“Las tormentas pasan, los apocalipsis no siempre”, pero Pablo Und Destruktion ha aprovechado justo este momento posterior al apocalipsis, ese instante de calma, para crear el nuevo trabajo que nos presenta en esta entrevista: Futuros Valores. El disco es el detonante de una nueva era, tal vez más madura, del cantante asturiano, y como no podía ser menos, “todo el disco hace distintas referencias a una nueva etapa”, como él mismo nos comenta.
El disco ha sido grabado y producido por él, pues nos explica que “me apetecía mucho meterme por la autoproducción de nuevo, como ya había hecho en mis primeras grabaciones. Ahora tengo algún conocimiento más y mejor equipo, así que podía plantear grabaciones caseras con cierta calidad”. Sobre el proceso de su creación, revela que “grabé la primera parte del disco en un un estudiete que tengo en Madrid en una antigua bodega del barrio del Pilar, y el resto lo grabé en La Münster, nuestro local de ensayo en Gijón y centro de operaciones.” Precisamente el disco transmite la calma característica de un proceso a fuego lento, muy familiar y casero.

En Futuros Valores saca su faceta más cantautotoril, en la que ha tratado de situarse teniendo en cuenta “canciones de Joaquín Díaz, en su etapa de esplendor; Hardy, Moustaki, Nick Drake o Serrat, y sus versiones más modernas, como Nacho Vegas, Bertrand Balin o Chinawoman”, dice. “Creo que no hay nada nuevo bajo el sol y que el futuro será el pasado”, nos confiesa en relación al título del disco. Este entra en diálogo con la portada y las fotografías promocionales de su nuevo trabajo, en las que aparece rodeado de naturaleza y animales. Un guiño a la mala relación que tiene con el mundo moderno, que según él, “es una pequeña tara que tengo”.

Esta nostalgia por el pasado se puede palpar en la canción Gijón, en la que canta: “En el puerto de Gijón ahora andan los turistas, haciendo mil fotos al árbol de la sidra”. Se trata de una clara referencia al turismo en España y el intenso debate que ha generado durante estos últimos años. Sobre esto, él opina que “concentrar nuestro sistema producto en el sector de servicios nos convierte en un país de siervos.”
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El sentimiento nostálgico sigue en otras canciones del disco, como en Problemas. “Curramos mucho, cobramos poco y en lugar de descansar, consumimos”, nos confiesa. En esta canción pone en evidencia cómo las personas actualmente somos muy ansiosas. Ante esto, el track nos propone: “Recuerda el niño sonriente que eras, cuando no habías buscado tus problemas”.

Sobre su niñez reconoce que “era un niño muy sentimental, la verdad. Mi evolución artística ha consistido en no perder este sentimentalismo pero hacerlo compatible con la vida”. Esta sensibilidad se traduce en unas letras que tocan la fibra sensible del alma. “Lo tengo todo porque no me tengo a mí”, canta en Gracias. Respecto a esta canción, dice que “habla de los ritos de sacrificio que fundamentan las artes escénicas y la relación entre el público y los artistas.”

En definitiva, un disco para gozar y escuchar con detenimiento, para disfrutar al máximo de sus reflexiones y de la belleza de los versos que lo conforman. Tal vez, y solo así, podamos descubrir esos futuros valores de los que habla –según él, “los de la victoria”. Por último, nos recuerda, haciendo referencia a su nombre artístico (que significa Pablo y destrucción), que “no quiere decir que yo sea un destructor, sino que estoy relacionada con ella. Y, para mantenerse limpio, hay que destruir la suciedad”.
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