En 2008 volví de Londres. Allí había estudiado producción musical pero en ese momento estaba perdida y me apetecía irme de nuevo fuera. De repente surgió la oportunidad de viajar unos meses a Vietnam y me compré una cámara réflex digital para documentar mí viaje. Jugué mucho con ella, pero no fue hasta un año más tarde que probé una cámara réflex analógica, fue entonces cuando empecé a sentirme responsable del acto y las connotaciones de hacer una foto.
Empecé con la fotografía, en cierto modo, por miedo a olvidar el pasado. Pasé 3 años viviendo en Londres y me di cuenta que solo tenía cuatro fotos malas en fiestas y me causó mucha tristeza. Mi diario en analógico se debe a mi obsesión por recordar absolutamente todo, lo bueno y lo malo, y tenerlo presente. En la línea de retrato empecé de casualidad y ahora es mi “full time job”. Estoy en un momento de exploración, ver hacia donde voy, por eso estoy retratando sin parar en mi estudio, me paso el día comprando telas para fondos.
Estaba en Argentina, la última semana, y me dio un ataque de nostalgia al darme cuenta que iba a echar mucho de menos todo aquello, así que me puse a disparar compulsivamente todo lo que quería recordar. Al revelarlo vi claro que eso es lo que quería capturar siempre, ese recuerdo. El retrato surge en el momento que mi cuerpo me pide más. Es adictiva la química que se produce en el estudio con la persona a fotografiar.
Sí, normalmente lo hago cuando estoy sola y conmigo misma, vulnerable y desprotegida, ayuda mucho si bebo vino o fumo algo (risas). Trato de captarme de la forma más honesta, más sincera.
Sí, ha sido muy importarme para mí aceptarme tal y cómo soy y mostrarme tal cual.
Si tuviese una buena cámara de medio formato en mis manos, trabajaría solo y exclusivamente en analógico. Aunque sólo salga una foto realmente buena de un carrete entero ya me merece la pena. Me gusta esa mezcla de sufrimiento y alegría al esperar un revelado. Aunque también disfruto mucho tratando píxeles en photoshop.
Soy una maniática de la luz, estoy obsesionada en cómo incide la luz en el lugar, cómo rebota en la pared, crea líneas, los contras, el claroscuro...
Lolita es un personaje que siempre se ha tratado desde el punto de vista de Humbert Humbert, el protagonista. A mí me interesaba verlo desde le perspectiva de Lolita, su propio punto de vista, Lolita vista desde Lolita. Estoy entrando en la hipotética situación de que a los 15 años le regalan una cámara e inicia un proyecto de autorretratos. Ella envía pedazos de estas fotos a Humbert Humbert y él las reconstruye desde su alterado recuerdo. La ilustradora Silvia Rodríguez se pondrá en la piel de Humbert re-interpretando trozos de las fotos con sus dibujos. La exposición se podrá ver en Cal Rosal (Berga) en el festival Konvent’13 los días 22, 23 y 24 de Junio.














