¿Qué es el paso del tiempo? Para muchos, seguramente, esta es una pregunta sin respuesta. Para otros, en cambio, será una pregunta con mil respuestas posibles. Para Maite Ortega, artista de Murcia pero afincada en Madrid, el tiempo es aquello que muchas veces no se valora en el momento, y se echa en falta cuando quizá ya es demasiado tarde. Hablamos con esta collagista y bordadora que rescata pasados ajenos y los convierte en nostalgia hecha arte.
¡Hola, Maite! Para empezar, cuéntanos: ¿cómo definirías tu relación con el mundo creativo? ¿De qué forma está el arte presente en tu día a día?
Mi relación con el mundo creativo es diaria: no hay una verdadera separación entre el arte y mi vida cotidiana, está totalmente incluido en ella. Todo lo que me sucede día a día influye de alguna manera en mi proceso creativo, siendo casi siempre el punto de partida de muchas ideas.
¿Cuándo y cómo diste tus primeros pasos, a nivel profesional, como artista?
Estudié Bellas Artes teniendo bastante claro que me gustaría dedicarme al arte a nivel profesional, pero no es demasiado fácil. Después de terminar la carrera, me propuse a mí misma dedicarme totalmente a mis proyectos, ya que hay que implicarse a tiempo completo para poder llegar a un nivel profesional. Sobre todo al principio, cuando es uno mismo quien se encarga de todo: tanto de la parte creativa como de la difusión de la obra, la visibilidad, los contactos… Todo ello requiere de mucha energía y predisposición. Mis primeros pasos consistieron en exposiciones colectivas, publicaciones, participaciones en convocatorias artísticas... En resumen: no parar de trabajar e interesarse por todo lo que está pasando en el panorama artístico.
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¿De dónde te viene el interés por la técnica del bordado? Le da un matiz atemporal a todo lo que haces pero, al combinarlo con el papel, el resultado es casi vanguardista.
Desde niña me encantaba ver los preciosos colores de los hilos en las mercerías, y sobre todo en las cajas de hilos o costureros en casa de mi abuela, pero nunca aprendí labores de pequeña, la verdad. Empecé incluyendo el hilo en mis trabajos como una forma de experimentación, ya que me parece un elemento muy interesante: es una herramienta de dibujo más, y con una gran carga significativa. Así que, a mi llegada a Madrid hace tres años, me decidí a tomar clases de bordado tradicional y a ir adaptando al papel las puntadas que suelen darse en tela. Me parece una técnica muy especial, muy expresiva, aunque a veces no está demasiado valorada, y esa es mi intención: valorarla y que no desaparezca, mostrar que puede ser tan útil para expresarse como cualquier otra técnica.
En la mayoría de tus obras, añades el hilo a fotografías antiguas. ¿Cómo debe ser una Polaroid para que decidas trabajar con ella? ¿Hay alguna línea común entre las que seleccionas?
En general todo el material con el que trabajo tiene que transmitirme algo. A veces, simplemente me llama la atención visualmente, y otras por la carga emocional que pueda tener. En el caso de las Polaroids la premisa era que estuviesen veladas, que no apareciese apenas nada: solo manchas o formas. En mi serie Revelados Temporales, por ejemplo, las Polaroids me las dieron algunos amigos, mucha gente las guarda aunque no se hayan revelado bien.
Fuiste becada en la Academia de Bellas Artes de Turnai (Bélgica). Háblanos de tu experiencia allí. ¿Cómo influyó en tu forma de crear?
Mi estancia en Bélgica cambió totalmente mi visión del mundo artístico. Allí tienen una forma de valorar el arte y los procesos creativos mucho mayor a la que hay en España. Cambió mucho mi forma de crear, ya que antes de llegar, mis procesos habían sido mucho más tradicionales, poco arriesgados, y allí la experimentación y la dedicación fueron mucho mayores. En mi caso, los profesores no buscaban poner una nota final, sino que hubiese una investigación y un conocimiento profundo de la obra: que transmitiese de verdad lo que se quería expresar.
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Siguiendo la línea de la pregunta anterior, ¿cuáles son los contrastes más notables, según tu experiencia, entre el panorama creativo aquí y el de fuera de España?
Creo que, sobre todo en el ámbito educativo, hay bastantes diferencias. En mi opinión, en España no se potencia lo suficiente a los alumnos, no se les anima a investigar, a experimentar y descubrir: aquí todo está más reglado. Aunque por supuesto hay excepciones, y también deben ser los alumnos los que tengan una predisposición para hacerlo. También es evidente la diferencia del valor económico, mucho mayor fuera de España, pero todo está muy relacionado, por supuesto, con el valor que en general se le da al arte en nuestro país. Espero que esto vaya cambiando, ya que hay muchísimos profesionales en España y un gran potencial artístico.
Hablemos de algunas de tus obras. En tu colección Héroes de lo cotidiano vuelves a dar vida, mediante el bordado, a personas anónimas de fotografías antiguas. ¿De qué forma el bordado es clave en este proyecto?
En Héroes de lo cotidiano el bordado, como bien dices, es la clave: es la intervención sobre la fotografía la que da sentido a estas piezas. Son fotografías encontradas de personas anónimas, que ya no tienen valor sentimental para los familiares de las personas fotografiadas, que han sido olvidados. Con el bordado pretendo resaltar algo que me llama la atención, algo que los potencie y les vuelva a dar vida, que se les vuelva a recordar de alguna manera, aunque nunca los haya conocido antes. El hilo tiene una simbología muy extensa, pero destaca el símbolo de unión, que es lo que pretendo: unir el pasado al presente, unir esos recuerdos olvidados y, aunque sean anónimos, hacerlos mis nuevos familiares. Reinventarlos, volverlos a conectar a la vida. Es muy curiosa, también, la reacción de los espectadores, ya que muchos se identifican a ellos mismos o a sus familiares porque tienen fotografías muy similares, y eso también revive a éstos Héroes de lo cotidiano.
