Por norma general, los días lluviosos nos ponen tristes, incluso melancólicos. Pero a Manel De Aguas le pasa lo contrario; los disfruta y, además, le ayudan a desarrollar su obra. El artista cyborg, que desde 2020 lleva unas aletas implantadas de manera intradermal en la cabeza, puede sentir el tiempo en sus propias carnes y, a partir de esas sensaciones, desarrollar piezas musicales.
Aunque empezó expresándose a través de la fotografía, Manel se ha volcado plenamente en su faceta como músico y productor. “Tenía ganas de hablar de mi experiencia cyborg a través de un medio más fresco o divertido como la música” nos explica en esta entrevista. Su sonido envolvente y cercano al pop le “permite hablar de narrativas experimentales como el ‘arte cyborg’ o la adición de nuevos órganos y sentidos tecnológicos al cuerpo” de manera más fácil y cercana a un público que no siempre se muestra comprensivo.

Esta semana ha participado en el festival Berdache, donde ha presentado la pieza poética Pasaje transespecie: Explorando fuera de los límites humano, donde se ha conectado a varias estaciones meteorológicas alrededor del mundo con su ordenador y ha interpretado los diferentes climas como si fueran partituras. Un acercamiento radicalmente diferente a todo lo que estamos acostumbrados, y es que el artista cuenta con un elemento único: las Weather Fins, el órgano tecnológico que se ha implantado y con el que explora su identidad y expresión como transespecie. Hoy hablamos con él sobre la evolución de su arte, su cuerpo, la discriminación que sufre por su identidad disidente, pero también de recomendaciones musicales y sus esperanzas de futuro.
Manel, es un placer volver a conectar contigo. La última vez que hablamos (2018) estabas desarrollando y probando el órgano que te permitiría sentir la presión atmosférica y, en consecuencia, desarrollar un nuevo sentido. Ya han pasado cinco años de eso, en los que te has implantado unas aletas (las Weather Fins) y vivido con ellas. Cuéntanos más sobre el punto en el que te encuentras ahora.
Hola, Arnau. ¡Qué ilusión volver a hablar después de tanto tiempo! Una se va sintiendo vieja con los años. Desde entonces han ocurrido muchos cambios. Desarrollé las aletas durante el 2019, y en 2020 me fui a Japón, donde finalmente me hice dos implantes transdermales a lado y lado de la cabeza que me permiten conectar el chip de las aletas con mi cráneo y así poder escuchar el tiempo (temperatura, humedad y presión) a través del hueso.
El proyecto sigue en desarrollo y las aletas van a seguir evolucionando –van a contar con Wi-Fi para conectarme a otras estaciones meteorológicas, el implante será dentro del hueso y serán más pequeñas–, pero de  momento me estoy centrando en disfrutar y explorar la versión que tengo instalada ahora mientras exploro las posibilidades musicales y creativas que me aportan. ¡Pero seguirá!
Tras explorar la fotografía y el arte visual, te has ido decantando cada vez más por tu carrera en la música. ¿Cómo se ha desarrollado este proceso?
Sí, la fotografía antes era mi medio artístico principal –sin contar mis años de piano de adolescente– y a día de hoy estoy usando mayoritariamente la música y el sonido para expresarme. El cambio se ha dado de forma natural ya que, al vivir una experiencia sonora de la atmósfera a través de las aletas, el sonido también me permite compartir con el público cómo es mi experiencia cyborg de forma más directa que cualquier otro medio. Además, tras algunos años dando conferencias, sentí que tenía ganas de hablar de mi experiencia cyborg a través de un medio más fresco o divertido como la música, así que fue así como poco a poco empezó a tomar más terreno en mi expresión artística.
Cantas, produces y pinchas (¡eres la cyborg del pop!). ¿Nos podrías describir cómo funciona tu proceso creativo? ¿Qué es lo que más y lo que menos disfrutas?
¡La cyborg del pop! ¡Amo! Pues sí, me gusta que lo menciones porque precisamente el decidir un estilo pop a la hora de producir o cantar es interesante porque me permite hablar de narrativas experimentales como el ‘arte cyborg’ o la adición de nuevos órganos y sentidos tecnológicos al cuerpo, a través de un formato fácil y accesible como la música pop.
Mi proceso creativo a día de hoy es de base retratista; escojo una historia de mi vida o mi realidad y la explico a través de la música. Aunque a veces algunas de las historias que explico parecen cuentos de fantasía.También me gusta invitar al oyente a hacer un viaje –por eso otro de mis estilos es el trance–, pero no tengo un orden específico a la hora de componer. A veces tengo un estribillo en mente y de ahí saco la canción, o tengo una melodía en la cabeza que quiero sacar… Realmente, depende mucho del tema.
