Quien haya leído a Haruki Murakami sabe que trasladar su obra al cine no debe ser tarea fácil. Ryûsuke Hamaguchi lo consigue de forma brillante con Drive My Car, película que llega hoy a las salas avalada por varios galardones y el aplauso de la crítica, que no ha dejado de ensalzarla desde que se estrenara en el último Festival de Cannes donde se llevó el premio al Mejor Guión. Prepárate para sumergirte en un viaje emocional de belleza exquisita, tres horas del mejor cine que bien merece verse en pantalla grande.
Ryûsuke Hamaguchi, el director japonés del momento (no solo por esta película que ahora nos ocupa, con La rueda de la fortuna y de la fantasía ya se llevó el Gran Premio del Jurado en la última Berlinale), nos introduce en la vida de Yusuke Kafuku, interpretado de forma sutil pero poderosa por Hidetoshi Nishijima, un actor y director de teatro incapaz de lidiar con su pasado y reaccionar a las tragedias con las que le ha golpeado la vida. Tras un prólogo esclarecedor y un suceso inesperado, Kafuku marcha a Hiroshisma para poner en escena Tío Vania, la imprescindible y reveladora obra de Chejov cuyo montaje le sirve a Hamaguchi para indagar en las grietas del alma y reflexionar sobre emociones universales como el dolor, el miedo, el fracaso o el hastío.

Si Nishijima está sublime, cabe destacar también a la actriz Tôko Miura, que interpreta de forma fascinante a Misaki, la chófer de Kafuku que poco a poco acaba convirtiéndose en su apoyo, su consuelo y su confidente. A falta de ser nominada, algo que nadie duda, Drive My Car parte como favorita para llevarse el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa. Habrá que ver si acaba nominada también como Mejor Película o si Ryûsuke Hamaguchi puede optar a la estatuilla de Mejor Director. Por de pronto, acaba de ser nominada en los Bafta, y ya se ha hecho con el Premio a Mejor Guión y el Premio FIPRESCI en el pasado festival de Cannes y con el Globo de Oro.

Si decides acercarte al cine, te esperan tres horas de película contemplativa y cautivadora, donde el guión avanza lentamente retorciéndose de forma sutil muy en la línea de Murakami. Por cierto, el director también acude en este film a otros dos títulos del autor japonés, Sherezade y Kino; los tres forman parte de la colección de relatos Hombres sin mujeres que publicó en 2014 y que aquí editó Tusquets en 2015. Drive My Car es una película tan bella como necesaria, que reflexiona no solo sobre el dolor del alma, también sobre la verdad y la mentira, sobre las caretas que nos ponemos para ocultar nuestras miserias y la liberación que supone sacarlas a la luz, y que contiene escenas preciosas y sobrecogedoras como ese monólogo final de Chejov en lengua de signos. 
Drive My Car se estrena hoy en cines de toda España.