Justo antes de entrar al Museo Jumex en Ciudad de México, nos recibe la colosal escultura The Virgin Mother de Damien Hirst, una pieza de diez metros de altura de una mujer embaraza, cuyo cuerpo está divido por la mitad: a la derecha, su ‘fachada exterior’ humana, y la otra, la parte que nunca vemos, compuesta de músculos, tendones, ligamentos y huesos. Es un primer impacto chocante que adelanta lo que veremos en las tres plantas del edificio, un recorrido por la célebre y polémica obra del artista británico.
Comisariada por Damien Hirst y Anne Gallagher, con quien el artista tiene una estrecha relación y quien se ha encargado, entre otras, de su retrospectiva en la Tate Britain de Londres, Damien Hirst: Vivir para siempre (por un momento) se puede visitar hasta el 25 de agosto y reúne algunas de las piezas más famosas del británico: desde la calavera incrustada de diamantes hasta varias pinturas de puntos y de mariposas, pasando por series como Natural History, Medicine Cabinets, Spin Paintings o Cherry Blossoms.
Es una muestra que ocupa todo el Museo Jumex, lo que ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse de lleno en la obra de Hirst, y según explicó Gallagher, lleva más de dos años organizándose. “El objetivo de esta retrospectiva no es solo mostrar las obras emblemáticas, sino también permitir al público descubrir la evolución de una carrera de más de treinta años”, decía en rueda de prensa la comisaria. Y añadía que “el título deja claro que en el corazón de su trabajo reside la mortalidad”. Efectivamente, la muerte es uno de los temas centrales de la obra de Hirst. Y, muchas veces, también el medio. Como denunciaba la periodista Caroline Goldstein en un artículo de 2017 para ArtNet, se estima que más de un millón de animales (sobre todo insectos como mariposas y escarabajos, pero también peces, aves, tiburones, vacas, caballos, cerdos o cebras) han sido víctimas del artista para convertirse en obras vendidas por millones de euros.
La exposición en el Museo Jumex deja clara la preocupación de Hirst por la naturaleza efímera de nuestro paso por la tierra. Más allá de las esculturas impresionantes (y no aptas para sensibles) de Natural History, aquellas en que parte a animales por dos y los conserva en tanques de formaldehído, también hay otras menos evidentes como los Medicine Cabinets, colecciones de herramientas, objetos, medicinas y demás que hablan de nuestra obsesión por alargar la vida curando enfermedades, transformando nuestro cuerpo y desafiando las leyes más básicas de la naturaleza. O The History of Pain, donde un globo que flota en el aire se resiste a ‘morir’ explotando en las afiladas cuchillas que tiene justo debajo, apuntándolo de forma amenazante.
También se explora la muerte a través de figuras más alegóricas como ángeles o las vidrieras de las catedrales góticas hechas a base de alas de mariposa, lo que también nos deja entrever su conexión más espiritual más allá de la muerte material. Más allá de la polémica y el shock que acarrean sus obras, si el trabajo de Damien Hirst ha llegado tan lejos es porque, en parte, habla de manera muy cruda de temas universales y en los que todos nos podemos ver. Uno de los más comunes es el tabaquismo, esa adicción todavía tan persistente, y que Hirst plasma en esculturas gigantes como Party Time (que, además, apesta, ya que es un cenicero inmenso lleno de colillas de cigarrillos de verdad).
En definitiva, la obra de Damien Hirst siempre levanta ampollas. Por supuesto, el circo del mundo del arte contribuye enormemente a esto, y más en tiempos de viralidad donde cualquier cosa es polémica. Que además estudiara en la prestigiosa Goldsmiths de Londres y supiera moverse por el circuito adecuado fue, por supuesto, un impulso que ayudó a catapultar su carrera. Sin embargo, una exposición como Damien Hirst: Vivir para siempre (por un momento) también refleja treinta años de carrera constante en los que el artista no ha dejado de evolucionar sin alejarse de los pilares sobre los que cimentó su práctica.
Vista de la exposición Damien Hirst: Vivir para siempre (por un momento). Museo Jumex, 2024. Fotografía: Prudence Cuming Associates Ltd. © Damien Hirst and Science Ltd. Todos los derechos reservados, DACS/Artimage 2024.