Sabíamos desde un principio que, para llevar a cabo una idea innovadora, teníamos que tener una marca totalmente distinta a lo que existía en los mercados. Además tuvimos en cuenta algo súper valioso para nosotros: tenía que representar nuestros valores. Nada de una web para hacer click y comprar, nada de letra pequeña en las suscripciones, ni técnicas de marketing abusivas llenas de pop-up y banners. Queríamos contar una historia muy nuestra sobre comer, descubrir, compartir y vivir, de una forma fresca y divertida. Por un lado, respetamos mucho al artesano y su labor, el mimo, el amor y su historia, que son bases necesarias para hacer productos de alta calidad y, sobre todo, únicos. Esto lo representamos con el aire vintage de la marca. Por otro, estamos empeñados en revolucionar el mundo gourmet. Queremos hacerlo más divertido, fresco y urbano. Esto lo representamos con los colores, el movimiento, las formas, la tipografía y los cuadros de texto perfectamente desordenados. Así, nuestra imagen se presenta como un vintage renovado, post-moderno, pero con un toque urbano y actual.