Nuria Fuster (Alcoy, 1978) tuvo claro desde niña que el arte era un buen refugio para ser feliz, pero su vocación por la escultura nacería más adelante gracias a su profesor en Roma, Alfio Mongelli, quien supo detectar su auténtico potencial como escultora.
En la obra de Fuster podemos encontrar ciertas referencias a la escultura alemana, con un punto industrial muy estructurado y ligado a su íntima experiencia de la realidad. Nos preguntamos si esa influencia tiene algo que ver con que viva y desarrolle su trabajo en Berlín, pues formándose rodeada de patrimonio clásico —Nuria estudió en la Facultad de Bellas Artes de Valencia y en la Accademia di Belle Arti di Roma— llama la atención que su obra esté marcada por ese espíritu de riesgo y libertad que tanto le atrajo y cautivó de la ciudad alemana: "Evidentemente desde que vivo en Berlín hay una influencia constante en la experiencia de la ciudad que afecta directamente en mi trabajo. No es una ciudad cándida y bella, sino más bien una ciudad fuerte y expresiva, como la describía el antiguo alcalde Klaus Wowereit: “podre pero sexi”, y creo que así eran muchos de los trabajos que emergían. Me gusta la capacidad de generar algo potente nacido desde la ruina. La gran tradición pictórica del expresionismo alemán junto con la Bauhaus, el Movimiento Moderno en la arquitectura Alemán, eran fuentes con las que me identificaba y empecé a edificar mi trabajo".

Aunque siente que en Berlín ahora hay más horizonte de trabajo, Nuria nos confiesa que tiene la vista puesta en todas partes. Acaba de inaugurar en París (Musée des Arts Décoratifs), Barcelona (Passatge Studio), Italia (Fondazione Zimei) y la semana que viene en Palma (L21 gallery). En Marzo lo hará en Berlín (Galerie Lage Egal) y ya tiene proyectos en la mesa para más exposiciones y colaboraciones: "creo que actualmente el arte viaja mucho y mi carrera también debe hacerlo".
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Nuria, en tu trabajo vemos una constante búsqueda de lo real. ¿Qué es para ti la realidad?
Para mí lo real va íntimamente ligado a la experiencia de realidad, es por eso que a través de mi trabajo busco provocar experiencias físicas reales como por ejemplo el peso del estrés con unas hombreras de hierro, o el sonido de la superficie de las esculturas mientras se ve la obra. Me interesa mucho la materia que queda oculta en apariencia pero que es igualmente existente, como por ejemplo el aire. Actualmente estoy trabajando con la materia psíquica. Cuando Freud empezó a analizar los sueños como materia ‘real’, explorable y analizable, cambiaron los parámetros de lo que se entendía como materia. Cuando alguien padece estrés y eso le provoca una contractura muscular en la espalda o que se le caiga el cabello, ¿es una consecuencia física muy real directamente implicada por una causa ‘no física’ o realmente es algo físico desde el inicio? Mi experiencia de la realidad a través del arte se reduce a algo muy físico, aunque eso incluya los sueños, el estrés o el sonido. 
También es curioso que, en esa búsqueda, el objeto se transforma a veces gracias al reciclaje. ¿Qué aporta esto a tu trabajo?
En origen lo que me ha llevado a utilizar algunos objetos rotos o en desuso ha sido más bien la acumulación del accidente y huellas que lo hacen vibrar por su autenticidad, algo que jamás podría reproducir intencionadamente.
¿Con qué movimientos artísticos te identificas? 
No soy fan de un movimiento en concreto. Me identifico más con artistas y sobre todo con obras concretas. Entiendo el arte de una forma muy abierta en todas las disciplinas y me ha influido igual Oteiza como Bach o Günter Förg, como los saltos del bailarín Rudolf Nureyev. También la literatura y la ciencia han sido importantes para mí.
“El arte es casi un intento errado, algo imperfecto e irresuelto que contiene mucho misterio y eso es lo que lo hace grande porque puede permitírselo, no hay normas.”
Tengo entendido que otra de tus pasiones es el diseño. Davidelfin por ejemplo pasó de la pintura a la moda con un trabajo muy influenciado por el artista alemán Joseph Beuys. ¿Crees también que una prenda puede funcionar como soporte de una idea?
Por supuesto que sí, el buen diseño creo que siempre es un contenedor de ideas, aunque es muy diferente al arte, finalmente. El arte es casi un intento errado, algo imperfecto e irresuelto que contiene mucho misterio y eso es lo que lo hace grande porque puede permitírselo, no hay normas. En el diseño sí, todo debe estar más controlado y atado, intentar acerar el error. Son caminos casi opuestos, aunque no por eso deja de ser increíblemente apasionante, exquisito y igualmente disfrutable. Yo me declaro una amante del diseño.
Muchos artistas huyen de clasificaciones para no excluirse ni cerrarse a otros campos. En tu caso, ¿sería la moda? ¿ya tienes alguna propuesta de colaboración?
Lo practico tímidamente en paralelo al arte, como algo complementario que me relaja y me divierte mucho. Creo en el cruce de disciplinas como algo sumamente enriquecedor. Todavía no tengo una propuesta de colaboración pero confieso que me encantaría.
Has expuesto en diversas galerías internacionales. ¿Con qué tipo de público conecta tu obra? ¿Crees que la apreciación del arte y del artista es distinta en cada país?
En líneas generales mi obra siempre ha conectado más con un público ya inmerso en el mundo del arte. Soy consciente de que mis trabajos son exigentes y a veces un poco duros al afrontarlos. Es radicalmente diferente la apreciación del arte en cada país. En países donde se educa con una sensibilidad mayor, es extremadamente diferente la experiencia que se tiene frente una obra. Sientes que el público tira de ti para saber más y más acerca del trabajo y se vive de una forma muy natural donde participa toda la familia, también los niños. Al contrario, en países donde el arte está asumido como algo únicamente caprichoso de unos pocos, la práctica del arte se reduce a algo heroico y se lastima a veces irreversiblemente la dignidad del arte que debería ser valorado y apreciado como parte de una sociedad sana.
Siendo artista, ¿eres consumidora de arte? ¿Qué piezas podemos encontrar en tu casa?
Por ahora colecciono en privilegio de artista, mediante intercambio con amigos, aunque en cuanto pueda quisiera empezar mi propia colección. En mi casa colgadas tengo pocas: una litografía de Michael Horsky, una tela de Bernhard Rappold y una fotografía de Jaime de la Jara.
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