Carlota Barrera se está convirtiendo en uno de los nombres claves de la industria de la moda española. Después de alzarse como la ganadora del título al nuevo talento del diseño español en la última edición del concurso Who's on Next, organizado por Vogue España, su trayectoria no ha hecho más que crecer. Pero su reputación no se creó del día a la mañana. Todos llevamos una historia de esfuerzo y sacrificio a cuestas. Esta es la suya.
Nacida en Asturias pero residente en Londres, Carlota Barrera es la diseñadora detrás de la firma que lleva su mismo nombre. Después de graduarse en la Central Saint Martins de Londres y en IED Madrid, y tras formar parte del equipo de firmas como Pedro del Hierro, Carmen March o Richard Quinn, la diseñadora ha irrumpido en la escena para quedarse. Todo empezó hace exactamente un año cuando presentó su colección de final de máster, The Matador and The Fisherman, la misma colección con la que ganó el concurso Who’s on Next en 2019. En ella aunaba sus raíces españolas y los paisajes del norte peninsular con la pluralidad de la cultura londinense. Ese es, precisamente, el hilo conductor de sus colecciones.
Con el mar como inspiración constante, Carlota diseña para todo aquel que sepa valorar una prenda bien hecha pero, sobre todo, diseña para derribar muros y cambiar estereotipos. Y es que su foco principal está en la sastrería, un símbolo clásico de virilidad y masculinidad. Sin embargo, la asturiana juega con las siluetas tradicionales para aportarles una sutil feminidad que lo cambia todo. En sus propias palabras, “es el cambio de paradigma de una única y marcada masculinidad a la representación de diferentes masculinidades”, a lo que añade, “no deja de ser un proceso de exploración de las masculinidades y las identidades de género a través de la ropa.”
Con paciencia y con esfuerzo, Carlota Barrera está labrando un futuro muy prometedor para su firma. La diseñadora es bien consciente del tiempo que se requiere para consolidar una marca en un mercado tan competitivo, por lo que no tiene prisa por llegar a ese grado de maduración. Es el ejemplo de que las cosas bien hechas precisan de su propio tiempo, y todo llega para quien sabe esperar.
Con el mar como inspiración constante, Carlota diseña para todo aquel que sepa valorar una prenda bien hecha pero, sobre todo, diseña para derribar muros y cambiar estereotipos. Y es que su foco principal está en la sastrería, un símbolo clásico de virilidad y masculinidad. Sin embargo, la asturiana juega con las siluetas tradicionales para aportarles una sutil feminidad que lo cambia todo. En sus propias palabras, “es el cambio de paradigma de una única y marcada masculinidad a la representación de diferentes masculinidades”, a lo que añade, “no deja de ser un proceso de exploración de las masculinidades y las identidades de género a través de la ropa.”
Con paciencia y con esfuerzo, Carlota Barrera está labrando un futuro muy prometedor para su firma. La diseñadora es bien consciente del tiempo que se requiere para consolidar una marca en un mercado tan competitivo, por lo que no tiene prisa por llegar a ese grado de maduración. Es el ejemplo de que las cosas bien hechas precisan de su propio tiempo, y todo llega para quien sabe esperar.
Tus señas son la sastrería artesanal y la sostenibilidad. Mezclas técnicas tradicionales con otras vanguardistas con tal de aunar tradición, artesanía y modernidad. Pero, en tus propias palabras, ¿cómo definirías tú tu marca? ¿Cuál es la esencia de Carlota Barrera y cuánto hay de ti reflejado en la marca?
Carlota Barrera es un medio a través del cual presento una visión contemporánea inspirada en mis raíces españolas y la evolución de diferentes masculinidades e identidades de género. El propósito de la firma es explorar siluetas que reflejen las técnicas clásicas de la sastrería y la artesanía con un nuevo enfoque visual. Al haber empezado este proyecto de manera tan visceral, todo lo que soy lo plasmo en el proyecto, y el proyecto influye también en aspectos de mi vida, se retroalimentan.
Asturiana pero afincada en Londres, donde estudiaste en Central Saint Martins y en el London College of Fashion. ¿Qué te llevó hasta Reino Unido? Conociendo ambos mercados (el español y el británico), ¿qué destacarías de cada uno? ¿Crees que hay más oportunidades laborales en Inglaterra que en España?
