Salidas en barco
Kenneth me explica que normalmente el Narinan les espera en una isla. La meteorología decide las calas y el trayecto. Le gusta enfocar esta experiencia como un trabajo en equipo. A pesar de ser el patrón del barco y cocinero, todo el mundo puede participar en estas tareas.
Todas las personas que han vivido esta experiencia la definen como mágica, como un momento de introspección que crea un efecto parecido al de la meditación; una experiencia vital. Kenneth desvía sutilmente los cumplidos. Me explica que este estado se crea como resultado del tipo de gente que se sube al barco y de los lugares a dónde él les lleva. Filtra bastante las personas con las que viaja y no le gusta anunciarse en ningún sitio. Si percibe que lo que el grupo busca no coincide con lo que él ofrece prefiere declinar la oferta. La constancia y la linealidad de esos días rodeados de naturaleza al final llevan a pensar en cosas más profundas, justifica.
Kenneth ha navegado por todos los océanos menos el Pacífico. Dice que le encantaría ir, pero no le obsesiona.