La interpretación llegó a su vida de forma inesperada mientras estudiaba la carrera de periodismo, y desde entonces Dariam Coco no ha dejado de perseguir su sueño con tesón. Un esfuerzo que desde luego está dando sus frutos. Tras su participación en La otra mirada y La casa de papel, el mes que viene estrena en Netflix Bienvenidos a Edén, y nosotros no hemos querido dejar de charlar con ella y fotografiarla con algunas de las prendas de la nueva colección de Desigual x Johnson Hartig.
Tras haber interpretado al personaje de Inés en La otra mirada, con el que reconoce haber conectado de una forma especial, y después de viajar a Panamá para rodar La casa de papel, la actriz canaria se embarca en una nueva aventura profesional que promete dar mucho que hablar: Bienvenidos a Edén, la nueva serie de Netflix que verá la luz el mes que viene. Nos reunimos con ella días antes de que comience a rodar un nuevo proyecto para conocerla más a fondo. Durante la conversación abordamos temas tan importantes como la salud mental, la conexión con su tierra, Lanzarote, y el papel que la moda juega en su vida. “Me ha encantado porque tanto la ropa como el trabajo de todo el equipo ha sido súper guay”, comenta sobre la sesión de fotos cuyo resultado ahora presentamos, y en la que presentamos la nueva colección cápsula de Desigual junto a Johnson Hartig de Libertine.
Dariam, encantado de saludarte. ¿Cómo estás?
¡Estoy bien! Llevo unas semanas con un montón de caos porque empiezo un nuevo rodaje, con toda la preparación y los nervios previos. Empezamos la próxima semana con ensayos, pruebas y demás. ¡A tope!
En muchas de tus entrevistas y apariciones públicas haces referencia al proceso de autodescubrimiento que aún a día de hoy reconoces estar experimentando. Cuéntanos, ¿en qué momento te encuentras?
Es un proceso que para mí es eterno, por decirlo de alguna manera. No creo que vaya a llegar un momento en el que termine. Pero ahora mismo estoy en un punto en el que a nivel mental me encuentro bastante bien, comparado con otros momentos. Estoy bastante centrada en mi trabajo como actriz, descubriendo cómo soy yo como actriz. Cada vez tengo más conciencia de todo, y eso me hace más fácil y menos estresante el trabajo.
Tu aproximación al mundo de la interpretación se produjo de manera inesperada. Fue precisamente tu miedo a las cámaras lo que te acercó a esta disciplina mientras estudiabas periodismo, ¿no es así?
Sí. Me vine a Madrid hace diez años, con diecisiete. La verdad es que si miro atrás ahora, parece que ha pasado una eternidad. Mi vida ha cambiado totalmente y el camino al que iba dirigida no era para mí. Empecé periodismo porque no sabía muy bien por dónde tirar. Parece que cuando tienes 17 años ya tienes que saber qué quieres, qué te llena, y yo la verdad es que a esa edad no tenía ni idea. Ni lo sé todavía… Entonces, no sabía bien qué hacer. Me gustaba escribir. Yo funciono mucho en la improvisación, me voy moviendo un poco por lo que voy sintiendo en cada momento. Y en ese momento yo sentía que eso no me hacía feliz, así que empecé a moverme por otros sitios. Me apunté a un curso de teatro, en un principio para perder la timidez. Pero me enganchó.
¿Cómo recuerdas tu primera vez en el curso de teatro? ¿Saliste liberada de la sesión, sintiendo que te habías quitado un peso de encima?
Lo recuerdo con un montón de sentimientos encontrados. Por una parte fue súper positivo porque sentía que me estaba limitando de alguna manera y no era totalmente libre. El teatro te da libertad, te permite desprenderte de ti, de tu ego. Dejar fuera todo lo que tiene que ver contigo y poder ser quién quieras, sintiendo cómo quieras; sin normas. Descubrí un mundo que me llenaba muchísimo. Pero también hubo cosas negativas. Empecé muy joven y a través del curso de teatro conocí a más gente relacionada con el sector, representantes, etc. Y pienso que al ser tan joven y no tener ni idea de cómo funcionaba este mundo, hubo muchos momentos en los que sentí que la gente se aprovechaba de ese desconocimiento. Esa es la parte negativa, todos los que empezamos en esto tenemos mucha ilusión y muchas ganas. Pero hay mucha gente que se aprovecha de eso.
Son muchas las personas que te conocen por interpretar al personaje de Inés en La otra mirada, pero tu debut televisivo fue en la serie Anclados en 2015. ¿Cómo recuerdas esta primera toma de contacto con la actuación?
Acababa de cumplir los dieciocho, estaba en segundo de periodismo. Ni siquiera tenía agencia ni nada. En el curso en el que estaba había un chico que tenía su agencia y me comentó algo sobre el casting. Me presentó al agente y me cogieron, pero en ese momento yo no me lo tomé como algo serio. Desde que llegué a Madrid había estado trabajando, y esta era una manera de ganar dinero. Pero en ese momento no me había planteado para nada tomármelo en serio.
¿En qué trabajabas durante tus primeros años en Madrid, mientras estudiabas?
Siempre he estado compaginando los estudios con trabajo. Con el nivel de vida que hay aquí en Madrid… Es una economía que, por desgracia, si no trabajo no me puedo permitir. Nada más llegar empecé en una tienda de ropa. Luego lo fui intercalando con trabajos de camarera, de noche, etc.