Ambos son países fantásticos, pero trato de no mirarlos tanto como oportunidades de mercado y negocios y verlos por su parte creativa y su modo de vida. Cada uno tiene sus cosas buenas. En España se vive muy bien y tenemos una cultura muy rica, y en Londres, concretamente, hay un ambiente cultural amplísimo, con mucha gente joven contribuyendo a proyectos creativos. Formar parte de ambos es una oportunidad fantástica.
La gama cromática, el movimiento de los materiales, la precisión en el corte y las siluetas… Me atrevería a decir que hay rasgos muy mediterráneos en tu ropa. No obstante, siendo asturiana y residente en Londres, a priori estos elementos se alejan de tus paisajes habituales. ¿Cómo conviven España, en todas sus diversidades, y el Reino Unido, en tus creaciones?
Bueno, creo que se trata más de un componente marino. Es decir, al nacer y crecer en la costa llevo el mar siempre muy cerca, y diría que es una de mis fuentes de inspiración continuas. Al venir a Londres y conocer otras partes de Inglaterra vi que había una gran similitud con el norte de España (los paisajes, el carácter, el clima…), y a la vez empecé a valorar más esas raíces españolas con las que quizás no estaba tan conectada al estar en el norte
Con tu primera colección, The Matador and the Fisherman, te alzaste como la ganadora de la octava edición de Who’s On Next 2019. Parece que fue llegar y besar el santo, pero todos escondemos un largo camino de trabajo y superación que no todo el mundo ve. ¿Cuál ha sido el tuyo? Cuéntanos como ha sido tu experiencia hasta llegar aquí.
Desde fuera quizás parezca que fue rápido y por suerte, pero hay muchísimo trabajo detrás. Cuando estaba estudiando llegué al punto de estudiar en dos universidades a la vez, en dos países diferentes (Central Saint Martins en Londres e IED en Madrid). El máster en London College of Fashion fue duro e hice millones de pruebas hasta llegar a la colección final. Antes de crear la marca formé parte del equipo de Pedro del Hierro Madrid y Carmen March, y en Londres estuve trabajando con Richard Quinn, y de cada experiencia aprendí muchísimo. Con la marca, cada día y cada colección son un reto, pero es muy gratificante ver que el trabajo tiene un resultado tangible.
¿Qué ha supuesto ganar Who’s On Next para tu carrera? ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que te proclamaron ganadora del premio al nuevo talento de la industria española?
Ha sido un impulso fantástico, estoy muy agradecida a la familia de Vogue por apoyarnos en este camino. Fueron un premio y un reconocimiento a todo el esfuerzo que hacemos a diario, y nos ha ayudado a crecer y desarrollarnos como marca. Hay muchísimo trabajo detrás, y haber recibido su apoyo y respaldo ha significado mucho.
Una plaza asegurada en la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, cobertura editorial de Vogue, la incorporación en ACME y nada más y nada menos que cien mil euros forman el premio. Si no te importa la pregunta, ¿cómo ha sido la inversión de tal cantidad de dinero? ¿Cómo ha ayudado a hacer crecer la firma?
Recibir el premio supuso empezar a pensar de manera profesional –la incorporación de nuevo personal en el equipo, la mudanza a un estudio un poquito más grande y poder trabajar de manera más profesional en general.
No es fácil sacar una firma de moda adelante, y menos hacerlo sola. Imagino que se trata de un gran trabajo en equipo. ¿Cómo funciona Carlota Barrera, la firma? ¿Cuánta gente hay detrás y cómo organizas todo el trabajo?
Al principio, esto no era más que mi colección final de máster. Hace exactamente un año estaba en mi casa con una máquina industrial alquilada y un tetris de muebles para hacer que la mesa de comedor pudiera hacer de mesa de patronaje. Poco a poco fue creciendo, con mucho trabajo y el apoyo de todas las personas que se apuntaron al proyecto: agencia de comunicación, marketing, directores artísticos… Ahora somos un equipo y, aunque no estemos todos en el mismo espacio, se siente como una gran familia. En el estudio somos cinco todos los días, pero en períodos de colección podemos llegar a ser nueve o diez solo en la parte de ‘atelier’.
