Holy Hole es un estudio, una galería, una tienda y, de hecho, lo que uno quiera. Desde el barrio del Born, en Barcelona, ofrecen un espacio único para organizar workshops, exponer obras, vender productos y llevar a cabo proyectos de diseño y comunicación. Y todo esto dirigido por dos mujeres con cabeza de pájaro que echan rayos de colores por los dedos. Ahí es nada.
¿Quieren hacer un cursillo de macramé extremo y no saben dónde? ¿Necesitan un espacio para exponer sus últimas obras y son demasiado irreverentes para una galería convencional? ¿Fabrican camisetas, sudaderas, centros de mesa, cuadros de punto de cruz o figuritas de cerámica revolucionarias y no encuentran una tienda que comprenda su arte? Y si, ¿además de satisfacer sus deseos pudieran mejorar su imagen de marca y construir un proyecto duradero y rentable? Las chicas de Holy Hole ofrecen todo esto –y mucho más– desde su espacio multidisciplinar. Hoy charlamos con ellas para que nos cuenten cómo surgió el proyecto y cómo han conseguido abrirse un hueco en un mercado tan competitivo en tan solo cuatro meses.
¿Por qué os definís como un estudio cuadrúpedo?
Para que nuestro proyecto no cojeara necesitábamos una base sólida, es decir, cuatro patas. No queríamos ser un estudio más, queríamos hacer cosas divertidas y diferentes, así que fuimos añadiéndole patas hasta que encontramos el equilibrio. Cada pie es una de nuestras actividades. Holy Hole es principalmente un estudio, pero también es tienda, galería y un lugar donde llevar a cabo talleres y eventos. En la variedad está el buen gusto, dicen.
¿Cómo nace la idea de abrir Holy Hole? ¿Y de dónde viene el nombre? ¿Podemos esperar milagros?
Holy Hole nace de la necesidad interna de crecer. Después de varios años trabajando para otras empresas, teníamos ganas de emprender nuestro propio estudio y lanzarnos a la piscina (sin flotadores). Pese a que el nombre pueda dar pie a confusiones sexuales, nos gustaba cómo sonaba y lo que representaba, un agujero sagrado. Agujero porque está ubicado en un pequeño callejón del barrio del Born de Barcelona y sagrado porque todo lo que hacemos dentro es con pasión y devoción. En cuanto a los milagros, nosotras los vemos todos los días cuando abrimos la puerta: pasar de un proyecto escrito en una libreta a que sea una realidad es increíble. Y, además, tenemos preparadas unas cuantas cosas que dejarán a más de uno con cara de Bélmez.
En un momento económico tan complicado, uno ya no puede centrarse en un único servicio. Pero, ¿con qué faceta de vuestro estudio os quedáis? ¿Con qué os sentís más cómodas?
Las dos somos directoras de arte y eso es el epicentro de todo, donde nos movemos con fluidez, lo que mejor sabemos hacer. El resto de facetas vinieron solas. ¿Por qué no vendemos cosas de artistas emergentes y nuestras propias creaciones? ¿Por qué no hacemos exposiciones cañeras y talleres raros? Y así, sumando, sumando, casi sin quererlo, llegamos a donde estamos.
¿Estáis abiertas a cualquier tipo de propuesta artística o tenéis unos márgenes inquebrantables? ¿Qué tiene que hacer alguien para exponer en Holy Hole?
Nos encantan las chorradas, el mundo tumblr, los gatos, las pelis serie B, el humor absurdo, lo irreal, el mal gusto. Eso es un must a la hora de exponer. La técnica es importante, pero nos fijamos más en la temática que en la ejecución. Nuestra próxima exposición es de Elena Éper, una ilustradora que retrata iconos de los ochenta-noventa que tanto nos gustan. Cosas así nos conquistan. Aunque, por supuesto, nunca se sabe hasta qué derroteros podemos llegar. Si aparece un artista y nos presenta algo impactante, sea en el soporte que sea (mientras quepa por la puerta), nos ponemos manos a la obra.
¿Qué productos podemos encontrar en la tienda Holy Hole? ¿Qué estrategia tenéis para diferenciaros de la competencia?
