María Trénor tira del hilo para mostrarnos la historia detrás del mito de la composición de uno de los álbumes más importantes de la música psicodélica del siglo XX, Rock Bottom (1974). Mediante un film homónimo que combina animación para adultos, cine documental y musical para abordar con sensibilidad la vida del músico experimental Robert Wyatt, la directora se centra en su descenso emocional y psicológico por el mundo de las drogas, un accidente que lo deja en silla de ruedas y una historia de amor. Con esto, María consigue tejer un relato que culmina en una reflexión sobre el poder transformador de la música que protagoniza la categoría Made In Spain del Festival de Cine de San Sebastián, donde nos hemos encontrado con ella para hablar de realidad vs ficción, cómo conoció a Wyatt y sus planes de futuro.
Hasta la fecha, tu carrera ha estado marcada por diferentes cortometrajes, siempre en el campo de la animación. ¿Qué has aprendido como directora en tu primer largo?
Ha sido todo un reto. Realizando cortometrajes trabajas con muy poca gente; en los que he realizado, normalmente éramos tres personas. De esta manera puedes guardar ese tesoro que es la sensación abstracta de haber hecho un trabajo de autor, es muy fácil, pero un largometraje es una montaña rusa de viaje.
Han sido casi dos años de trabajo, ¿no?
Sí, son dos años. Como te decía, pasas de trabajar con muy poca gente a contar con un equipo de casi quinientas personas, que son las que han trabajado en este largometraje. Guardar ese tesoro de película de autor con un film que tiene toques experimentales e intentar que el equipo entienda ese punto es un reto enorme.
En ese sentido, ¿qué comparte esta película con tus trabajos anteriores?
El punto más importante es que parto de la música; para mí la música es lo más importante. Segundo, que tiene una temática y una estética bastante underground, que conecta con mi primer corto, ¿Con qué la lavaré? Son temáticas que, curiosamente, no tienen nada que ver con mi vida personal, sino que proyecto ahí el lado más salvaje.
¿Qué te lleva a interesarte en la vida de Robert Wyatt?
Tiene una vida muy interesante. Aparte de que me gusta su música, encuentro que su historia personal es muy potente: cómo alguien en un momento muy álgido de su carrera se cae y se tiene que reinventar, porque con las piernas sin funcionar ya no puede tocar la batería. Pues se reinventa y saca uno de los álbumes considerados más importantes del siglo XX. Es una historia de superación muy potente.
¿Cómo fue vuestro primer encuentro? ¿Cómo lo conociste?
Lo conocí de una manera bastante casual acompañando a unos periodistas que estaban haciendo entrevistas a artistas que habían vivido en Mallorca. Los acompañé y, por supuesto, después de escuchar Rock Bottom, quería conocer a su autor. Y cuál fue mi sorpresa cuando me encontré a un artista tan potente como él, una persona sin ningún ego, supersencillo, cercano y al que pude atreverme a preguntarle si podía hacer algo con Rock Bottom.
¿Cómo le planteaste la idea de hacer un documental sobre su vida? ¿Cuánto tiempo pasó?
Pasamos dos días, no en su casa, sino yendo a visitarlo a Inglaterra. Por supuesto yo no le hice la propuesta directamente. El primer día le hice un dibujo, un retrato, y salimos a cenar juntos con su mujer, ahí fue cuando pude comprobar lo cercano, lo humano y lo encantador que era. Fue cuando me atreví a preguntarle si podía hacer una película de animación con Rock Bottom.
¿Cómo se lo tomó?
Me respondió con total naturalidad que hiciera lo que quisiera.
¿Sigues en contacto con él? ¿Sabes qué está haciendo? ¿Ha podido ver la película?
Lamentablemente, el estado de salud de Robert Wyatt no es bueno. Le hemos enviado la película pero creo que no la ha podido ver porque está perdiendo la memoria, su mujer está perdiendo la vista y me parece que están en una situación bastante delicada. Me hubiese encantado que vieran la película, pero al menos durante el proceso él ha sido consciente del proyecto. Yo le envié algunas imágenes y fue muy generoso con Alba [Sotorra], la productora. A la hora de ceder los derechos, dio las máximas facilidades.