Pero en todos los casos disfruto mucho de crear las melodías que se me ocurren porque siento que la canción de repente cobra vida y personalidad, pero me da mucha pereza tener que exportar las pistas y todo cuando el tema ya está resuelto y hay que empezar con el mix y el master, que mayoritariamente lo hago con apoyo de alguien. Aunque a grandes trechos, disfruto mucho todo el proceso que involucra crear música.
En el festival Berdache, donde acabas de actuar, has presentado Pasaje transespecie: Explorando fuera de los límites humano, un “poema musical que explora el entendimiento de la identidad fuera del constructo humano a lo largo de un viaje por los diferentes climas del planeta a tiempo real” en el que te conectas a varias estaciones meteorológicas online. ¿Cómo surge este proyecto? Para que lo entendamos bien, ¿cómo funciona exactamente?
La pieza presentada en el Berdache Festival surgió de una conversación telefónica con Laura Cahís, de Identidad Project, en la cual me invitó a formar parte del festival. Al ser centrado en la identidad, quise aportar mi visión hablando de las identidades transespecie entendidas fuera de lo humano. Me pareció que la poesía podía ser un medio interesante para hablar de ello y fue entonces cuando escribí Pasaje Transespecie, y con ello compuse y producí la pieza que lo acompaña.
Al hablar en el poema de la posibilidad de extenderse sensorialmente a través de la tecnología, pensé que podía ser interesante añadir una capa de sonido a la pieza que se tratara del sonido de mis aletas transformándose a medida que me conecto a diferentes radares meteorológicos del planeta. Mis aletas aún no tienen Wi-Fi y, por ello, aún no puedo conectarme a otros radares con mi propio cuerpo, pero lo que hago es conectarme a estos a través de mi ordenador y uso la data de los radares como partitura.
Una vez he leído la ‘partitura meteorológica’ –que, al final, es la data de temperatura, humedad y presión de cada sitio– interpreto con el Weather Fins Instrument (mis aletas convertidas a instrumento virtual en mi ordenador) cómo sonarían en mi cabeza esas atmósferas si pudiera viajar de forma física a cada uno de esos puntos del planeta. Al final, con esto, pretendo acercar al espectador a mi experiencia cyborg de escuchar la atmósfera y permitirles también a elles viajar a diferentes atmósferas del planeta sin tenerse que mover del sitio en el que están.
La vuelta al mundo es tan antigua como la humanidad: ya sea a través del comercio, la literatura, o la gastronomía, nos encanta viajar a través de los sentidos. Ahora que cuentas con uno nuevo (de sentido, me refiero), ¿qué te aporta sentir el clima de otras regiones? ¿Y cómo se traduce esto de manera sónica y artística?
Como te digo, aún no puedo conectarme a otras centrales a través de mi cuerpo. Pero a través de estos viajes sónicos y atmosféricos durante esta performance para Berdache o en mi performance Weather Tour, donde exploro al detalle esta idea de viajar a tiempo real a otras atmósferas, tiendo a buscar espacios lluviosos y de carga húmeda pues el agua es el elemento natural más presente en mi obra y por el que me siento más atraído a nivel personal.
De pequeño siempre me preguntaba en qué lugar del mundo debía estar lloviendo en aquel preciso momento, pues me habría encantado poder estar en aquellos sitios en ese momento. Ahora me conecto a los radares a tiempo real y toco la atmósfera lluviosa de esos sitios. Espero poder conectarme directamente con mi cuerpo un día y percibirlo a través de mis aletas.
Hablas mucho de buscar el agua, pero por curiosidad, ¿hay algún clima o región que te haga sentir especialmente bien o mal? Por ejemplo, ¿cómo se siente una lluvia torrencial? ¿O un ambiente húmedo, pegajoso y con calima? ¿Y uno desértico?
Cada atmósfera se percibe de forma diferente aunque todas comparten una misma esencia a nivel sonoro, del mismo modo que pasa en la realidad. Algunas suenan más burbujeantes, como un mar en el que estoy hundido, y otras mas ‘crujientes’, como si el aire se agrietara a mi alrededor. Pero mis favoritas, como comenté antes, son las atmósferas húmedas, pues me hacen sentir debajo del agua, bien hundido en el mar de aire.
Ya lo has recalcado, pero pensaba que sí que ya estabas conectado a la red, lo que me hizo pensar en algo que explicó Neil Harbisson, el primer cyborg reconocido oficialmente por un estado, cuando decía que a pesar del alto nivel de seguridad, alguien había podido acceder a su órgano-antena. ¿Sientes que algo así pueda pasar con las Weather Fins llegado el momento?
