Susan Inglada descubrió su pasión desde muy pequeña, descubriendo que se sentía cómoda se y podía expresar más con lo visual, ya que lo verbal se le hacía más complicado. En su pequeño pueblo catalán de Banyeres del Penedès había un hombre que se dedicaba al arte, para que el que su abuelo posaba de niño, ahí descubrió que podía dedicarse a su pasión, su libertad y su refugio. Empieza a trabajar cuando algo escapa a su comprensión, no sin perder la emoción; a partir de ahí comienza a tratar de entenderlo de forma obsesiva a través del dibujo. Los temas centrales en su trabajo son el estudio de las estructuras de poder, el género, la violencia y la condición humana. También la historia más reciente y la actualidad de España y las sociedades occidentales.
La artista invita a los espectadores a adentrarse en relatos dedicados a la utilización del cuerpo para el poder y la violencia, como pudimos ver en Uñas y dientes, exposición de dibujo expandido en La Casa Encendida. Le interesa la ambivalencia entre la fragilidad del cuerpo y la monumentalidad de las instalaciones que con él pueden generarse. Además del componente escenográfico, porque también lo intentó con el teatro. Desafía las convenciones del dibujo, sin alejarse de la figuración. Trata de apuntar a constantes universales, y si sus dibujos tienen excesivos parecidos con la realidad, los borra y da marcha atrás.

En cada una de sus instalaciones hay una escena específica, tal y como ella cuenta, utilizando los mismos personajes –y colores– de forma recurrente a lo largo de los años. Los personajes son eliminados de los lugares a los que pertenecen, a través de la deconstrucción y la abstracción, realizando un trabajo de asociaciones. Nos abre la puerta a nuevas interpretaciones, y nos ha permitido entrar en ella.
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¿Cómo es tu vida en Holanda?
Cómoda. Tengo mucho trabajo y puedo vivir de lo que hago, así que estoy bien. Aunque extraño mucho Barcelona, la familia, buenos amigos y mi pueblo Banyeres del Penedès.
En Holanda, la verdad, es que me han acogido muy bien. He tenido que trabajar muy duro para tener un sitio, y poco a poco ha ido surgiendo. Seré honesta, el inicio fue duro, siempre es difícil empezar en un sitio con cero contactos pero no me puedo quejar. Me ha ido bien. Suelo pasar parte del año en Holanda pero también viajo a otros países para realizar proyectos concretos. Tengo una vida un poco nómada. Mi rutina diaria es, me levanto y a las 8:30 estoy en el estudio. Normalmente trabajo hasta las 19:00, soy muy disciplinada. Mi estudio está en el centro de Ámsterdam y vivo un poco a las afueras. Voy al estudio en bici. La verdad es que me airea los pensamientos y a veces, ese trayecto de 20 minutos diarios, me da muchas ideas.
¿Cómo era tu relación con el dibujo cuando eras una niña?
Desde muy pequeña siempre estaba dibujando, a veces pienso que se me da mejor la comunicación visual que la verbal. En mi familia no hay ningún artista visual, ni nadie que se dedique a la cultura, tampoco no hay un interés profesional hacia este sector. En mi pueblo (de setecientos habitantes en esa época) había un hombre que se dedicaba al arte. La verdad es que oí hablar de él porque mi abuelo posaba de niño a cambio de paquetes de cigarrillos. En el comedor de mi casa hay una foto en blanco y negro, rodeado de sus dibujos en las paredes, con mi abuelo de pequeño posando y el artista esculpiendo. Esa foto me hizo darme cuenta de que había alguien dedicándose a eso que yo hacía con tanta pasión pero nadie entendía. Así que, desde muy pequeña lo tuve claro.
El dibujo me servía para expresarme, y para entender lo que me rodeaba. La verdad es que había muchas cosas en mi pueblo que no entendía, muchas disputas políticas. El dibujo me llevaba a otros sitios y era como un lugar seguro donde podía hacer lo que quería, decir lo que quería, sentir lo que quería, era donde me sentía libre y cerca de mí. Y lo sigue siendo.
¿Siempre te sentiste atraída por esta disciplina?
Si, la verdad es que sí. Era lo que tenía más a mano y con el medio que me sentía más cómoda. Aunque en el instituto descubrí la plastilina y la animación. Tuve una época con mucha fascinación hacia ese medio.
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Lanzo esta pregunta porque has comentado que el dibujo es y era tu refugio, tu lugar seguro. El lugar desde donde entiendes las cosas, y tu evasión del mundo que te rodea. ¿Podrías contarnos también cómo te sientes protegida por ello?
