Un año más, la Beca METAL junto a LCI para el Máster en Estilismo en Moda, Publicidad y Medios Audiovisuales apuesta por el talento emergente, una ventana por donde se cuelan nuevas formas de entender la imagen, la narrativa visual y la identidad personal a través de lo que vestimos. En esta segunda edición, han sido dos los estudiantes que han podido beneficiarse de ella, Beatriz Segura y Agustín Espinosa. Nos acercamos a ellos para conocer mejor los caminos que les han traído hasta aquí, y los que trazarán una vez finalicen el curso. Ambos vienen de trayectorias que comenzaron lejos del mundo del estilismo, pero llegaron a él con la intensidad de quien reconoce, por fin, el idioma en el que quiere hablar. Esta entrevista es un viaje a sus inicios, sus referentes, su experiencia en el máster y su manera única de entender un sector tan fascinante como complejo. Si te gusta lo que dicen y estás pensando en estudiar algo así tú también, que sepas que LCI acaba de abrir la nueva convocatoria para el Máster en Estilismo en Moda, Publicidad y Medios Audiovisuales cuya fecha de inicio será el próximo mes de octubre.
Antes de empezar, nos gustaría conoceros un poco mejor: ¿cómo os describiríais en pocas palabras?
Agustín: Soy Agustín, tengo 27 años y soy de Chile. Me considero una persona versátil, creativa y muy curiosa. Empecé estudiando Odontología, estuve dos años en eso, pero luego decidí cambiarme a Publicidad y Relaciones Públicas. Hoy estoy enfocado en el estilismo, que es lo que realmente me apasiona.
Bea: También me considero una persona muy curiosa y creativa, aunque es algo que solo recientemente he empezado a aceptar en mí. Estudié Biomedicina y Genética, siempre siguiendo el camino que ‘se supone’ que debía seguir. Pero ahora estoy empezando a descubrir qué es lo que realmente me hace feliz: crear, expresarme, dedicarme al estilismo.
Agustín: Sí, creo que en ese sentido tenemos algo en común. Ambos venimos de un pasado más ligado a ramas científicas. Como decía, empecé con Odontología y estuve dos años en eso. Sentía que era el camino impuesto, el que había que seguir, por presión familiar o quizás por el ambiente en el que crecimos.
Como una especie de presión autoimpuesta.
Agustín: Exacto, como ese pensamiento de tengo que seguir este camino porque me va a asegurar algo en el futuro. Lo típico que te dicen: “Esa carrera tiene salidas”.
La moda tiene mil puertas de entrada. Venís de formaciones muy distintas. ¿Cómo fue ese salto? ¿Qué os llevó a cambiar de rumbo y encontrar en la moda un lugar donde quedaros?
Bea: Pues cuando terminé la carrera, entré en una crisis existencial bastante fuerte. Sentía que había estado en piloto automático todo ese tiempo: estudia, termina la carrera, haz el máster… Y por primera vez me detuve a preguntarme: ¿qué es lo que realmente me hace feliz? ¿A qué quiero dedicar mi tiempo, mi vida? Y de repente encontré la moda de una forma muy copying mechanist, como sin pensarlo, simplemente pasó. Por primera vez algo me despertaba mucho interés: ver vídeos relacionados, experimentar con la forma de vestirme… Hasta que me mudé a París y conocí a una amiga que trabajaba en estilismo. Ahí empecé con mis primeros proyectos, y recuerdo muy bien el primero: nunca había puesto tantas ganas y tanta motivación en algo. Fue entonces cuando me lancé de lleno y pensé, vale, esto es lo que quiero ser, este es el lugar donde quiero estar.
Agustín: En mi caso, el cambio partió desde algo muy personal: desde mi identidad. Tuve que romper con muchos cánones que tenía en la cabeza, cosas que me había autoimpuesto o que venía arrastrando. Empecé a experimentar con mi imagen, con quién era, y en ese proceso me desarrollé mucho como persona. Mi papá trabajaba en una tiendita de ropa y yo solía ayudarle: ordenábamos lo que llegaba nuevo y me preguntaba cosas como “¿cuál crees que se va a vender más?”. Supongo que ahí empezó todo, como una curiosidad que quedó latente. Vengo de un pueblo pequeño en Chile, y cuando me mudé a la ciudad, todo empezó a transformarse. La ropa cobró un sentido completamente nuevo para mí. Me encantaba observar cómo se vestía la gente por la calle, y eso me iba marcando casi sin darme cuenta. Salir de noche, conocer nuevas personas… así, de manera natural, me fui metiendo en el mundo del estilismo. Me invitaron a colaborar en algunos proyectos y así fui entrando. Igual que Bea, viví ese primer proyecto con una mezcla de inocencia y entusiasmo. Lo disfruté muchísimo, y en ese momento supe que esto era lo mío.
