La fábrica estuvo en activo hasta finales del siglo XX realizando, entre otros productos, uno de los emblemas de la cultura y el folklore vascos: la Txapela. “Siempre tuve ganas de organizar un encuentro de moda alejado de los anglicismos, la moqueta industrial y los pabellones en los que la escenografía propia fuese lo suficientemente única como para ser el motor tractor, para atraer a Balmaseda a los artistas y diseñadores más vanguardistas y generar un espacio de sinergias entre los invitados. Un espacio en el que el cuidado fuese hacia el creador y no hacia los nuevos ídolos de barro como son ciertos bloggers e influencers (hablando de anglicismos…).”
Este año, La Encartada presenta su quinta edición con una serie de talleres, desfiles, música y showrooms que tratarán sobre la belleza subjetiva, así como la forma en que percibimos estos cánones poco convencionales y cómo afectan a la moda contribuyendo a romper esos modelos establecidos y aceptados por la sociedad. “Todos los años buscamos un hilo conductor que, de alguna manera, aglutine los artistas invitados”, dice el Alberto.