El dibujo es tan directo que me sale del alma. Las emociones, los pensamientos, crear nuevos mundos es donde me siento bien. También es donde me quejo y critico. Me gusta esa inmediatez y si no te gusta lo que sale, lo borras y ya. Recientemente estoy explorando el mundo de la cerámica, es un medio muy calculado donde tienes que tener de antemano mucha información antes de realizar una obra. Lo que me gusta del dibujo es que es más espontáneo. Puedes desviar tu rumbo cuando quieras. Con la cerámica eso en impensable, tienes que asumir las consecuencias de cada decisión hecha previamente.
En la manera que construyo mis dibujos, el collage está muy presente. Construyo las imágenes con fragmentos. A veces hay partes de cuerpo humano deambulando en mi estudio durante meses y de repente son la pieza indispensable para un personaje que estoy haciendo en ese momento. No tiro mucho, reciclo.
Antes de centrarte en lo plástico, también te formaste en teatro, lo cual se refleja en tu obra, en su componente escenográfico. ¿Podrías contarnos cómo nace esa necesidad? Esa expansión que das a tus dibujos.
De muy pequeña descubrí también el teatro en el teatro del pueblo. Cada año preparábamos la obra de Navidad y otra para verano. Me encantaba estar encima del escenario y actuar. El ponerme en la piel de diferentes personajes y roles sociales. Trabajé con 10 años en una serie de televisión local como actriz. Empecé a dudar si no prefería quizás más el teatro. A los 20, me fui 2 años a la escuela de interpretación La Casona en Barcelona. Disfrute y aprendí mucho, pero me di cuenta que ese mundo no era para mí pero me apasionaba. Cuando volví a mi estudio después de esos años de prueba en el mundo de la interpretación sabía muy bien que quería de alguna manera influir mi obra con lo aprendido o cosechado en la escuela de interpretación. Y así fue. Empecé a crear personajes y a jugar con el espacio como si el teatro aun estuviera allí, en mi estudio. 
Cuando te graduaste, fuiste becada como Joven Talento por la Fundación Mondriaan Fonds. ¿Qué nos puedes contar acerca de esta experiencia?
Fue unas de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, junto con Generaciones ’19. Aparte de conocer artistas que admiro mucho, me dieron mucha visibilidad. Con la beca de Joven Talento, al igual que Generaciones, al final expones tus obra en una exposición colectiva. Es una gran oportunidad para un artista que está iniciando su carrera. En esta primera, fue en ART Rotterdam. Lo que no esperaba es que unos meses antes de la exposición, el Museo Kunsthal de Rotterdam seleccionara un artista de esa generación para hacer una muestra en solitario en el mismo museo que coincidiría con las fechas de Art Rotterdam. Aún recuerdo esa llamada, estaba en mi estudio trabajado y de repente me llaman, me dicen “Hola eres Susanna Inglada? Te llamamos del Kunsthal Rotterdam”, aun doy brincos de la alegría. Esa exposición marcó un antes y un después en mi situación como artista en Holanda.
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¿Y sobre tus residencias en Spinnerei, (Alemania); y también en varios espacios de Rotterdam?
Estas residencias me han ayudado a empezar a extender mi red de contactos internacionalmente. Las que nombras fueron las primeras. Luego seguí en La residencia La Embajada de México, 18th Street Art Center en Los Ángeles, HISK en Bélgica y en La Academia de España en Roma. Estas residencias me han enriquecido culturalmente, me han ayudado conocer artistas de otros países y tener exposiciones.
Me encanta viajar pero no me gusta hacer de turista. Me gusta irme a un país y estarme unos meses, como siendo parte de él y descubriéndolo de otra manera: con tiempo y conociendo locales. También me gustan mucho los contrastes, estar en mi estudio sola medio año y luego irme el otro medio año a una residencia donde hay una comunidad de artistas por un período de tiempo.
Te interesa la ambivalencia entre la fragilidad del medio y la monumentalidad de las instalaciones que con él pueden generarse. Tengo curiosidad por saber más sobre ello.
Me gusta trabajar con papel. Hago obras escultóricas a partir de algo completamente plano. Es como si se tratara de un teatro de papel, pero sin serlo. Como una escultura pero sin serlo, como un dibujo pero yendo más allá del parámetro del papel. Me interesa estar en esa frontera entre disciplinas y hacerlas borrosas.
Un ejemplo de temáticas las cuales muy a menudo toco y creo que el papel como tal funciona muy bien es cuando trato de mecanismos de poder, corrupción y complicidad. Las escenas representan personajes estereotipados masculinos peleando entre sí. Son como peones en un juego político. Se manipulan, luchan, se derrumban y caen. Mi trabajo se dirige al espectador a nivel estético y político. Creo un teatro de papel, un mundo que en cualquier momento se puede romper. Su fragilidad y su monumentalidad me abre muchas cuestiones en relación a cómo un sistema está formado.
¿Qué nos puedes contar acerca de tus referencias? De cómo tus lecturas y convulsión política te inspiran.
