El pasado viernes poníamos rumbo al pabellón 14.1 de Ifema, epicentro de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, para asistir al desfile de una de las firmas que más interés despierta en la escena, Álvaro Calafat. El proyecto liderado por el malagueño, que irrumpía con fuerza hace dos años en el calendario oficial de diseñadores consolidados de la gran cita con la moda española (a la que, por cierto, Madrid es Moda no deja de comer terreno) volvía a pisar la moqueta que le vio debutar en la ciudad en lo que prometía ser un ejercicio tan emocionante como arriesgado.
A Álvaro Calafat no le da miedo probar cosas nuevas. O sí, quién sabe, pero lo que está claro es que aunque su cabeza pueda estar plagada de temores e interrogantes por el impacto que tendrán las nueva fórmulas con las que experimenta, siempre de la mano de Ana Ponf y su equipo, lo que a nosotros como público nos llega es un sentimiento de seguridad, determinación y valentía. Adjetivos intrínsecos a su visión de la moda, a la que da forma a través de piezas de marcado carácter escultórico en una propuesta cuidada al detalle que encierra muchísimas horas de trabajo, y también a su discurso, real y honesto.
El malagueño no siempre se ha mostrado complaciente con las decisiones tomadas por la semana de la moda madrileña, del mismo modo que ha reivindicado abiertamente la falta de apoyo a los diseñadores noveles y la necesidad de crear espacios efervescentes que promuevan la creatividad más absoluta. De estas carencias nace precisamente el Premio Internacional de Moda David Delfín Talento Original, un galardón muy reciente impulsado por La Térmica, Málaga de Moda y la Diputación de Málaga, con el que Calafat, diseñador host y aliado estratégico de la iniciativa, pasa a la acción apoyando a sus compañeros creadores a la vez que lucha por posicionar a España y a su querida Málaga en el mapa de la moda internacional.
Este espíritu rebelde e inconformista también se trasladó a su última colección, Oddities Odyssey, presentada el viernes por la tarde en el marco de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Una propuesta que parte de un interrogante que roza lo filosófico, ¿para quién es la moda?, con la que la firma abraza la diversidad, el surrealismo y la belleza para reafirmar su identidad de marca. Las espectaculares construcciones en impresión 3D, uno de sus elementos estrella, vuelven a poner de manifiesto la importancia que este proyecto presta al trabajo bien hecho, la artesanía y la experimentación. No podemos decir lo mismo de otras marcas españolas que, pese a abanderar un discurso reivindicativo de lo más interesante, no logran impactar en pasarela con sus propuestas.
En Calafat sí advertimos un equilibrio que ha ido perfilando paso a paso, desde que desfilase en 080 Barcelona Fashion en mitad de la pandemia hasta su anterior desfile en Puente Cáscara Matadero de Madrid el año pasado, que nos lleva a creer firmemente en la viabilidad del proyecto. Si en su debut en Ifema le reprochamos de alguna forma la falta de un hilo conductor bien estructurado, en Oddities Odyssey demuestra una madurez tremenda y una reducción a la esencia de la marca, sólida y contundente, que no necesita más para impresionar. Y a ese ejercicio sobresaliente quisieron sumarse algunas marcas con las que Calafat ha hecho un match de diez.
Mención especial merece la suma de fuerzas con UNOde50, comprometidos con la moda de autor y quienes ya colaboraron con el diseñador Peter Sposito en MBFW Madrid, y la sinergia con Ahayo Eyewear, el proyecto emprendido por el actor Ricardo Gómez y Nitro y Javier Moreno de La Plazuela que ha conquistado las redes con unas gafas inconfundibles. Todos ellos acudieron a la llamada de Calafat, al igual que lo hicieron el cantante La Cruz, las artistas Lorena Castell, Pezones Revueltos, Alex de la Croix y La Hija del Jeque y varias protagonistas de Drag Race España como Estrella Xtravaganza, entre otros muchos. El front row era una extensión lógica del ADN de la marca, que con este último desfile consolida su presencia en la escena de la moda nacional gracias a una propuesta depurada que, sin perder un ápice de personalidad, les coloca en el siguiente nivel.
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