger algo que tiene una historia y adaptarla a tu tiempo y estilo.
¿Cómo ves la tendencia de la industria textil en apostar por la cantidad en vez de la calidad?
Creo que tiene los días contados. Este año se han alzado bastantes organizaciones que denuncian el consumo excesivo y la producción masiva y contaminante. Algo que afecta muy directamente a los creadores del textil, con la realidad añadida de la corriente de reutilizar los materiales tanto como sea posible. Pienso que hay que apostar por la calidad antes de la cantidad. Entiendo que no todas las personas pueden acceder a prendas de grandes marcas (entendiendo que son de mayor calidad) por su precio, pero habría que plantearlo como una inversión. Esto es una tendencia muy reñida con el fast fashion y el consumo estacional acorde a las tendencias y lo que es la moda en sí. Pero, como diseñadora, abogo por un consumo responsable, por acudir a mercadillos de segunda mano, por alargar la vida de las prendas… En algún momento habrá que replantearse muy enserio nuestra forma de consumo.
Finalmente, cuéntanos si tienes entre manos algún proyecto, una nueva colección…
Estoy a la espera de ubicarme en alguna capital o ciudad donde haya marcas para seguir aprendiendo y aportar mis conocimientos. Estoy trabajando también en varios proyectos que ahora mismo están en fase de desarrollo y que espero puedan salir a la luz próximamente.
¿Dónde y cómo te ves dentro de cinco años?
En un mundo tan cambiante es difícil adelantar dónde voy a estar, pero lo que sí puedo asegurar es que estaré diseñando y creando nuevas formas de vestir por mi propio disfrute y siempre pensando en la mayor sostenibilidad.