“Es la primera vez que mi generación vive un proceso de paz en Colombia en un conflicto que ha durado décadas y yo nunca había visto una película de guerra que verdaderamente hablara de una forma satisfactoria de lo que pasa dentro del país”, explica Landes. “Pero también quería aprovechar esas vivencias para decir algo sobre el conflicto en general, cómo lo vivimos como especie humana no solo en Colombia, sino fuera. Y para ser más específico, creo que por lo general las películas del canon de guerra son de los grandes poderes imperiales, es decir, Francia en África, Inglaterra en la India o Estados Unidos en Vietnam. Sin embargo, para un país como Colombia, se trata de su propio punto de vista; a la vez está contado de una forma bastante alegórica puesto que, como has visto, no te da una fecha ni un lugar.”
Una indefinición que ya queda clara al comenzar nuestra entrevista, pues Alejando recalca que al ser humano le encantan los conceptos binarios, así como encasillar y poner etiquetas, y por eso Monos rompe con todo esto: hay ambigüedades tanto en lo ideológico como en lo político, lo psicológico o lo sexual, presentándonos muchos caminos que se dispersan y se abren a medida que discurre la trama.
Conocíamos a Alejandro Landes por su primer trabajo cinematográfico, Cocalero (2007), un documental sobre la campaña presidencial de Evo Morales en Bolivia, que se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de 2007. Su segundo largometraje, Porfirio, se estrenó en el Festival de Cannes en 2011. Monos, su tercer proyecto, se estrenará en nuestras salas el próximo 21 de febrero, avalada como la película más taquillera del año en Colombia, con más de 31 premios obtenidos en festivales internacionales de todo el mundo, como el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance.
Con un tratamiento atípico en este tipo de historias, la narrativa nos reta en lo conceptual y lo sensorial, sintiendo un golpe de efecto en el estómago, y tal vez por eso la crítica la ha comparado con clásicos como Apocalypse Now de Werner Herzog o de El corazón de las tinieblas de Nicolas Roeg: por la fuerza de las imágenes y los sonidos, el ritmo de la acción o su trasfondo filosófico y sociológico sobre la naturaleza del ser humano y su necesidad de organizarse como sociedad para sobrevivir. “Mucha gente la compara con El corazón de las tinieblas, pero en este caso no son extranjeros de esta tierra, no llegan de Europa a conocer estas profundidades de la selva. Los personajes son de ahí, son de esa tierra.”
Monos es una película con mucho drama pero también tiene puntos cómicos. Toca muchos temas comunes al ser humano, y otros que ignorábamos como sociedad ajena a este tipo de confrontaciones. Y es que al final de esta distopía es inevitable la reflexión sobre ese gran problema de muchos países en conflicto, como es el uso de niños en combate, principalmente porque detrás de esos reclutamientos no deja de haber un gravísimo problema social de pobreza, educación, desigualdad y corrupción.