Frases para llevar es uno de tus proyectos más efímeros, en el que siguen estando presentes la antigüedad, en forma de libros de segunda mano, y el bordado. Háblanos de esta colección y de la importancia de su relación con el espectador
En el caso de este proyecto, aunque como bien dices siguen estando presentes muchos de los conceptos con los que trabajo, el formato fue bastante diferente. Quería presentarme a una convocatoria de arte urbano de intervención en el espacio público, pero los elementos con los que trabajo no suelen estar muy presentes en este ámbito. La idea surgió a partir de querer utilizar y recuperar elementos antiguos y hacerlos interactuar con el público, así que pensé en hacerles llegar mensajes ya escritos en esos libros de segunda mano. Mi función fue seleccionar esos mensajes y hacerlos un poco más visibles, así que recorté frases de libros en castellano, inglés y francés y, con el bordado a máquina, los fijé en otro papel como soporte (vuelve el símbolo de unión del hilo). La convocatoria consistía en intervenir el exterior de algunos locales comerciales del barrio madrileño de Lavapiés, y yo coloqué una parte de estas frases en las puertas del local que me asignaron, y otras en el interior (realicé unas 520 frases aproximadamente). Como bien explica su título, Frases para llevar, eran pequeñas piezas que la gente podía llevarse a casa; pequeños mensajes de regalo que curiosamente, para la gran mayoría de las personas que se los llevaban, significaban algo importante.
Fue un proyecto muy importante y emocionante personalmente: la acción de hacer llegar al espectador unas palabras olvidadas que tuviesen un significado para ellos fue muy bonito, tanto por la parte de recuperar esos mensajes olvidados, como por la de llegar a emocionar a alguien con esas frases. Me resultó muy curioso también que la mayoría de la gente se sorprendía de que fuese algo gratuito, de que fuese un regalo, y es algo que me parece muy importante en el arte: que pueda llegar a todo el mundo.
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Uno de los proyectos que más se diferencia del resto, en cuanto a concepto, es el de Revelados temporales, del que ya nos has hablado un poco. En este, hay mucho más futuro que pasado: imaginas el devenir de un país a muchos años vista. ¿Cómo llega a tu mente lo que será Japón dentro de 9 años? Y, ¿cómo es el proceso que lo convierte en un bordado u otro?
La verdad es que sí es uno de los proyectos más diferentes, porque aunque recupero elementos antiguos y la temática del tiempo esté presente, el concepto habla esta vez del futuro. Pero realmente estas imágenes, y en concreto Japón 2025 (que fue la primera y a partir de la cual surgió la serie), fue un encuentro casual, el resultado de un juego. A veces empiezo proyectos con una idea concreta, pero en el caso de Revelados temporales fue diferente. Tenía claro que quería intervenir las Polaroids con collage y bordado, algo muy sencillo pero que fuese significativo. Así que buscando en mi caja de restos de recortes encontré el trocito de papel con flores y otro con la palabra Japón y me pareció que estaba todo conectado, esas flores parecían muy japonesas… Pero no era demasiado interesante representar un país de esa forma, un tanto evidente, y al introducir el bordado, un elemento con volumen, decidí que serían visiones imaginadas del futuro, algo surrealista. A partir de esta primera encontré otros papeles con nombres de países y fui encajándolos con la polaroid que mejor lo representaba desde mi punto de vista. Después, elegía los trozos de papel que formarían el collage, imaginando el país o lo que me sugería, ya que en la mayoría de ellos nunca he estado, ni las fotografías han sido tomadas allí. E igual pasaba con el bordado: quería que la intervención en general fuese mínima, por eso el tipo de bordado es extremadamente sencillo. No quería poner más elementos de los necesarios.
Podría decirse que el tuyo es un arte que recupera elementos que creemos olvidados: desde la técnica hasta las personas que habitan muchas de las Polaroids desgastadas. ¿Qué supone, para ti, el paso del tiempo?
Como bien dices el paso del tiempo está totalmente presente en mi obra, en todos los elementos: desde los materiales hasta la técnica, la temática, el proceso… En el caso de recuperar materiales, al igual que no dejar en el olvido a las personas, supone una reivindicación del pasado: que no desaparezcan esos recuerdos, esas vidas, esos momentos que fueron importantes para alguien. QuThis is a italiciero revivirlos y recordarlos, aunque sea a través de otra interpretación.
Para mí, el tiempo es algo valioso y que pasa muy rápido; que a veces no se aprecia en el momento e igual después se echa en falta. Puede que todo parezca tener un carácter muy nostálgico (y lo tiene) pero también está el lado positivo de valorar lo que fue y no dejar que se pierda, porque fue importante para alguien en algún momento.
¿Dónde podremos encontrarte en un futuro cercano? ¿Qué tipo de nuevos proyectos tienes en mente? 
Actualmente estoy trabajando en varios proyectos a la vez, sigo con mis listas de collages de canciones (tanto las que yo elijo como las peticiones de la gente), la serie Protección vegetal también está en proceso… Y, próximamente, en julio exactamente, haré una exposición individual en un lugar precioso: el Jardín Botánico del Señorío de Bertiz, en Navarra, dentro de un proyecto sobre el entorno y las personas que vivieron allí. De forma colectiva, tenemos varios proyectos en la Sociedad de Collage de Madrid. Por ejemplo, este mes se pueden ver las preciosas obras de collage en 3D que hemos preparado en un proyecto en colaboración con la marca Camper. Y mientras, sigo investigando con el bordado en diferentes soportes para próximos proyectos, y recolectando objetos olvidados.
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