¿Cómo es el hombre para el que diseñas? Describe como te imaginas el hombre Barrera cuando estás diseñando.
Diseñamos para cualquiera que valore una prenda bien hecha, con buenos materiales y buena construcción, y para alguien que se sienta segura/o de sí misma/o con cualquier cosa que se ponga. Creo que eso es lo más importante, no que haya una única figura a la que queramos vestir, si no que el que lleve las prendas las lleve porque se siente increíble en ellas.
La moda masculina siempre ha estado en un segundo plano pero, afortunadamente, se está produciendo una remodelación de la figura varonil y de lo que significa hoy en día ‘masculinidad’. Un hombre más preocupado por su estética, con interés por la moda y una mayor sensibilidad artística. ¿Crees que llegará el momento en el que la moda masculina tenga la misma representación y esté al mismo nivel que la moda femenina?
No es solo cuestión de moda, es el cambio de paradigma de una única y marcada masculinidad a la representación de diferentes masculinidades. Creo que más que llevar la moda masculina al nivel de la femenina se trata de derribar estereotipos de género y hacer prendas, independientemente de quién las lleve.
En tu caso, ¿qué te llevó a diseñar para el hombre?
Siempre me he sentido muy atraída por la sastrería y el componente artesanal que conlleva. La sastrería siempre ha sido un símbolo de virilidad y de poder, y siendo mujer me atrae el reto de descontextualizarla y aportarle ese toque tradicionalmente ‘femenino’. No deja de ser un proceso de exploración de las masculinidades y las identidades de género a través de la ropa.
En todas tus colecciones podemos encontrar algunos elementos comunes como roturas o aberturas en prendas, pantalones de tiro alto, piezas apretadas y muchos tirantes. ¿Crees que hay un hilo conductor a través de tus colecciones? ¿Hay una esencia siempre presente, independientemente de la inspiración de cada colección?
Siempre hay un hilo conductor, si fuera todo radicalmente diferente creo que no tendría tanto sentido. Cada colección tiene una inspiración que se comunica a través de unos códigos. Lo que se repite y se representa en varias colecciones es ese código con el que nos comunicamos, que vamos moldeando poco a poco. Ese código, el hilo conductor sería el lenguaje, y las diferentes inspiraciones serían las historias que contamos con ese lenguaje. Quizás haya un componente que me recuerde a mi infancia, cuando devoraba libros constantemente y subrayaba o memorizaba mis partes favoritas. Cambiar de inspiración en cada colección es como acabar un libro y empezar uno nuevo. Es una historia diferente, nuevos personajes y una nueva trama que al final pasa por el mismo filtro.
Sobre tu última colección Spring/Summer 2020, Treacle, sabemos que surgió escuchando a los Rolling Stones y del contraste entre el retroceso de las libertades y el conservadurismo de España con la Francia e Inglaterra modernas de David Bowie y Mick Jagger. Luego, en tu primera colección, hablabas de una historia de amor entre un torero y un pescador. ¿Qué nos puedes contar sobre tu proceso de creación? ¿Te inspiras en experiencias y vivencias cercanas o buscas un concepto y desarrollas una historia a su alrededor?
Es una combinación de ambas. Siempre hay una chispa que prende la curiosidad, ya sea algo completamente nuevo o algo que llevo queriendo explorar desde hace tiempo. Después eso se construye aportando experiencias, formas de ver las cosas y, en el sentido más literal, lo que es cómodo, lo que funciona, lo que sienta bien al cuerpo y no solamente queda bien en una foto.
Me gusta terminar las entrevistas hablando del futuro. Y, desde luego, auguramos uno muy prometedor para ti y tu firma. Has conseguido grandes logros en poco tiempo, así que, ¿dónde te ves en cinco años?
El objetivo es seguir creando colecciones y disfrutar del día a día con el equipo. Para que una marca se establezca necesita tiempo de maduración y no tengo prisa por llegar, sé que requiere su tiempo. Sea en cinco años o en diez, el futuro que deseo es poder tener una plataforma que me permita comunicar y expresarme, y ver que se valora nuestro trabajo y la gente quiere tener un pedazo de esa ilusión en su armario.