Adentrarse en la madrileña calle de José Ortega y Gasset ayer por la tarde era una auténtica prueba de obstáculos. Para alcanzar nuestro objetivo, la nueva tienda de Balenciaga, que ayer celebraba su fiesta de inauguración oficial, tuvimos que atravesar un barrio, el de Salamanca, mientras se vestía de gala para celebrar la Vogue Fashion Night Out unas horas más tarde ante la mirada de muchos curiosos para quienes la apertura de la última boutique de la marca capitaneada por Demna no pasó desapercibida.
Vestidos de riguroso negro, los encargados de la nueva tienda, ubicada en el número 10 de la calle José Ortega y Gasset, nos daban la bienvenida a lo que prometía ser una experiencia inmersiva. El local, de casi cuatrocientos metros cuadrados y dividido en dos plantas, es una extensión muy lograda de la identidad de la firma, uno de los proyectos que más interés despiertan en la escena de la moda internacional, que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos con éxito. Zapatos, bolsos, accesorios, gafas de sol, joyería y las últimas propuestas ready-to-wear para hombre y mujer se encuentran en este espacio construido sobre el concepto “Raw Architecture”.
Manteniendo un marcado carácter industrial, la tienda se desprende de todo ornamento y opta en su lugar por la reducción a la esencia, respetando los elementos estructurales ya existentes y dejando las superficies intencionadamente sin tratar. El foco está puesto en las espectaculares prendas y complementos que hacen de la boutique un espacio vivo, así como en ofrecer una experiencia única al consumidor final favoreciendo su inmersión en su universo creativo de la maison. Las mesas de metal, las columnas de hormigón y los asientos tapizados con cuero reciclado dan forma a un espacio en el que el diseño abraza la pureza de las formas y la naturaleza de los materiales. 
Fueron muchas las caras conocidas que no quisieron faltar a la inauguración. Lola Índigo y Jedet, entre otras, se acercaron a descubrir la tienda en primera persona y fichar sus piezas favoritas.