El trío colombiano Ghetto Kumbé vuelve a la carga con su nuevo LP, Ghetto Kumbé. El proyecto homónimo cuenta con múltiples influencias, desde la música africana tradicional hasta afrobeat o música electrónica. Con los sonidos del tambor como hilo conductor del álbum, Guajiro, Doc Key y Chongo exploran varios universos viajando entre lo ancestral y lo moderno. Hoy hablamos con Edgardo, mejor conocido como Guajiro, sobre los orígenes del grupo, su sonido, y planes de futuro.
Chicos, antes que nada, ¿os podríais presentar individualmente? ¿Cómo llegáis a conoceros y a crear Ghetto Kumbé?
Somos Edgardo Garcés aka Guajiro, Andrés Mercado aka Doc Key, y Juan Carlos Puello aka Chongo. Nos conocimos en Bogotá en el 2008, hace doce años ya. Con Chongo nos conocimos en Sidestepper, que dirigía Richard Blair, productor inglés y el encargado de revolucionar la música colombiana en el underground junto a Teto Ocampo e Iván Benavides. Ahí trabajamos varios años juntos, y por Chongo conocí a Andrés ‘Keyta’.
Chongo es un gran percusionista y buen conocedor del folklore colombiano, y además tiene mucha trayectoria con importantes artistas de la tradición, como por ejemplo Totó La Momposina, Petrona Martines, o Ale Kuma, entre otros. Andrés, gran conocedor de los ritmos tradicionales del occidente de África, trabajaba con profesores de danza africana que venían a Colombia. Muchas fiestas, jams y mucha improvisación. Siempre que tocábamos o compartíamos empezamos a usar loops de canciones o beats de música africana tradicional o electrónica, y sobre esto mucha improvisación con la percusión. Así se va creando o armando la idea y el concepto de lo que ahora es Ghetto Kumbé y sale nuestro primer EP, Kumbé.
Sois de la costa colombiana caribeña, lugar muy unido a toda la música africana, afrodescendiente y caribeña por su pasado histórico, ¿cómo es el ambiente allí y cómo os ha influido a la hora de hacer vuestra música? ¿Os permite esta música, de alguna manera, conectar más con vuestras raíces afrodescendientes?
En la costa caribe de Colombia tenemos una gran riqueza cultural: Cartagena, de donde viene Chongo; Santa Marta, de donde viene Andrés, y Barranquilla, que está muy cerca de las dos, son las ciudades más ricas y autóctonas. La cumbia, la salsa, la música africana, el pick up, los tambores, la gaitas, el millo… Todo esto es parte de cada uno, es lo que tratamos de plasmar en la música que hacemos.
La Guajira, exactamente Riohacha, de donde vengo –por eso todos los amigos y conocidos me llaman Guajiro–, es la tierra del vallenato, música de campo, de pueblo, de sentimientos y mucha poesía, donde muchos ritmos vienen de la cumbia. Ahora se ha convertido en algo muy diferente a lo que era. Ahora es más mainstream, aunque sigue siendo parte de nosotros, por eso tratamos de recalcar nuestras raíces.
En 2015 publicasteis vuestro primer EP, Kumbé; en 2017, el segundo, Soy selva. Y ahora, en 2020, presentáis vuestro primer álbum, Ghetto Kumbé, ¿cómo diríais que habéis ido evolucionando, a todos los niveles, a lo largo de este tiempo desde que empezasteis hace cinco años?
El nuevo trabajo para nosotros es la evolución de Ghetto Kumbé, un trabajo más maduro y más centrado. Un mensaje más contundente –letras, historias, etc. Damos espacio al amor y a lo que nos pasa y contamos lo que el mundo tiene que escuchar, la verdad, lo malo y lo bueno.
Siempre explicáis que sois muy cuidadosos a la hora de grabar la percusión, y que en esta ocasión, en Ghetto Kumbé, habéis mezclado lo sintético con lo acústico. ¿De qué modo os permiten la percusión y los tambores expresaros, no solo musicalmente, sino como una especie de ritual sanador/liberador?
El tambor para nosotros es super importante porque desde nuestros ancestros ha sido utilizado para muchas cosas: para sanar, para curar, para despedir a nuestros muertos, para cantarle a la tierra y a la lluvia, etc. Para nosotros este proyecto comenzó pensando en que el tambor era el frontman, era el cantante. Hacemos música para él.
A mí el tambor y las percusiones me mueven muchas fibras, entonces fue super importante durante el proceso de sanación por medio de cada golpe y cada canto, cada paso de baile, en medio de llanto, risas y alegrías. Al final terminó bien, pudimos terminar bailando, riendo y pensando bonito. ¡Qué mejor que el tambor para sacar todo lo que nos agobia!
He leído que al principio no había intención de que hubiera colaboraciones en el disco pero, al final, sí que habéis trabajado con otros artistas, además de que el disco cuenta con gran variedad de músicos como Juan Carlos Arrechea, Franklin Tejedor, Carlos Bueno y León Pardo, entre otros. ¿Cómo ha sido este proceso?
