“Mostrar poco pero bueno” es una de las máximas de los polifacéticos Miguel y Diego, los artífices del madrileño estudio de diseño y dirección de arte Naranjo-Etxeberria. Ellos, al igual que la Escuela de la Bauhaus que en su día sentó las bases de lo que entendemos hoy por diseño industrial y diseño gráfico, huyen de lo superfluo, de los adornos innecesarios, simplificando las formas en pos de la funcionalidad, pero sin perder ni un ápice de individualidad y expresión artística en todo lo que hacen.
Venimos del mundo de la publicidad, del "lo quiero todo para ya" y del hacer antes de pensar. Y nos dirigimos hacia lo contrario: el pensar siempre antes de hacer, el ver el diseño como una solución a un problema, y no como algo estético y caduco.
Realmente, hoy en día tenemos la suerte de tener todo el conocimiento a nuestro alcance y eso nos ha permitido poder investigar campos que antes jamás hubiéramos podido explorar. Más allá de las diferentes disciplinas que podamos manejar cada uno, lo que nos hizo montar el estudio fue la empatía entre ambos. El pensar de la misma forma, el tener la misma idea de diseño en la cabeza y, sobretodo, el hecho de saber que no hubiéramos podido montar este negocio con ninguna otra persona del mundo.
El mayor reto por ahora ha sido dejar de ser diseñadores para convertirnos en empresarios. Ese es el briefing más difícil que se nos ha planteado, pero poco a poco lo vamos aprendiendo. De pronto pasas a tener que gestionar un proyecto desde el inicio hasta el fin y, eso es algo a lo que no estábamos acostumbrados, pero una vez que te pones es mucho más enriquecedor. La mayor satisfacción es cuando estás trabajando en un proyecto y llegas a la solución, el hecho de saber que solo existe una respuesta y que la has encontrado. De forma que llegas a estar tan seguro de algo que puedes convencer a cualquier cliente de que esa es la mejor opción para su marca. Al final el cliente más difícil de convencer somos nosotros mismos.
Miguel: Para mí el diseño es el día a día. Está en todas partes, vas por la calle y no puedes evitar ver un cartel, un tetra brik de leche o la camiseta del tipo que está sentado enfrente en el metro y pensar que tipografía es y en cómo lo hubieras hecho tú. Al final creo que todas las personas diseñan algo cada día, desde cómo vestirse a cómo preparar una receta. Lo malo es que cuando eres consciente de ello puede resultar agotador. Es como cuando estás pendiente de pestañear o respirar, son actos reflejos que cuando piensas en ellos no puedes parar de hacer.
Diego: Para mí la única definición de diseño es la de solucionar una necesidad de la mejor y única manera posible. Partimos de que siempre hay una necesidad, porque sin necesidad el diseño no se convierte más que en algo decorativo y eso es algo contra lo que luchamos. No es hacer algo bonito, es hacer algo que cuente lo que tiene que contar.
Diego: Un objetivo. Y conseguir trasmitirlo.
Miguel: Es un tópico pero al final es verdad que vienen de cualquier parte, las mayores referencias llegan a través de la gente que te rodea. Si tuviera que elegir a un referente, me quedaría con Herb Lubalin. Hace tres meses viajamos a Cadaqués y Figueras para conocer y retratar el mundo de Dalí para este segundo número de Cookbook. Todo lo que vimos y aprendimos de él ha hecho que le hayamos cogido mucho aprecio.
Diego: Hoy en día la mayoría de las referencias las encontramos en internet, pero eso no se tiene que convertir en la única fuente de inspiración. En este momento hay cantidad de gente buenísima alrededor realizando proyectos y creando. Esto hace que tus amigos se puedan convertir en tus propias referencias. Además, al estar aprendiendo cada día, viendo cosas nuevas… nuestras influencias pueden variar, desde un artista consagrado hasta un auténtico desconocido de la otra punta del planeta.
Una estética tipográfica y sencilla pero que cuente mucho. Intentamos huir siempre de lo superfluo. Si algo está por estar lo hacemos desaparecer. Muchas veces te pones a diseñar, a componer y se te olvida lo más importante: la información. Toda pieza existe para contar algo y es lo que tiene que brillar en un trabajo.
