Paolo Leduc repite en las pasarelas de 080 Barcelona Fashion y lo hace con una colección aún más contundente que la anterior. Con una estética completamente definida, consistente y representativa del ADN de la marca. Contraband Gods demuestra cómo la moda masculina y la sastrería son el lienzo perfecto para un sin fin de manipulaciones y técnicas de creación que se alejan de los convencionalismos y se acercan mucho más a una especie de híbrido de conceptos diversos, que resultan en una imagen tan atractiva como la que pudimos presenciar en la segunda jornada de desfiles.
Esta colección fue una en la que todos los elementos que la conformaron se alinearon a la perfección para comunicar exactamente la visión de su creador, desde el styling hasta las mismas prendas. El primer look ya contaba con todos los elementos necesarios para intuir el camino que tomarían el resto. Sombrero vaquero, camiseta agujereada con una gran cruz gótica y un traje en esencia clásico, pero con sutiles transformaciones que sugieren un buen nivel de entendimiento de la sastrería, fueron el perfecto abrebocas para lo que estaba por venir. El universo del rock, el punk, y las influencias de las mexican gangs y los cholos se trasladaron a las creaciones de Leduc, este último referente plasmándose no solo en los diferentes estampados de las prendas sino en los cuerpos de los modelos en forma de tatuajes, con lettering góticos y símbolos religiosos como cruces y rosarios.
El acercamiento a la cultura mexicana no solo se dio mediante la imagen gráfica, sino que la presencia de prendas deportivas como los icónicos pantalones cortos satinados que usan los luchadores, vistos tanto solos como bajo jeans y pantalones de vestir, sumado a las constantes referencia a El Santo, quizás uno de los mayores representantes de esta disciplina de origen mexicano, demuestra cómo la exploración de códigos procedentes de distintas culturas, y el uso de los mismos siempre desde el respeto y la admiración, contribuyen a la riqueza creativa y a la constante innovación que es el motor de esta industria.
Más allá de la poderosa estética y del implacable estilismo donde fueron frecuentes los contrastes entre prendas, sastreras, de streetwear y de aspecto más relajado y casual, la colección es todo un homenaje al oficio de la creación textil. La importancia dada a procesos tan decisivos en la labor del diseñador, el sastre y el costurero como el patronaje y la construcción interna de las piezas, con la infinidad de detalles que esto implica, desde la entretela hasta los hilvanes, fueron trasladados al exterior, haciéndose patente ante los ojos de quienes no son conscientes de todo lo que hay detrás de las prendas que usan a diario. Esta traslación fue ejecutada de manera elegante e inteligente, la forma de los patrones de cuerpo básicos recortados en tejido denim fueron integrados en gabardinas, así como la estructura de un cuerpo de chaqueta en tejido similar a la entretela usada en sastrería unido a una camisa, creando un efecto óptico de dos prendas que en realidad eran solo una.
Contraband Gods demuestra el amor y respeto que Leduc siente por el oficio que ejerce. Cuando un creador aprecia su obra, se nota, y no solo resulta en una colección exitosa y bien lograda, sino que da una especie de tranquilidad a quienes nos importa el futuro de este industria y quienes esperamos que las nuevas generaciones sean conscientes de su valor. Paolo Leduc sin duda lo es.