La vida de Laura Herranz dio un vuelco en el momento en que decidió abandonar su zona de confort para enfrontarse a sus miedos. “Fueron tres meses de invierno de pura ansiedad, pero cada día me levantaba pensando que no iba a dejar que nada se interpusiese en mi voluntad de ser mejor diseñadora”. Tras ganar la batalla, ha creado una colección que une hombre y naturaleza inspirada en las obras de los artistas Jean Arp y César Manrique, una oda al mundo que nos rodea y a su preservación.
Cuando te entrevistamos hace tres años, te encontrabas en el proceso inicial de fabricación de las prendas, búsqueda de proveedores de tejidos, realización de patrones y corrección de los prototipos. ¿Cómo ha sido este proceso para llegar donde estás ahora? ¿Con qué dificultades te has encontrado por el camino?
La colección de hace tres años nunca se materializó. A pesar de todo el trabajo previo, decidí que no estaba a la altura para que viese la luz. Sentí que la colección no era lo suficientemente buena y que no merecía la pena invertir todos mis esfuerzos en ella. Me culpaba y atormentaba por no estar a la altura, por no rozar la tan ansiada perfección que yo buscaba.
Hace dos años, entendí que me estaba ahogando en ese perfeccionismo extremo, y que para continuar debía romper mis propios límites y así liberarme. Mis miedos me impedían avanzar, me estaban paralizando. Hice la maleta y decidí dejar Madrid –mi zona de confort– para mudarme a un estudio en Santiago de Compostela y enfrentarme cara a cara a mis traumas. Sabía que iba ser duro, pero nunca pensé lo aislada y sola que me iba a sentir. Fueron tres meses de invierno de pura ansiedad, pero cada día me levantaba pensando que no iba a dejar que nada se interpusiese en mi voluntad de ser mejor diseñadora.
Esta colección ha sido más que una colección para mí. Ha tenido un efecto catártico en mi vida. Y a pesar de esos meses de soledad, en los que realmente necesitaba luchar contra mí misma, luego he tenido la suerte de que las personas que me quieren se han sentido implicadas de alguna forma y han querido formar parte de mi historia volcándose en ella.
En esa misma entrevista aún no habías puesto las palabras exactas a la filosofía de tu firma y lo definías como: “Por ahora son conceptos: actual, lineal, minuciosa, práctica, luminosa, equilibrada y armónica”. ¿Has logrado encontrar las palabras exactas a dñia de hoy? O por el contrario, ¿ha cambiado en algo durante estos últimos años?
Ha cambiado mi manera de entender cómo diseño y eso me ha llevado a darme cuenta de que el color y los volúmenes pueden cambiar en cada colección, pero los elementos artesanales y la calidad van a permanecer en mis diseños. Quiero crear prendas que duren en el tiempo a pesar de las tendencias y la temporalidad efímera de la industria actual.
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La nueva colección Fall/Winter 2019 está inspirada por la obra plástica y escrita del francés Jean Arp, que desea volver a unir al hombre con la naturaleza. ¿Qué fue lo que más te llamó la atención del artista y qué te llevó a crear la colección?
Las esculturas y poemas de Jean Arp me fascinaron desde que lo descubrí. Me enamoré de su obra y de su visión del arte como una forma de abrirse al ser interior. Arp decía que su obra servía para “transformar en arquitectura de luz el dolor más profundo, así como el gozo más vivo”. Él quería volver el mundo más simple, transformándolo y dándole más belleza.
El lenguaje plástico te sirve de inspiración, ya sea mediante la pintura, la escultura o la performance. ¿En qué otros sitios o ideas encuentras inspiración?
El cine, la fotografía, las exposiciones que visito, y por supuesto, las personas que me rodean. Muchas ideas surgen de conversaciones con amigos en el día a día, a través de los proyectos personales en los que se embarcan y otras muchas, aparecen en los momentos que dedico a procrastinar.
El amor por la preservación de la naturaleza del artista canario César Manrique ha inspirado el uso de materiales naturales como algodones, crepes de lana, alpaca y lana fría, que se observan en las formas orgánicas de las prendas y accesorios. ¿Qué importancia das a los materiales así? ¿Es una apuesta también por la ecología?
Jean Arp quería unir al hombre con la naturaleza y César Manrique luchó por preservar el entorno natural de su tierra natal. El legado de estas dos figuras está presente en la colección y desde un primer momento entendí que debía existir una relación entre el entorno y las prendas, a través no solo de las formas sino del uso de tejidos naturales.
Me encantaría entender esta colección como una apuesta por la ecología, pero no nos olvidemos que la industria de la moda es la más contaminante del planeta. Hay que tomar consciencia de ello, tenemos que dejar de comprar masivamente; en el caso de la industria textil, es importante invertir en prendas que duren más tiempo y empezar a darle una segunda vida a la ropa reciclándola.
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Para la colección has usado una paleta de colores relacionada con obras pictóricas de Arp. Además, tu Instagram está compuesto por una galería de fotografías detallistas que, vistas en conjunto, van formando toda una paleta de colores que cambia gradualmente. ¿Qué importancia das a lo cromático?
En mi cuenta de Instagram le doy mucha importancia al cromatismo, ya que es el concepto fundamental de mi perfil y es algo con lo que me divierto y me pongo a prueba. Los colores tienen el poder de evocar sensaciones, y cuando trabajo como directora de arte juego con ello. Al final, otorgamos a los colores significados subjetivos y simbólicos aplicando nuestras características individuales y sociales al color. Por ejemplo, ¿por qué en una determinada película visten a un personaje asociándole a determinados colores constantemente, o por qué la luz que ilumina la escena tiene un tinte azul? Todas esas cosas están muy pensadas de antemano para generar una sensación concreta en el espectador.
Por el contrario, el color en mi colección es una cuestión cromática basada en los collages de Arp, en el que la unión de los azules, marrones, naranjas y burdeos puede trasladarte a un entorno donde el mar, el aire y la tierra están presentes.
Además del diseño, has trabajado también como estilista y set designer. ¿Qué es lo que más disfrutas del proceso creativo?
En todo proyecto creativo hay una parte amor-odio existente, y en este caso, el diseño y creación de cada prenda fue con lo que más disfruté y odié al mismo tiempo. Todo lo demás, tanto la parte de los estilismos como la dirección de arte o la elección del escenario para la campaña, vino dado por un concepto global en el que todos los elementos debían respirar y transmitir una misma idea: acercar al espectador esas sensaciones que sentimos frente a la magnitud del paisaje. Al final, la moda varía a lo largo del tiempo pero las emociones son las que permanecen.
Para terminar, ¿qué futuro próximo le espera a Laura Herranz?
No me gusta pensar en el futuro porque al final siempre te sorprende y no siempre respeta tus expectativas. Ahora mismo me concentro en el día a día, en luchar diariamente por ser mi mejor versión –personal y profesional– disfrutando el proceso.
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