Pablo Limón es un artesano en el sentido más tradicional de la palabra. Con sus manos fabrica muebles de madera, utilizando materiales reciclados y aplicando su particular visión al arte de la ebanistería. Pero su dedicación va mucho más allá. También diseña instalaciones, idea espacios y salta de ciudad en ciudad casi sin darse cuenta. Ha trabajado en Madrid, Berlín, Londres o Milán y todo en apenas 4 años.
¿Se imaginan poder personalizar sus casas, oficinas o estudios con muebles únicos y hechos a mano? ¿Y si encima estos muebles aprovechan partes de otros muebles? En la era de las multinacionales y las grandes cadenas, donde todo está uniformado y lo que no sirve, se destruye, encontrar un reducto dispuesto a apostar por la individualidad es casi una utopía. Pablo Limón estudió Diseño gráfico en el IED pero se ha especializado, de forma autodidacta, en el diseño de espacios, mobiliario y producto. Hemos podido ver su obras en el Mercado de San Cosme en Berlín, en las tiendas pop-up de B-store en Londres o en la feria de Libros Mutantes que se organiza en La Casa Encendida. Ahora, corre el rumor de que se ha instalado en México. ¿Cuál será el próximo destino de este joven creador?
¿Dónde estás ahora mismo?
En un vuelo proveniente de Miami, donde estoy armando un proyecto de diseño de producto enfocado al Up-Recycling Waste, con ayuda de developers que quieren darle un nuevo enfoque al modo de rehabilitar algunos barrios de la ciudad. Mi ciudad de destino es México DF, donde resido desde hace un año, colaborando con el Estudio Savvy. Llevo la dirección de arte de los proyectos de interior. Me siento muy cómodo en Mexico. Aquí los proyectos tienen un enfoque muy global. No existe una oferta de productos ya diseñados, listos para vender, como pasa en Europa. En México todo tiene que estar diseñado a medida y se trabaja junto al artesano que está a pie de calle preparado para construir lo que le des, sea lo que sea (risas). Es algo que a veces puede ser un problema. Hay una anécdota muy famosa al respecto. Cuando Buñuel llegó a México le entregó a un artesano el dibujo en perpectiva de una mesa para que la construyera y, cuando fue a recogerla, se encontró la mesa hecha tal cual estaba en el dibujo, en perspectiva.
En los últimos años has vivido en varias ciudades, ¿tienes una base de operaciones fija o viajas con tu estudio a cuestas?
Tengo mi residencia en el DF, pero en Madrid sigo teniendo un estudio que funciona al 100% con proyectos de interior y mobiliario en Europa y USA. Gracias a mi equipo y al network actual puedo organizar los proyectos desde cualquier sitio, aunque suelo ir a Madrid asiduamente.
¿Y cómo seleccionas tus destinos geográficos, te mueves en base a los proyectos que van surgiendo o los buscas una vez establecido?
Los proyectos organizan mis destinos. Eso sí, cada proyecto que acepto está bien pensado, ya que somos un equipo pequeño y nos gusta mantener un contacto profundo, incluso aunque tengamos que desplazarnos a la zona de la obra durante unos meses. Por ejemplo, en septiembre estuve en Nueva York un mes siguiendo un consulting de una marca. Es algo que me ayuda a intentar mantener la cabeza fresca, pero, a la vez, es frustrante, pues me toca pasar mucho tiempo alejado del taller y de las máquinas.
Empezaste dedicándote al diseño gráfico, que es lo que estudiaste, pero entonces todo cambió. ¿Cómo llega la madera a tu vida profesional?
Trabajé en Milán durante 4 años, en un estudio de branding, donde aprendí lo básico sobre cómo llevar a cabo los proyectos. Poco a poco me fui interesando más por el mundo del 3D, es decir, el mobiliario y los espacios, hasta llegar a un punto donde ya no me interesaba el diseño gráfico y quería pasar a construir elementos y aprender nuevas técnicas, primero con madera y luego con otro tipo de materiales. Fue entonces cuando me trasladé a vivir a Londres, durante dos años, trabajando para Philippe Malouin y después en Universal Design Studio. A los dos años ya tenía algunos clientes, como la marca B-Store, que me permitían llevar a cabo mis propios proyectos. Fue una época de gran estrés, ya que decía sí a todo sin saber cómo se hacían las cosas. Tenía que aprender según el problema y solucionarlo.
¿Cuándo y por qué decides empezar tu propia marca y fundar tu propio estudio?
En Londres pude empezar a trabajar como freelance y tener clientes propios. Una libertad que me permitía organizarme el tiempo y poder aprender y diseñar a la vez. Por eso decidí empezar mi propio estudio, para tener la libertad de seleccionar los proyectos y ofrecer un estilo o sello propio, algo que en las agencias está marcado por el cliente. Aquí el cliente me busca a mí y por lo que hago.
Sueles utilizar materiales reciclados en tus trabajos, ¿es una declaración de intenciones, tiene algo que ver con tu formación autodidacta o simplemente es por cuestiones económicas?
Es otra categoría de material. Puedo recurrir a ello según el proyecto, a veces por cuestiones económicas y otras por cuestiones prácticas. Son cosas que me encuentro en la calle, me parecen atractivas y decido crear algo con ellas. Los materiales reciclados me seducen mucho, ya que son las materias primas de nuestra generación. Cada día se crean métodos nuevos para poder procesarlos y reutilizarlos. Es una puerta que abre nuevas posibilidades donde antes solo se veía el final.
¿Cómo afrontas cada nuevo proyecto? ¿Cómo planteas la creación de una nueva instalación?
En cada proyecto me gusta seguir un método de trabajo preciso que desgloso para poder analizar los puntos esenciales y así entender bien el cuándo y el porqué de las cosas. Cada proyecto es diferente al anterior, aunque todos los trabajos que realizo están basados en mi visión del diseño y en mi estética personal.
En este tiempo has conseguido crear una imagen de marca, un toque que diferencia tus productos y los asocia directamente a Pablo Limón. ¿Es un objetivo que te planteaste desde el principio? ¿Son las reminiscencias de tu formación como diseñador?
Todo mi background como diseñador viene de mis inicios en el diseño gráfico, cuando tenía la mente lista para aprender. Sensaciones y recuerdos que se quedan para siempre impresos como un sello. Ahora, según he ido creciendo, he descubierto el infinito mundo que rodea al diseño, en general, y me he creado una opinión más crítica. Analizo y selecciono dependiendo de la función que vaya tener en cada proyecto, pero siempre teniendo en mente ese sello de diseño gráfico.
¿Se puede vivir del diseño en España?
¡Claro que sí! Cada vez se exigen más piezas de buen diseño, con un carácter propio y de calidad. En España tenemos de todo, artesanos, fábricas y buenos diseñadores. Que estemos pasando justo ahora por una época de crisis, no significa que las persona prescindan del diseño. Somos un mercado joven pero con mucho potencial.
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