Los productos que se pueden encontrar van muy en línea con la galería, con el estudio, con todo. Buscamos productos que se salgan de lo normal, a veces de lo políticamente correcto. Tenemos diferentes marcas a las que apoyamos en cuerpo y alma como H.A.M (Hard as a Motherfucker) que nos traen garras de pollo doradas, bichos, columnas vertebrales, todo en forma de bisutería. También los Jesusitos tuneados de las Kitschiness, hechos 100% a mano, serigrafías y prints de diversas ilustradoras, acuarelas, camisetas, totebags, gorras... Además de nuestras propias camisetas y complementos, y un corner de ropa vintage, para las más modernas.
¿A quién os gustaría tentar para que expusiera o comercializara sus productos en vuestra tienda?
Pues desde hace mucho somos fans de la obra de Kiko Alcázar y el mes pasado tuvimos el honor de acoger una exposición suya, así que eso ha sido una de las cosas que ya podemos tachar de la lista de deberes. Pero de cara al futuro nos gustaría mucho hacer una exposición de gifs encabezada por Scorpion Dagger, o algún tipo de instalación junto a los Brosmind. También nos gustaría comercializar ropa de diseñadores con patterns muy locos, objetos de decoración hechos cuanto más surrealistas mejor, fanzines deslenguados, ilustraciones bizarras y complementos que dejen con la boca abierta.
¿Cómo veis el mercado del arte en Barcelona? ¿Es un suicidio emprender un negocio a estas alturas?
Creemos que es un momento muy interesante para el arte, quizás no tanto para su venta, pero están emergiendo muchos artistas con mucho talento. Además, en Barcelona siempre se respira ese ambiente. Desde que abrimos Holy Hole hemos podido conocer a muchas personas con ideas y proyectos artísticos muy interesantes. Emprender un negocio propio da mucho respeto por la incertidumbre que genera y porque hay muchos riesgos, sobre todo económicos. Además, por desgracia vivimos en un país donde las ayudas a gente joven con miles de ideas y ganas de llevar a cabo proyectos interesantes son ridículas, por no decir nulas. De hecho todo lo que te encuentras son zancadillas. Resulta complicado asumir los costes necesarios para poner en marcha un negocio como este, y sobretodo mantenerlo durante los primeros meses-años. Pero, pese a todo, la satisfacción de ver hecho realidad tu proyecto es mucho mayor que todos los quebraderos de cabeza burocráticos y económicos que hay. Lo importante es no perder la ilusión y trabajar duro para que nuestro pequeño engendro de cuatro patas cabalgue libremente, melena al viento.
¿Cuál va a ser vuestro próximo paso? ¿Qué objetivos esperáis para el 2014?
Queremos que nuestro estudio de diseño y comunicación coja fuerza, que alguien tan loco como nosotras nos ponga a prueba y hacer algún proyecto que dé que hablar. Nos encantan los clientes que no tienen miedo a hacer campañas fuera del orden establecido. Nuestro punto fuerte es hacer vídeos, fotografías, logos, tipografías, ilustraciones con un toque ácido. No nos tambaleamos ante los retos, por muy inviables que parezcan.Nuestro próximo paso es crear un colectivo de artistas y reunirnos el primer sábado de cada mes en el local. Hablar de ideas, posibles proyectos, colaboraciones y echarnos unas risas. La unión hace la fuerza y esas cosas que se dicen. En un momento tan malo como en el que estamos, las luchas de egos no tienen cabida, así que, ¿por qué no charlar de proyectos conjuntos y hacer networking con un vermut fresquito? El objetivo es que nos juntemos la flora y fauna de la creatividad: diseñadores gráficos, de moda, cineastas, actores, periodistas, músicos, fotógrafos, pintores, ilustradores, gente que tenga muchas ganas de hacer cosas. Es nuestro “Vermut Sagrado”.
Por cierto, ¿dónde escondéis a las mujeres con cabeza de pájaro de vuestra web? ¿Hay alguna posibilidad de quedar con ellas?
Son las becarias de Holy Hole, las tenemos escondidas en un altillo y hemos descubierto que, si les echas migas de pan con Nocilla, rinden muchísimo más, 24/7 con la tableta gráfica dándole duro, sin descanso y sin piedad. Si queréis conocerlas no tenéis más que pasar por Carrer Arc de Sant Silvestre, 3 en Barcelona. Son buena gente (risas).
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