Hablando de Alba, ¿cómo la conoces y consigues que se interese en tu proyecto? El otro día dijiste que tardaste diez años desde que planteaste la idea.
Si ya es complicado sacar adelante un proyecto de animación de adultos, imagínate uno underground y de autor, es muy difícil vender la idea. Pero coincidí casualmente en un encuentro de mujeres cineastas a Alba, en una comida, y se lo expliqué. Como es una valiente a la que le gustan los proyectos arriesgados dirigidos por mujeres, le interesó Rock Bottom, y aquí estamos con la película terminada.
¿De qué referentes pictóricos o de animación partíais para dibujar la película?
Hay varios. En la parte de Mallorca, de los paisajes, me inspiré en La tortuga roja (2016, Michael Dudok de Wit), y luego hay mucha inspiración de cómics underground de los años setenta para las partes de Nueva York de esa época.
También en las películas que rueda Alif, la pareja de Robert Wyatt, hay mucho cine experimental.
Sí, ahí hay mucha inspiración, sobre todo de José Val del Omar o Maya Deren.
Tambien Stan Brakhage.
Correcto, también. Ideas del primer cine experimental que se hizo, en realidad.
¿Cómo reconstruyes narrativamente la relación autodestructiva del personaje consigo mismo y  después la relación con su pareja?
Rock Bottom no es un biopic pero sí se inspira en la vida del protagonista. Los personajes representan a la generación de artistas europeos que vivieron la era hippie, en concreto estamos representando el fin del largo verano del amor. Se demuestra que todos los mitos que se habían vendido al principio de la era hippie, como por ejemplo que las drogas abrían la mente y eran muy buenas, son falsos. Aquí se ven todos los efectos negativos o destructivos de cuando los artistas unen el alcohol y las drogas al proceso creativo.
¿Has intentado ser muy fidedigna a lo que Robert Wyatt te explicó de su vida? ¿Dónde sitúas la frontera entre realidad y ficción?
Está todo bastante ficcionado menos el hecho de que él estuvo en Mallorca. Ella no vivió en Mallorca, pero él sí. El accidente él lo tuvo en Londres durante el cumpleaños de uno de los miembros de Pink Floyd, aunque nosotros lo hemos representado en Nueva York, también un poco mirando de hacer el proyecto un poco más internacional, saliendo de Europa. Hay bastante ficción que representa más a una generación que a ellos mismos.
¿Cómo fue el proceso técnico de animación de la película? ¿Cuánto dura? ¿Cuáles son sus fases?
La técnica de animación mayoritaria de la película es 2D, se llama rotoscopia. Hemos grabado con actores y actrices reales, primero porque acelera el proceso de producción y eso lo hace más económico, y segundo, además, porque ha enriquecido el proceso artístico de cómo se comportan los personajes. Estos actores y actrices han aportado ideas muy interesantes y le han dado realidad y expresividad a los personajes.
Ya para acabar, ¿qué es lo que te llevas personalmente de esta experiencia? ¿Tienes otros proyectos en mente?
Por ahora está todo muy a flor de piel, creo que necesitaría un poco de tiempo para disfrutarla descansada. Ahora estoy con otros proyectos en mente: he iniciado una novela gráfica y tengo la idea de hacer otro musical animado que tengo en la cabeza. Pero necesito reposar esta experiencia, por lo menos a mí me es muy complicado solapar esta película tan recién acabada con otro proyecto.
El cine y la animación son agotadores, es algo muy a largo plazo, un proyecto de dos años, hay que tener mucha paciencia. Creo que la gente que nos dedicamos a la imagen y a la animación tenemos un carácter muy distinto a la gente que hace ficción porque no ves resultados inmediatos; hay que tener un carácter muy paciente y mucha  capacidad de concentración.
ROCK-BOTTOM-2.jpg