Las noticias y la realidad social que nos rodea son una gran fuente de inspiración. La injusticia social, la desigualdad de género y clases, el abuso de poder, el cuestionamiento del poder, son temas que sigo leyendo a diario en los periódicos y son de gran interés para mí.
Recientemente estoy indagando en temas de género, he leído varios libros inetresantes sobre el tema como Women & Power, A manifesto, de Mary Beard, donde nos habla sobre la representación de la figura femenina con relación al poder en la historia, la política, la historia del arte y la actualidad.
Interesantísimo y muy recomendado, el libro de Silvia Federici Caliban y la bruja, una pieza maestra donde Federici sostiene que la caza de brujas sirvió para reestructurar las relaciones familiares y el papel de la mujer con el fin de satisfacer las necesidades de la sociedad durante el auge del capitalismo. Argumenta así como el Estado Moderno tiene muchos trazos que nos llevan a la raíz de esa extrema violencia justificada que se ejerció a la mujer como un método sistemático de subordinación.
El libro de Elias Canetti La Masa y el Poder, ha marcado mucho mi trayectoria y de hecho he realizado varias obras inspiradas en él, como la serie de Massas. Ursula K.L Guin y sus novelas de ficción creando nuevas realidades y otros mundos posibles. También me interesan Hannah Arendt y Susan Sontag.
“Un personaje surge, y al cabo de un tiempo, resurge, porque la pieza lo pide. Es como si tuviera un attrezzo en mi estudio con personajes y símbolos esperando a que se abra el telón.”
¿De qué otras referencias nos podrías hablar?
Una gran fuente de inspiración para mi es el cine! Recientemente he visto dos películas que recomiendo muchísimo. Una es American Honey dirigida por Andrea Arnold, va sobre el dolor y el cómo escapar de una realidad que no tiene solución. Se trata de una historia ficticia extraída de la vida real, sobre adolescentes marginados que venden suscripciones a revistas puerta a puerta.
Señala temas en los que retrata la realidad de América, una realidad por la cual todos debemos reflexionar: un país fracturado en que algunos ciudadanos pueden pasar toda su vida escondidos en vecindarios bien cuidados, mientras a pocos kilómetros de distancia, un niño pequeño abre la puerta de una nevera vacía.
Desigualdad social, injusticia por un sistema fracturado donde la diferencia de clases es un hecho. ¡Los personajes son tan reales! La mayoría de los actores y actrices fueron encontrados en estacionamientos, sitios de construcción, calles y ferias estatales. Está grabada de una manera muy real.
La otra película es Corpus Cristi, dirigida por Jan Komasa y escrito por Mateusz Pacewicz. Inspirada en un célebre caso de la vida real que fue noticia en Polonia, la película va de un delincuente juvenil que se hace pasar por un cura de un pueblo pequeño. Un pueblo fracturado después de un accidente de tráfico donde se busca un culpable. Las víctimas y el presunto culpable crean una división y fractura en el pueblo. Esta película nos habla de los prejuicios y también las clases, etiquetas y posiciones sociales. De cómo alguien puede ser pero no se le acepta por lo que ha hecho o de donde viene. Una película conmovedora y con mucha cruda realidad.
He leído que te influencian también los maestros de lo grotesco y lo patético. ¿Qué nos puedes contar acerca de ellos?
Me ha interesado mucho y desde siempre la obra del artista alemán Otto Dix, especialmente su obra de después de la guerra, los retratos de figuras humanas angustiadas y explotadas que representan la agitación de su tiempo. Hieronymus Bosch y su fantasía es alucinante. James Ensor también es para mí de gran inspiración y una de las grandes razones de haber pasado dos años en Bélgica. Sus dibujos y su paleta son increíbles, en especial los retratos de lo carnavalesco. Me fascina mucho retratar la parte más oscura de la condición humana, con humor, y representándola de manera grotesca, cruel: es que esta parte está en todos nosotros.
No puedo dejar de nombrar a Goya, y los Desastres y los Disparates, por supuesto. La representación de la barbarie de una época. También los grabados de Kate Kollowiz. Paula Rego es una artista la cual descubrí su trabajo recientemente y me cautivó. Sobre todo los grabados donde trata el aborto ilegal en Portugal.
Tu manera de trabajar parte muchas veces de las revistas e imágenes que encuentras y coleccionas de internet, pero abordes el tema que abordes, siempre lo haces prestando atención a su vertiente más emocional, a tus emociones. ¿Cómo incide lo psicológico en tu manera de hacer? También cuentas, que a partir de ahí comienzas con un trabajo obsesivo de tratar de entender el tema a través del dibujo. ¿Podrías contarnos más acerca de esa manera de hacer obsesiva?
