Lápiz, papel y goma. Poco Photoshop y mucho Caravaggio. Esto es lo que siempre te vas a encontrar sobre la mesa de trabajo de Fèlix Roca, un ilustrador barcelonés más entusiasta del helado de chocolate que de las clases de diseño gráfico que recibió en la universidad, aunque admite haber aprendido allí “muchas cosas útiles”. Actualmente se lo curra para dar lo mejor de él mismo en el mundo de la moda, donde sus dibujos, mucho más ricos visualmente que en significado, encajan mejor. Fèlix lo tiene claro; abajo el concepto, viva la estética y larga vida al rock ’n’ roll.
¿Cómo definirías tu trabajo?
La verdad es que nunca pienso en mi trabajo como un todo al que pueda otorgarle una etiqueta o definición concreta. Está en constante movimiento. Es cierto que siempre digo que es más estético que conceptual pero, hoy por hoy, estoy más pendiente de qué nuevos retos puedo tener o generar, que de crear un estilo propio muy marcado con el que dibujar siempre. Ya lo voy encontrando poco a poco, pero me gusta alejarme de golpe para probar cosas , colores, distintas proporciones, etc. y luego, pues lo típico, vuelves con lo que te gusta y vas construyendo tu estilo personal.
¿Tu trabajo está hecho a mano o digitalmente?
Totalmente 100% a mano. Lo paso a Photoshop para limpiarlo, únicamente.
En algunos de tus trabajos aparece gente súper conocida, como Lady Di o Yves Saint Laurent. Pero normalmente ¿quiénes son tus modelos? ¿son personajes reales o salen de tu imaginación?
Tengo mis tres chicas, de las que suelo partir en cuanto a expresiones faciales o rasgos característicos. Ellas son siempre Emma Watson, Megan Fox y Cara Delevingne. Luego las moldeo a mi gusto, según cómo me gustaría que fuera el personaje que estoy dibujando.
¿Sigues alguna rutina de trabajo?
Trabajo en casa, así que después de un café y un cigarrillo mañanero leyendo las noticias deportivas, me pongo directamente a darle. A partir de aquí, si hay suerte e inspiración, será un non stop. A veces no hay suerte y salgo a que me dé el aire, y luego me encuentro dibujando hasta las tantas de la noche. No sé, soy ilustrador, intento ponerme una rutina pero es difícil. Lo importante es controlar el timing.
¿En qué te inspiras?
En cualquier cosa. Suelo tener una idea inicial en mi cabeza y luego busco fotografías en revistas, internet, fotogramas de películas… O al revés, estoy sin nada y al ver una imagen las ideas empiezan a llover. Pero lo que más influye es siempre la música, la música me marca mucho el ritmo de la inspiración; por ejemplo, si estoy dibujando a una chica, para lograr cierta expresión o actitud que quiero que tenga, escucho en ese momento la música que me imagino que escucha ella. Puede que la canción escogida a mí no me mate mucho, pero el truco me va de lujo, la verdad (risas).
En uno de tus proyectos hablas de la frustración creativa...
Sí, esto nació con el colectivo de Hop3fully, cuando me hicieron una entrevista y un encargo para la cabecera de su web. Trabajando en ella choqué directamente con la frustración creativa y de aquí salió la broma, que acabó siendo el tema mismo de la ilustración y de la entrevista. La frustración creativa es esa maldita sensación de que, de golpe y porrazo, parece que se te ha olvidado por completo dibujar, y algo tan natural como una nariz te esta volviendo loco. Y aunque sea urgente el trabajo, lo único que cura es bajar a la calle media hora a tomar algo con un colega.
Se le ha achacado a la ilustración de moda cierta superficialidad. Pero gracias a ella y a los grandes maestros del retrato hemos podido conocer cómo ha ido cambiado la sociedad a lo largo de la historia. Incluso lejos de cosificar a la mujer, muchas veces ha sido la única forma de verla liberada física y metafóricamente de corsés. ¿Qué piensas sobre ello?
¡Toma ya con la pregunta! (risas). Bueno, supongo que se debe a que en la ilustración de moda el vestido y la belleza de la mujer son un todo inseparable, pero no soy quién ni me interesa serlo para analizar o juzgar la historia de la ilustración de moda. ¡Aunque sería genial formar parte de ella!
¿Desde cuándo dibujas?
Esta pregunta siempre la suelo responder con una respuesta de Puño (ilustrador para la revista MAD): “¿Cuándo dejasteis vosotros de dibujar?”.
Háblanos un poco de tus referentes o de otros ilustradores que admires. ¿Tienes alguna pieza favorita?
De los actuales, me gustan mucho el madrileño Gabriel Moreno y el artista urbano Dulk, muy distintos entre ellos. También Gruau, que es un poco anterior, un grande de la ilustración y el cartelismo de moda. Y por lo demás, pues los clásicos: Rafael, Caravaggio, Rembrandt, los bocetos de Klimt y Toulouse Lautrec y la época oscura de Goya, entre otros muchos. Mi pieza favorita es, sin ninguna duda, St. Jerome, de Caravaggio. ¡Me flipa!
Hace poco colaboraste con Brain&Beast con unas ilustraciones para unas camisetas. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Condicionó el soporte tu trabajo?
Una experiencia genial, la verdad. No tengo suficientes palabras de agradecimiento para todo el equipo de Brain&Beast por confiar en mí. La verdad es que pasó todo muy rápido. Fui a verlos, presenté propuestas para lo que en principio iban a ser unos carteles y de golpe ¡pam! estaban en el 080 desfilando, increíble. Para mi supone el trabajo del año, la verdad. Cuando terminé la universidad y decidí dedicarme a la ilustración al 100%, nunca hubiera imaginado que al final del primer año de trabajo, seis dibujos míos estarían desfilando como parte de una colección en el 080.
¿Cómo es tu relación con la fotografía de moda? ¿Qué aspectos crees que las acercan o las hacen radicalmente diferentes?
Siempre ha resultado ser una de las primeras direcciones donde mirar buscando inspiración, desde Helmut Newton a Blumfield o Henry Clark. La fotografía y la ilustración de moda van completamente de la mano, siempre se han mezclado y otras veces han competido por portadas. O tienes un lápiz o una cámara, para mí es lo mismo.
El sitio más raro sobre el que has dibujado.
Porexpan. Asqueroso.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de ti mismo últimamente?
Terminé la universidad de diseño el año pasado y decidí que este año lo dedicaría enteramente a ver si realmente podía llegar a algún reconocimiento como ilustrador. Y la verdad es que así ha sido. Me he levantado cada día únicamente para dibujar, aunque no tuviera ningún encargo, y la verdad es que de lo más sorprendido estoy es de la rápida mejora en calidad y acabado de mis obras. Gracias a los encargos de fuera o a los retos que me imponía a mí mismo, he podido sobrepasar mis limites.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo y qué lo que menos?
Lo que mas disfruto es mi trabajo, y lo que menos disfruto es la dificultad de encontrar trabajo.
¿Qué tipo de encargo te gustaría recibir?
Libertad total, mucho dinero… (risas). No, en serio, cualquier campaña publicitaria de whisky o de cualquier marca que me permita dibujar chicas tatuadas y cosas raras de adorno. Eso sería genial, sí.
¿Intuyes hacia dónde te lleva lo que estás haciendo?
Si lo tuviera claro no tendría gracia (risas).
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