Cuando las aletas tengan Wi-Fi, claro, ser hackeado es una de las situaciones a las que te enfrentas. Aunque como le pasó a Neil, que alguien se dedicó a mandarle colores a su cabeza sin permiso y sin ser colores que él tenía delante, en mi caso alguien podría empezar a mandarme atmósferas diferentes a mi cabeza y quizás me podría pensar que se avecina una tromba y en realidad lo que se avecina es un solazo de la muerte. Quién sabe. Pero de todos modos, la experiencia no creo que fuera tan mala, pero te lo contaré si sucede.
Recuerdo cuando subiste unos stories explicando que no conseguías trabajo por tener las aletas implantadas (no recuerdo bien si te habían echado del trabajo donde estabas, o si en una entrevista te habían rechazado sin ningún pudor por tu órgano cyborg). Supongo que, desafortunadamente, no es un caso aislado… ¿Qué te mantiene fuerte frente a casos de discriminación? ¿Y qué haces cuando no puedes más y necesitas descomprimirte?
Sí, fue en 2022 cuando me echaron de mi puesto de trabajo en el museo de arte contemporáneo Moco Museum en Barcelona, por ir con mis aletas instaladas durante el 26 de mayo, Día Internacional de la Diversidad Biológica, que desde entonces decidimos con mi cyborg family que también sería el Día Internacional Cyborg. Eso fue fuerte porque, si una institución de arte contemporáneo me estaba echando por algo así, dejaba claro que en muchos otros sitios donde no hay tanta apertura para algunos temas aún sería más difícil conseguir un trabajo.
En estos casos se pasa difícil porque, a veces, lo único que necesitas no es que te entiendan, es poder comer y pagarte la casa. En entornos LGBTQ+, siendo yo queer y parte del colectivo también, he encontrado mucho respaldo pues suele haber más apertura para aceptar identidades de todo tipo. Pero se pasa difícil cuando tienes que enfrentarte a la norma social que vivimos hoy en día.
Has participado en el festival Berdache, donde se exploran la identidad y el género a través de varias expresiones artísticas como la performance, la música o la fotografía. El debate sobre lo trans (género, principalmente) está candente, pero tú perteneces a un grupo trans más minoritario y emergente, el transespecie. ¿En qué crees que se parecen y en qué se diferencian ambas luchas?
Creo que las personas transgénero y la personas transespecie comparten realidades muy parecidas en el viaje interno identitario que hacemos (a pesar de las diferencias que tiene el camino de cada persona) y en situaciones del día a día, como la atención que generamos en la calle o el rechazo que genera la expresión de nuestras identidades. Ambas hacemos un viaje interno de ir en contra de lo que se nos dice que tenemos que ser o sentir en base al cuerpo con el que hemos nacido.
En ambas veo una toma de control de nuestras cuerpas para representar mejor la identidad que llevamos dentro. En ambas veo personas que se vuelven guerreras (porque no queda otra) para mostrarse como somos sin reparo por las dificultades y la pérdida de privilegios que eso implica. No obstante, las identidades transgénero siempre se construyen o se entienden con referentes humanos y las identidades transespecie se entienden o construyen con referentes no humanos.
Quisiera acabar en una nota un poco más positiva. El verano pide frescor y música, y no se me ocurre nadie mejor a quien preguntarle. ¿Qué temas o álbumes están sonando en tu Spotify últimamente? ¿Recomendaciones top para este verano?
Ui, ui, ¡me encanta esto! Yo soy muy fan del talento local y de la escena que me envuelve. Me encanta ver cómo amigues o personas cercanas a mi círculo sacan música nueva y comparten sus visiones y universos. Aunque también escucho mucha música internacional.
Del talento local que escucho a día de hoy destacaría, para este veranito, el buen trance de Junnio con el tema Dónde estás?, que lo descubrí a través de Jummer (DJ y fundador de la fiesta del verano, Trance NXC); el temazo housero de Chico Blanco, mevoyadormir; el nostálgico pop de Stephen Please en Amaneceee; y la mákina de Yenesi en sus dos últimos temas, que lo está petando.
A nivel internacional, destacaría el nuevo álbum de Amaarae y los temas horsegiirL o TDJ en general, que van muy bien para pegarse unos bailes de verano. ¡Todo esto sin olvidarse de Wet Land, de Manel De Aguas, en el cuarto compilado de House of (S)Punk! Y al tanto, que viene mucha nueva música con mi primer álbum, Transcending Species, soon.
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