Con tantos másteres, talleres y cursos circulando, ¿qué os hizo apostar por este programa en concreto? ¿Qué buscabais que solo aquí sentisteis que podíais encontrar?
Agustín: Yo, principalmente, creo que fue porque lo vi conectado con METAL. Para mí es una revista que seguía desde hace ya tiempo y es un medio de comunicación reconocido. Postulé a esta beca por ellos y porque combinaba estilismo, comunicación audiovisual y relaciones públicas. Podía unir lo que había estudiado con esta mirada más alternativa.
Bea: Sí, para mí también fue un poco eso. Y también porque no había visto que existiera un enfoque del estilismo tan amplio, más multidisciplinar. Solo encontraba cursillos sueltos, y este me pareció la mejor opción.
El proceso de selección fue exigente: moodboard, ejercicio creativo, entrevista… ¿cómo lo vivisteis?
Bea: Fue intenso, yo no me lo esperaba para nada. Pensé que sería algo más sencillo, pero te exigía mucho desde el principio.
Agustín: Sí, a mí me pasó lo mismo. La verdad, fue una sorpresa. Éramos bastantes personas y duró como dos horas. Tuvimos que presentar una propuesta de proyecto donde combinábamos estilismo, maquillaje, iluminación… Era una forma de ver cómo conectábamos todas esas disciplinas.
¿Hubo algún momento de bloqueo o, al contrario, una sensación de “esto me define perfectamente”?
Agustín: Sí, a mí en general me pasa que tengo muchas referencias, pero están dispersas, en distintos lugares, y a veces me cuesta bajarlas. Soy bastante curioso y mi estética va cambiando. Siempre dentro del mismo universo, claro, pero depende mucho de cómo me voy sintiendo o relacionando. En ese momento, ordenar todo eso fue un reto, pero al final salió bien.
Bea: Sí, es muy loco. No es como hacer un proyecto libre o un moodboard con lo que te gusta. Te dan una temática, unas indicaciones, y tienes que adaptar tus referencias a eso. Ahí estaba el reto. Todas tenemos ideas o proyectos que querríamos hacer, pero hacer que realmente tengan sentido dentro de lo que te piden… eso es lo complicado.
¿Qué referentes tenéis? ¿Quiénes os inspiran a la hora de crear o pensar vuestros proyectos?
Bea: A mí me inspiran mucho mis amigos, que también están metidos en el mundo creativo, en la moda. Además de otros referentes más grandes, claro.
Agustín: Yo encuentro inspiración en salir, ver a la gente arreglada, por la calle, mis amigos, amigas, amigues… El movimiento queer también me inspira mucho. Y estar rodeado de personas que están todo el tiempo creando cosas. Siempre voy tomando elementos que después adapto a mi propio universo, a mi estilo.
Bea: También, gracias a las redes sociales, tenemos mucho más acceso a revistas, estamos más conectados con otros diseñadores. Es todo mucho más directo y eso ayuda muchísimo.
Agustín: En realidad no tengo referentes superespecíficos, sigo a muchos estilistas y marcas que me gustan. Pero no soy de seguir a nadie en plan superintensamente, simplemente voy scrolleando y cuando estoy con algún proyecto, si veo algo que me interesa lo guardo o me lo quedo como referencia. A veces también viene de personas con las que colaboro. Cojo eso y lo transformo a mi manera, digamos.
Y ahora que lleváis un tiempo en el máster… ¿qué os ha transformado más hasta el momento?
Agustín: Lo que más me ha transformado es entender que esto también es un trabajo. Es muy amplio y uno tiene que ser autoexigente, porque es fácil aplazar cosas. Hay que enfocarse en lo que te gusta y estar todo el tiempo haciendo, demostrando que vas al ritmo de este sector. También aprendí a ponerme límites, a decir “esto es mío” y no dejar que todo se mezcle sin dirección. Lo veo mucho en cómo se relacionan los compañeros con la universidad.
