Amigos, creativos y emprendedores. Hace apenas tres años, Cris y Alex se decidieron a volcar su amplio conocimiento en el sector del arte y la comunicación en un proyecto propio. Su dilatada experiencia detrás de las cámaras, unida a un amor incondicional por la transformación de objetos y el formato colaborativo, acabó por materializarse en Eeeeeeeeee. Una marca de cámaras desechables de diseño surgida para revitalizar el emblemático artículo fotográfico –signo de toda una generación–, en peligro de extinción ante el apresurado avance tecnológico. A través de la puesta en valor de la experiencia, y haciendo de la diversión su carta de presentación, el tándem creativo aboga por la reutilización, la intuición y la cooperación con artistas multidisciplinares. Una filosofía sostenible que persigue alcanzar el denominado ‘close the loop’, o ciclo de vida completo y eficiente.
“Encuentra la belleza en las fugas de luz, al margen de imágenes enfocadas y dedos en las lentes”. En marzo de 2017 desvelabais vuestro proyecto de cámaras desechables en redes sociales, refiriéndoos a dichos dispositivos como “sumisos e intuitivos”. ¿Cómo surgió la idea de emprender Eeeeeeeeee?
En verano de 2016 empezó a surgir la idea de crear un producto, ya que ambos nos dedicamos a la producción y la comunicación, y teníamos la necesidad de dar vida a algo puramente físico. Queríamos que nos permitiera conectar con artistas a los que admiramos, y que fuera un objeto con una función especial y divertida.
Un día, una cámara desechable se puso delante de nosotros y empezamos a explorar la idea de transformarlas. Diseñamos la primera carcasa, el packaging, empezamos a hablar con artistas, a comprar cámaras y revelar, hasta que nos atrevimos a lanzarlas en el festival Offf e hicimos nuestro primer sold out.
El nombre del proyecto no pasa desapercibido. La letra ‘e’, convertida en la protagonista por excelencia, se repite hasta en diez ocasiones. ¿Por qué decidisteis bautizar a vuestra iniciativa con este nombre?
Queríamos hacer una marca puramente nuestra. Queríamos un naming arriesgadísimo, que un cliente nunca aceptaría. Eeeeeeeeee es el grito que hacemos en grupo cuando una cámara va a disparar una foto. Nuestras cámaras son pura diversión, están para usarlas sin pensar demasiado.
En una era marcada por la digitalización, la inmediatez y el frenético avance tecnológico, vosotros os decantáis por un formato que apuesta por la reutilización, la baja resolución y el reposo del proceso. ¿Qué ventajas e inconvenientes advertís en las cámaras desechables respecto a otros modelos?
El principal hándicap es que las cámaras desechables están en peligro de extinción. Las grandes marcas ya no producen debido a la baja demanda, y vamos encontrando pequeñas remesas o recuperando los cuerpos de casas de revelado que volvemos a rellenar con carrete. Esto es un inconveniente a nivel de producción, pero también nos encanta contribuir a que un producto tan mítico se mantenga vivo.
Por otro lado, que sea un producto efímero puede resultar una barrera en términos de sostenibilidad a primera vista respecto a las cámaras recargables, pero a su vez, el hecho de que estas cámaras tengan fecha de inicio y fin convierte su uso en una experiencia, otorgándole al objeto un significado especial y diferente al habitual.
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Definís vuestra técnica como “un proceso que avanza despacio, como casi todo lo bueno”. Una declaración de intenciones aplicable a multitud de ámbitos: la gastronomía, la artesanía, los cuidados, etc. ¿Es sostenible el apresurado ritmo que rige nuestras vidas actualmente? ¿Cómo concebís el futuro en este sentido?
Tenemos muy presente la sostenibilidad en todos los sentidos. Estamos rediseñando el packaging para olvidarnos del plástico, y trabajamos para ir mejorando el proceso de recuperación y reutilización de las cámaras. Nuestro sueño es conseguir que todas nuestras cámaras vuelvan a nosotros para poder recargarlas y darles todas las vidas posibles.
El arte constituye otro de los pilares fundamentales en vuestra filosofía de marca. Concretamente, la difusión de determinados trabajos creativos en ediciones limitadas a través de canales inexplorados. ¿Cuáles son vuestras disciplinas artísticas predilectas? ¿Por qué épocas y estilos estéticos sentís mayor atracción?
Somos ultra contemporáneos. Nos gusta el diseño fresco, auténtico, colorista y divertido. Nos fijamos mucho en artistas que trabajan en multiformato con estilos muy diferentes, aunque hay una predilección por el arte urbano que no podemos ocultar.