Muy naturalmente, la verdad. Todos son amigos o gente que conocemos desde hace mucho tiempo. Invitamos a los percusionistas y a León Pardo una noche para grabar el interludio. Fue super bacano encontrarse todos juntos en el estudio para grabar algo para el disco. La energía estuvo buena y creemos que se siente. Con Mélanie Bourire, la conocimos de gira en Ozora Festival en Hungría y la volvimos a encontrar cuando fuimos a tocar en Isla Reunión. Justamente allí grabamos sus voces. Para nuestro primer álbum de larga duración fue importante trabajar con nuestra gente para agradecerles el haber estado con nosotros desde el comienzo.
Oliver Williams es el productor de Ghetto Kumbé, y en varias ocasiones habéis explicado que él es experto en mezclar sonidos de la cultura afrobeat con otros más modernos de la cultura británica, a la que pertenece. ¿Estáis contentos con esta fusión? ¿Os ha permitido trabajar con él explorar nuevos universos a nivel musical?
Claro, a Ollie le conocemos desde hace años también. Él siempre ha aportado su esencia UK y su conocimiento de la música africana. Hemos crecido juntos artísticamente. Escuchamos mucha música afropop y afrobeat de Centro África, la electrónica de Sudáfrica, y el movimiento fuerte del kuduro en Angola. Esto hace que nos entendamos sin hablar el mismo idioma (risas).
¿De qué modo conseguís fusionar lo ancestral y tradicional con lo moderno? ¿Por qué creéis que es importante unirlo?
Las nuevas generaciones están pendientes de otras cosas, se está acabando un poquito la tradición, y digamos que los últimos cinco años un poco más. Para nosotros es muy importante enseñarle a las nuevas generaciones un poco de historia.
La música electrónica toma este elemento de la música tradicional donde llegas al trance a partir de las repeticiones de ritmo. El afrofuturismo ha sido desde nuestros inicios el camino a seguir, el lugar al que queríamos llegar y poder experimentar con todo eso. La intención era mostrar la ancestralidad de la cumbia y llevarla al club, ir más atrás de la cumbia sabanera y el acordeón, y que el tambor le hablara a la gente para que se den cuenta de lo que es el Caribe en general.
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Hace poco salió el videoclip de Tambó, que retrata la realidad de miles de colombianos que deben dejar sus tierras por problemas de violencia y que se encuentran en medio de una guerra sin sentido. ¿De qué manera utilizáis vuestra música/videoclips como medio transmisor de ideas y de reivindicación política en cuanto a las situaciones de injusticia actuales? ¿Creéis que influye a la gente que os escucha?
Las canciones de Ghetto Kumbé tienen un significado abierto que le permite al oyente una libre interpretación según el contexto. Con nuestros videoclips es lo mismo. Dices que la chica de Tambó viene de una tierra de guerra, pero a lo mejor solo se vino para vivir a la capital del país, como mucha gente en el mundo que huye de los pueblos.
La idea es de relatar una historia y poner en valor una versión de la canción. Con el video de Tambó quisimos mostrar la vida de una mujer que pasa por diferentes etapas: el descubrimiento, el conocimiento, el amor en todas sus dimensiones. Y al final, la sanación a través del baile sobre el tambor.
Publicasteis el álbum a finales de julio, en pleno verano, ¿cómo ha sido sacar a la luz este proyecto en tiempos de pandemia? ¿Cómo ha afectado esto a vuestro proceso creativo o a cualquier otro aspecto del grupo?
La verdad, la pandemia ha cambiado totalmente nuestros planes del año, pero creo que para todos. Íbamos a viajar por Europa, Estados Unidos y Colombia, entre otros sitios. Con nuestro manager pensamos mucho en qué hacer y pues decidimos de lanzarlo sea como sea. Creo que nos fue bien porque muchos artistas cancelaron sus lanzamientos hasta septiembre o el próximo año. Además, nuestra música viene de tierras calientes, entonces estaba perfecto para el verano.
Una anécdota curiosa que leí fue que, tras el lanzamiento del álbum, la canción Pide más se escuchaba de fondo en una publicidad reciente de la cantante Rihanna para su empresa Fentyskin, recordando el poder de la música colombiana y su relevancia a nivel internacional, ¿cómo os sentisteis/reaccionasteis cuando os enterasteis? ¿Sentís que ha marcado y un antes y un después?
Fue algo peculiar. No estábamos esperando tener sincronizaciones tan cerca de la fecha del lanzamiento, ¡y menos con la marca de la queen Rihanna! Nos encanto ver esto.
Tras el lanzamiento de un disco, lo habitual es que haya una gira. Pero con los tiempos que corren, es difícil… Así que, ¿qué planes tenéis para hacer llegar el álbum a más gente? ¿En qué proyectos estáis trabajando?
Lastimosamente hoy en día no se puede tocar por ningún lado, entonces lo único que podemos hacer es música. Estamos trabajando en colaboraciones, justamente acaba de salir una con el colectivo francés Mawimbi, y estamos en la elaboración de un álbum de remixes del disco Ghetto Kumbé.