Montar este espacio ha sido una experiencia muy dura para mí a nivel físico y emocional. No conseguí suficiente financiación, así que me tocó aprender a enyesar muros, poner molduras, picar ladrillo, lijar suelos... fui un obrero más. A nivel personal estaba pasando por un momento muy complicado. Estuve tantas horas encerrada en ese local imaginando lo que podría ser, que cuando esa etapa terminó, pensé: “Amen, que así sea”. Que todo lo que he “rezado” se haga realidad. Asimismo, el ave fénix simboliza el renacer y el comienzo de una nueva vida.