¿La rutina te sienta mal? ¿Cada lunes te planteas el sentido de tu vida? La protagonista de la campaña de Rita Row para esta temporada Otoño/Invierno 2017 también. Pero más que la duda o la búsqueda de la razón de su existencia a principios de semana, destaca algo mucho más poderoso: el aburrimiento. Siente una pereza y una apatía inhumanas hacia todos los días de la semana menos uno, el domingo. ¿Y qué hace de este día algo tan maravilloso para ella? Es cuando al fin se libera y hace lo que le apetece –que, según muestra el vídeo, titulado Sunday Roast, consiste en bailar y comer pavo asado.
Rita Row es una firma mediterránea, de Figueres (Girona), a cuyas creadoras, Inma Serra y Xènia Semis, entrevistamos hace un tiempo. Y siguen manteniendo su filosofía y enfoque hacia aquellas mujeres trabajadoras, independientes y naturales que “se levantan con Age of Consent de New Order y se acuestan viendo un capítulo de Girls”. En este vídeo, dirigido por Núria Tolós, la protagonista –cuyo nombre es Rose– se levanta fatigada y desmotivada de lunes a sábado. La vemos estirada boca abajo en un tobogán, tirada en un sofá resolviendo un cubo de Rubik sin tan siquiera mirárselo, sentada en una butaca haciendo ver que riega el jardín, o sirviéndose un café distraída que acaba vertiendo encima de toda la mesa.
Pero el domingo todo cambia. En la entrevista anterior las diseñadoras confesaban que a la mujer Rita Row “le gusta comer bien”, y se ve en el pavo asado que Rose se sirve a ella y a los cuatro alter egos con quien comparte mesa. Juntas se sumergen en un vals, un baile típicamente lento, pero que se ha convertido en algo vivo y rápido, como sus domingos. Ahí es cuando se dejan ir, mostrando las prendas de una forma natural y funcional y que permiten libertad de movimiento absoluta. Tras el frenesí, Rose se despierta en soledad, recordando que es lunes… otra vez.
Pero el domingo todo cambia. En la entrevista anterior las diseñadoras confesaban que a la mujer Rita Row “le gusta comer bien”, y se ve en el pavo asado que Rose se sirve a ella y a los cuatro alter egos con quien comparte mesa. Juntas se sumergen en un vals, un baile típicamente lento, pero que se ha convertido en algo vivo y rápido, como sus domingos. Ahí es cuando se dejan ir, mostrando las prendas de una forma natural y funcional y que permiten libertad de movimiento absoluta. Tras el frenesí, Rose se despierta en soledad, recordando que es lunes… otra vez.