Desde que colaboraseis con el ilustrador ucraniano Venya Son, uno de los primeros creativos en sumarse a Eeeeeeeeee, no habéis dejado de recurrir a estudios multidisciplinares y dibujantes para el diseño de vuestras cámaras desechables. ¿Qué criterio seguís a la hora de decantaros por un/a artista en particular?
Podemos trabajar con todo tipo de artistas, desde ilustradores más puristas hasta tatuadores, e incluso con diseños que no vienen de artistas. Hay cientos de artistas a los que seguimos y admiramos porque nos transmiten algo especial con su trabajo, pero siempre elegimos las colaboraciones de manera muy intuitiva y visceral. Nos imaginamos cómo puede quedar su estilo en una cámara, y si nos enamora la idea, vamos adelante.
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Desde la cubierta repleta de diminutos dinosaurios verdes firmada por Anna Villarroya, directora creativa de Grain Supply Co., hasta el diseño vanguardista creado por el dúo creativo berlinés Zebu, en el que flora y fauna se agolpan en un exótico escenario. ¿Cómo transcurre el proceso colaborativo, desde que os decidís a cooperar hasta que ponéis a la venta el diseño exclusivo?
Queremos que los artistas trabajen con total libertad creativa, por lo que no hay briefing más allá de las especificaciones técnicas básicas, ya que trabajamos con artistas en los que confiamos al 100%. Enviamos la maqueta y esperamos su diseño con la misma ilusión que esperamos el revelado de las fotos. En ocasiones trabajamos algunos ajustes de forma o color para que encaje a la perfección con el producto, hacemos pruebas y producimos.
Ahora, lanzáis una nueva colaboración de la mano de We are out of  office, un dúo creativo holandés integrado por Winneke de Groot y Felix van Dam, cuya obra se inspira en objetos cotidianos y reliquias decorativas, que ha sabido hacer de los bodegones a todo color su seña identitaria. ¿Qué nos podéis contar acerca de esta última acción?
Con We are out of office fue amor a primera vista. Los descubrimos hace relativamente poco y nos imaginamos la fruta y los jarrones en la cámara. Nos parecía increíble. Veníamos de una colección de ilustradores puros –Yoko Honda, Zebu y Clay Hickson–, y la idea de colaborar con un estudio que trabaja tanto con objetos nos apetecía muchísimo.
Al igual que el tándem de autores afincados en Utrecht, Eeeeeeeeee también está conducido por dos mentes pensantes. ¿Cómo os conocisteis? ¿Habíais tenido contacto próximo con el arte previamente a emprender vuestro propio proyecto?
Somos amigos desde hace muchos años. Hemos trabajado y vivido muy cerca en Poblenou, y los dos trabajamos en el sector creativo. Ambos hemos colaborado con artistas en producciones y campañas, pero siempre con marcas o entidades por detrás. Eeeeeeeeee nos permite tener un contacto con el arte mucho más limpio y puro.
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Diversión, informalidad y una debilidad expresa por el sentimiento de comunidad. A través de las cámaras desechables, os oponéis a la seriedad y la rectitud imperantes en la fotografía de hoy en día. ¿Cómo han afectado las redes sociales construidas en base a la imagen en la concepción de la belleza y la armonía estética?
Hace unos años todos íbamos de fotógrafos, intentando buscar imágenes perfectas o darles un look cool a base de filtros. Ahora estamos en un momento brutal, ya que tenemos plataformas que nos permiten poder enseñar trabajos con mucha calidad estética para quien trabaje desde ahí, y formatos que favorecen compartir momentos mucho más reales, buscando la belleza en la pura informalidad.
MIRA Festival, Desigual, Miami Horror… Habéis colaborado en infinidad de proyectos, que van desde la música hasta la moda, pasando por iniciativas de carácter social. ¿Con qué artista, marca o personaje os gustaría trabajar próximamente?
¡Poder hacer una colaboración entre un músico y un gran festival es algo que está muy cerca!
¿Qué nos podéis contar acerca de Akwan, el proyecto social en el que participasteis, dedicado a inculcar a niños y niñas el amor por la lengua árabe desarrollado en la península arábiga?
Lo que es increíble de esta colaboración es que es un proyecto con un propósito detrás y sin ninguna relación con artistas. Cuando Sarah, fundadora de Akwan, nos propuso que el diseño fuera de un niño, se nos abrieron posibilidades infinitas para futuras colaboraciones. 
Y por último… ¿Algún sueño por cumplir?
El sueño, o mejor dicho, la misión en la que estamos trabajando, es el ‘close the loop’. Recuperar un producto al borde de la extinción, darle vidas infinitas a una cámara aparentemente desechable y reconvertirla en un objeto de diseño para siempre.
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