Bea: Sí, yo ahora estoy 100% enfocada en esto. Como dice Agustín, se trata también de ser autónoma. En esta disciplina la exigencia viene de una misma. Antes estaba entre biomedicina, genética, trabajando solo por dinero y este máster me ayudó a concentrarme de verdad en lo que quiero.
Agustín: Y fuera de clase también se aprende mucho. Los profesores nos han enseñado y apoyado mucho, pero hay muchas cosas que solo se entienden durante la marcha.
Bea: Sí, porque todo parte de tu propia curiosidad.
El máster os da las bases, y a partir de ahí cada uno vuela por su cuenta. Y en este camino, ¿hay algo que creáis que se podría mejorar del máster?
Bea: Diría que lo único mejorable está en el proceso de selección. Se pide haber sido estilista antes, o al menos tener un portfolio o un moodboard con trabajos ya hechos, y eso puede ser muy difícil si vienes de otra disciplina. Pero, bueno, también es una forma de demostrar si realmente tienes interés.
Agustín: Claro, si llegaste hasta ahí, es porque te interesa de verdad. A nivel universidad, es complicado cuando el grupo es tan grande —en el máster somos unos veinte o veintidós. Creo que los profesores están muy bien, igual que todo el contenido teórico. En lo práctico hay muchos trabajos en grupo, entiendo que es por temas de tiempo, porque no da para que todos desarrollen propuestas individualmente. Pero también creo que eso es clave si quieres crecer como creativo. Y es algo que nos pasa mucho a los dos: tenemos visiones estéticas distintas, y eso también es lo que enriquece.
Bea: Sí, porque este es un mundo supercolaborativo, pero también muy egoísta al mismo tiempo.
Justo eso os quería preguntar: ahora que ya estáis más metidos en esto, ¿qué es lo que más os ha sorprendido? ¿Ha habido algo que os haya desconcertado, decepcionado o, al revés, algo que os haya entusiasmado de forma inesperada?
Agustín: Es un mundo muy bonito porque siempre hay colaboración, sobre todo entre distintas disciplinas como fotógrafos, maquilladores, artistas, pero cuando se juntan dos estilistas en un mismo proyecto, puede ser complicado: cada uno tiene su visión, su estilo, y no siempre encajan. Cuando ya encontraste tu universo, es difícil fusionarlo con el de otro. Aun así, eso también tiene su lado bueno: en cada proyecto conoces a más gente, haces conexiones, amistades... También es un entorno muy competitivo, donde a veces lo superficial pesa demasiado —importa hasta la última etiqueta— y eso hace que se pierda un poco el foco en lo humano.
Bea: A mí todavía me sorprende lo poco que se valora este trabajo, sobre todo en España. Es complicado que se entienda como una carrera profesional y no como un hobby. Me encanta colaborar, pero también debería estar bien remunerado.
Agustín: Sí. Mucha gente piensa que solo es ponerle ropa a alguien, pero hay mucho detrás: ideas, movimiento, esfuerzo físico, dinero... A veces no se valora y eso desmotiva. Pero al final, las ganas siempre ganan. La moda para mí es algo muy profundo, me ha sostenido en los momentos más oscuros. Siempre la voy a cuidar y usar como forma de expresión.
Qué bonito eso último. Al final, es un mundo de luces y sombras.
Bea: Sí, justo de eso tratará mi TFM. Aún no tengo la idea del todo definida, pero este año ha sido muy intenso para mí. Ha habido momentos duros, incluso oscuros, pero también muy bonitos. Situaciones que me han hecho valorar la vida y encontrar refugio en las pequeñas cosas, esas que te hacen olvidar por un rato lo difícil. De ahí nace la inspiración para este trabajo. Quiero expresar todo eso.
Y hablando de futuro… ¿Dónde os gustaría estar en unos años? ¿Qué metas tenéis?
Agustín: A mí me gustaría cambiar de ciudad. Ha sido muy duro migrar y encontrar estabilidad, pero creo que Barcelona aún tiene cosas por dar. Aun así, me apetece estar en un sitio más grande, donde la moda se mueva más, haya más marcas, más gente con la que colaborar… Me encantaría poder vivir de esto al 100% y seguir con mis proyectos personales. Ojalá, Madrid, Berlín o París.
Bea: Yo me imagino en París en los próximos años. Soy una persona muy curiosa y me encanta crecer a nivel profesional. Siento que el siguiente paso, tanto personal como laboral, está allí. Me encantaría seguir desarrollándome y avanzando en mi carrera desde ese lugar.
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