Miguel: Tampoco es que sea muy extraño, pero siempre recuerdo en una de las primeras entrevistas de trabajo me mandaron vectorizar el logotipo de El Corte Inglés.
Los que no se basan solo en diseñar, si no en crear. Hacer un proyecto desde cero, verlo nacer y crearlo todo. Desde el nombre, a la identidad, al tono de la marca, a cómo tiene que comunicar, qué tipo de imágenes usar. Estos son los proyectos más interesantes porque haces que exista algo.
Miguel: Podría resumirlo en dos: hace útil al producto y es estético.
Diego: Totalmente de acuerdo. El buen diseño tiene mucho trabajo detrás para hacer que las cosas sean y parezcan más simples. Es un 70% de pensar y un 30% de ejecutar. En alguna ocasión nos ha pasado que algún cliente nos dice: "¿Ya? ¿Pero no le pondrías algo más, un detalle, un recurso bonito?". Mucha gente tiene miedo a lo simple, pero en el fondo no es que no quieras añadir cosas, es que ya lo has probado y no lo necesita. Y es que al final el mayor éxito de una marca es que se reconozca con lo mínimo posible. El saludo fascista es un gran ejemplo de esto, cómo solo con levantar el brazo lo asocias a una ideología.
Miguel: ¡Gracias! Cookbook nació por la necesidad de crear un proyecto personal con el que disfrutar, trabajar con amigos y conocer personas con las que colaborar. Además de un libro físico es un objeto, y como tal, te puede durar toda la vida. Se puede manipular, pasar página o retroceder, y tiene ese encanto especial del que carece algo que miras en una pantalla. Adoro el papel, su textura y su olor. Un día me hablaron de The Anarchist Cookbook, un libro en el que te enseñan recetas para crear bombas caseras u obtener LSD, de ahí vino la idea, solo que cambiamos bombas por artistas y los ingredientes serían las influencias que han convertido su obra en lo que es. Al final quedó en una metáfora del mundo de la cocina.
Es una publicación anual en la que las secciones son siempre las mismas: mayor influencia, un libro, una película, una canción, una prenda, un lugar, una tipografía (con la que se maqueta), un color (que se usa en portada e interior), una receta de cocina y por último una pequeña entrevista. En cada número se elige a un artista que decide el contenido de estas secciones y un grupo de colaboradores las ilustra de una forma totalmente libre. Al final la idea es que sea algo muy dinámico, en cada número se cambia de artista invitado, colaboradores e incluso diseño y formato.
Diego: Es una publicación que empezó Miguel casi cuando le conocí, y es ese tipo de proyectos los que hablan muy bien de tu trabajo porque los cuidas al detalle. El nivel de exigencia que se ha autoimpuesto Miguel con Cookbook es alucinante, ya que no solo era cosa de diseñar y maquetar, si no de gestionar todo el contenido, seleccionarlo y organizarlo. Lo mejor de tener un proyecto como este es que te permite trabajar todas sus fases y cada día aprendes algo que en un futuro te sirve para poder aplicarlo en encargos de otros clientes.
Nos gusta pensar que no somos solo un estudio de diseño, si no más una consultoría de dirección de arte. Ahora hemos colaborado en dos proyectos con Sobremesa, un taller de arquitectura, y nos parece muy enriquecedor como frente al mismo proyecto la visión de un arquitecto o un diseñador es tan diferente y a su vez se complementa tan bien. Poder enfocar un proyecto desde visiones tan distintas lo hace mucho más entretenido y el resultado siempre es mucho más gratificante. El hecho de colaborar con diferentes profesionales nos sirve para poder cambiar de forma de pensar y ayuda mucho a no empezar todos los proyectos desde el mismo punto. Es una forma de aprender de los demás y aplicarlo al trabajo del día a día. Porque no todos los trabajos se pueden empezar abriendo el Photoshop o el Illustrator.
Siempre hay que tener en cuenta hacia dónde va todo, pero sabiendo que las tecnologías, aunque sean muy necesarias, también hacen que las cosas duren menos, que nos cansemos antes, que queramos cambiar… Por eso a la hora de crear una marca o diseñar es muy importante no quedarnos solo en el ahora, si no pensar a largo plazo y diseñar a consecuencia. El éxito de una marca es conseguir hacerla eterna. Nuestro futuro… Esta la dejamos para la próxima entrevista (risas).