Desde sentimientos como la soledad, la melancolía o el desasosiego hasta canciones de David Bowie, The Clash, Nico, o Radio Futura, Yoshitomo Nara (1959, Japón) ha ido construyendo muy meticulosamente un universo tan personal e intimista como globalmente reconocido y celebrado. En su nueva exposición en Guggenheim Bilbao, que se puede visitar hasta el próximo 3 de noviembre, el artista japonés ha trabajado mano a mano con la comisaria Lucía Agirre para ofrecernos un pedacito de su mundo.
Aunque le costó hacerse un hueco en el mundo del arte y conseguir que críticos, prensa y demás agentes confiaran en su trabajo, actualmente Yoshitomo Nara es uno de los creadores más célebres del mundo. Y es que sus cariacturescas figuras infantiles, tan fácilmente reconocibles, se han convertido en todo un símbolo. A veces sus expresiones son insolentes, en otras más melancólicas, y en otras apartan la mirada del espectador como si fueran tímidas. Y, en los últimos años, se puede observar una mayor serenidad en sus expresiones, muy seguramente por la paz interior que habrá encontrado su autor al estar más seguro de si mismo y tener menos que demostrar. En todas ellas, con esos ojos gigantes y cabezas desproporcionadamente grandes, somos capaces de reconocernos y de vernos.
Porque todas ellas hablan de los sentimientos de Nara, quien ha conseguido plasmar sus estados de ánimo más íntimo en figuras que han sabido atraer a todo el mundo. Casi todo empezó con algún derivado de la tristeza (la soledad, la alienación, la incomprensión), ya que el artista japonés, después de estudiar pintura en la Universidad de Bellas Artes de Aichi, asistió a la prestigiosa Kunstakademie de Düsseldorf a finales de los 80. Allí, sin hablar alemán y con una práctica poco comprendida, descubrió lo que era ser un outsider.
Así, la exposición en el museo Guggenheim de Bilbao, se distribuye en momentos sentimentales para él: Un lugar solitario (sobre todo recordando su sensación de soledad en su infancia), En busca de lo que faltaba (un sentimiento de aventura, de atrevimiento), Aquí tengo todo lo que necesito, Tras el terremoto, Pensar en silencio, Bajo el cielo brumoso y, para acabar, Dibujando las líneas y defendiendo la paz.
En todos sus momentos y experiencias vitales, la música ha jugado un rol vital para el artista japonés. Siempre ha sido muy sincero sobre su interés por el pop, el rock y la música underground, especialmente de los 80 y 90, cuando era joven, estaba explorando el mundo e incluso vivía en un país casi al otro lado del mundo. Entre los tracks más celebrados por Nara encontramos Street Fighting Man, de The Rolling Stones; Touch Me, de The Doors; Children of the Revolution, de T.Rex, o Salta!!!, de Tequila. Por cierto, por si quieres ponerte en su mood, ha preparado una playlist en Spotify:
Con un estilo pictórico instantáneamente reconocible, unos personajes tan enigmáticos como entrañables, y una carrera de más de cuarenta años a sus espaldas, Yoshitomo Nara se ha consolidado como una de las figuras más destacadas en el mundo del arte contemporáneo. Poder ver una colección tan grande de su obra es todo un privilegio, así que si tienes un segundo, acércate a Bilbao, que cualquier excusa es buena.