Me dejo llevar por mis emociones y pensamientos al crear la obra. Primero dejo que todo fluya, casi de una manera inconsciente: ideas, esbozos, como una lluvia de ideas y pensamientos que me surgen al encontrarme con un tema que o me molesta, me encoje, me enfada, no entiendo o creo que merece reflexión. Inhalo el contenido y exhalo todo lo que se me pasa por la cabeza sin prejuicios. Una vez encuentro algo en ese proceso paso a la selección, y al encontrar algo ya no paro de trabajar hasta que termino la pieza. Cuando digo que trabajo de manera obsesiva quiero decir que tengo periodos donde trabajo como 12 horas, me voy a dormir, sueño con el trabajo, vuelvo al estudio, pienso, hablo del proyecto. Me puedo poner muy pesada en esas épocas (risas).
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¿Podría reflejarse también esa obsesión en el hecho de que uses los mismo personajes –y símbolos– de forma recurrente a lo largo de los años? Colocas a ambos en diferentes escenas, descontextualizándolos de los lugares a los que pertenecen, siempre apuntando a constantes universales. ¿Qué más nos puedes contar acerca de tu manera de trabajar?
Me gusta la idea de que algunos personajes y símbolos vuelvan a aparecer en diferentes capítulos. Y digo capítulo porque planteo cada exposición como un capítulo, como si de un libro se tratara, donde voy comentando en cosas que creo que tienen relevancia en ese momento y se deben de pensar, cuestionar o hablar. Un personaje surge, y al cabo de un tiempo, resurge, porque la pieza lo pide. Es como si tuviera un attrezzo en mi estudio con personajes y símbolos esperando a que se abra el telón.
También me gustaría que nos contaras cómo trabajas el espacio.
Trabajo de una manera muy intuitiva, pero a la vez muy calculadora. Hay mucho juego en el inicio de las piezas. Normalmente, empiezo los proyectos por el espacio, es como si fuera mi lienzo en blanco, y ahí empiezo a componer. Realizo dibujos digitales de composiciones, maquetas, y de una manera casi obsesiva no paro hasta que encuentro la composición narrativa que encaja en ese lugar. Trabajo con imágenes fragmentadas que buscan una combinación adecuada con la otra, como para estructurar y componer una narración que llevará a cabo la creación, a la vez una coreografía donde el espectador va a ser el protagonista y se deberá mover en ella.
Utilizas colores mínimos, una restringida paleta de color potenciada en gran parte por la gestualidad de tu obra. ¿Hasta qué punto el uso del color es una respuesta a la crudeza de tus temas? Temas que estudian las estructuras de poder, el género, la violencia, y la condición humana.
No veo color en lo que hago. Muy poco. Me interesa poner restricciones en mi trabajo, es una manera de acentuar así mi lenguaje. La poca paleta hace referencia a los periódicos de donde saco a veces mucha información. Tengo que decir que últimamente mi paleta está aumentando de colores pero tiene que ver mucho por los nuevos temas que estoy tratando.
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¿En qué te encuentras trabajando? ¿Podrías adelantarnos algo de este 2021?
Estoy preparando una exposición en solitario en el museo Drawing Center Diepenheim (Holanda). Es un espacio de dos plantas con diferentes niveles y unas cinco habitaciones, me parece un espacio muy interesante para mi trabajo. ¡Es la primera vez que puedo realizar una exposición tan grande! Voy a participar en la feria Solo Projects representada por Galerie Maurits van der Laar en Bruselas, y también vamos a ir a Art Rotterdam por segundo año consecutivo.
Además, recientemente he sido una de los tres finalistas para el premio YGA Grunn artist, después de haber estado un año escribiendo una propuesta para Groninger Museum, uno de los tres seleccionados para la exposición en el Pabellón de Coop Himmelblau. Este tiene una arquitectura increíble. Se considera un exponente del movimiento deconstructivista, que se opone a todas las tradiciones arquitectónicas constructivistas con respecto al uso de materiales funcionales y el desarrollo del edificio.
Eso es lo que distingue este movimiento: tienen como objetivo arrancar intencionalmente todos los elementos y materiales de construcción tradicionales de su coherencia clásica. Por ejemplo, una ventana puede encajar en el suelo, la distinción de paredes y suelo, dentro y fuera, se tira por la borda. Esta manera de trabajar el espacio tiene similitud con como trabajo yo con el dibujo.
Veo que tienes bastantes cosas entre manos, ¿algo más?
Tenía una exposición planeada en la República Checa pero con el tema Covid la siguen posponiendo. ¡Ah! Y si todo va bien voy a ir a La Fundación Miro de Mallorca a trabajar en uno de sus talleres este verano.
A nivel de investigación estoy trabajando con animaciones y justo he empezado a tocar la cerámica. Siempre he querido encontrar una manera por la cual llevar mi obra a otras plataformas, como es la digital o el espacio público. Estoy en ello.
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