Creo que la experiencia en tiendas de ropa compaginada con estudios nos une a muchos de nosotros. Y nos permite desarrollar muchísimo la paciencia (risas).
¡Justo! (Risas). Y también gracias a haber vivido todo eso ahora soy capaz de disfrutar mucho más todo esto que me está llegando, de valorarlo mucho más. No puedo estar más feliz ahora, tanto a nivel laboral como a nivel personal.
Imagino que interpretar a Miss Costa Canaria –personaje al que encarnabas en esta primera serie– siendo de Lanzarote tiene un componente simbólico. ¿Qué significa tu tierra para ti? ¿Es el lugar al que siempre quieres volver?
Sí, interpretaba a Miss Costa Canaria (risas). Ha sido súper bonito porque he conectado muchísimo con mi tierra desde que me fui de ella. No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Allí es verdad que no hay tantas posibilidades, tienes que salir fuera. Quieres irte todo el rato. Pero al irme me he dado cuenta de la suerte que tengo de que mi tierra sea Lanzarote. Para mí es una parte muy importante. Soy una persona que necesita mucha calma, y en Madrid eso no lo tengo. Entonces siempre estoy buscando el equilibrio, cuando me saturo mucho en Madrid me escapo un fin de semana a Lanzarote y me recargo de tranquilidad, de amor de la familia, y vuelvo. Estoy súper conectada con Canarias, creo que nacer allí también te condiciona en tu forma de ser y relacionarte. Lo tengo muy presente.
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¿Sabes que tienes tu propio perfil en Wikipedia? ¿Lo has leído?
Sí, justo lo he mirado hace tres días (risas).
¿Y podemos confirmar que la información que aparece es correcta? Porque eso es importante…
Creo que se han inventado un par de cosas (risas).
Ahí dicen que has trabajado también como modelo. ¿Confirmas o desmientes?
Lo de modelo lo he intentado, cuando estaba aquí en Madrid me salieron algunos trabajos. Alguna marca para una sesión de fotos puntual, pero nunca he estado en una agencia ni nada. Es verdad que los trabajos de los que me enteraba y me permitían sacarme un dinerito los hacía. Me encanta la moda y me gusta trabajar como modelo, pero no me gustaría dedicarme solo a eso.
La moda, al igual que la interpretación, nos ayuda a expresarnos, a lanzar mensajes al mundo, e incluso a adoptar otros roles o personajes. ¿Qué es la moda para ti?
Para mí la moda es muy importante porque siempre la he usado como una forma de expresar mi identidad. Me parece fascinante por eso, creo que la identidad y la expresión lo es todo. Y el tener la capacidad de expresarte, de contar cosas y de demostrar quién eres a través de la ropa, me parece increíble. Es verdad que considero que no tengo un estilo marcado, sino que voy viendo lo que me gusta, lo que no me gusta y ya está.
Hace unos días, en la sesión de fotos, vestiste la nueva colección cápsula de Desigual junto a Johnson Hartig de Libertine. Una propuesta muy potente llena de color. ¿Cómo te sentiste durante el shooting?
Sinceramente, ha sido uno de los shootings que más he disfrutado porque se creó un ambiente de trabajo muy guay. No tenía ni ganas de parar (risas). Me encantó porque tanto la ropa como el trabajo de todo el equipo fue súper guay, había un montón de ganas por parte de todos de que saliese bien. Y creo que eso es muy importante a la hora de trabajar. Se nota también mucho en el resultado cuando todo va a favor, cuando todo el mundo tiene ganas de lograr un buen resultado y no simplemente está cumpliendo con el trabajo.
Es verdad que ver el resultado de un trabajo realizado rodeado de buena energía te traslada a un lugar especial, casi mágico.
¡Total! Incluso después en el resultado, en las fotos, si he tenido una sesión en la que a lo mejor no me he sentido tan cómoda… Aunque las fotos sean impresionantes, no me gustan. Es algo súper importante.
Sigamos recorriendo tu camino profesional. Fue en 2019 cuando interpretaste por primera vez a un personaje principal. Y lo hiciste en la serie La otra mirada de TVE, ambientada en los años veinte y compartiendo reparto con Macarena García o Cecilia Freire, entre otras. ¿Qué pensaste cuando el proyecto llegó a tus manos? ¿Sentiste miedo o vértigo en un primer momento?
Ya por aquel entonces sí que estaba totalmente enfocada en ser actriz. Al ya tener en mente que quería algo había más presión, más nervios. Recuerdo que el casting de La otra mirada lo hice justo al día siguiente de volver de Panamá, donde estuve rodando La casa de papel. Estuvimos rodando allí un mes y pico, volví súper cansada, con ganas de llegar a casa. Me llamaron para el casting, me lo preparé muy rápido, súper nerviosa, y me contactaron en enero para decirme que me habían cogido. En ese momento estaba en shock, no lo asimilé hasta que llegué a Madrid y me vi en todo el proceso.
¿Y pensabas que había posibilidades reales de que te cogiesen, o eras muy crítica contigo misma?
Tenía síndrome del impostor, es verdad, pero no tenía la mentalidad de ir a probar y ya está. Yo iba a por todas, a conseguir el papel. Pero en ese momento estaba empezando mi carrera como actriz, no había hecho prácticamente nada. Este era el primer proyecto grande en el que iba a estar, había un reparto tan bueno que tenía un poco de presión. Y era mucho más insegura que ahora, tanto a nivel profesional como personal. Creo que muchas veces va de la mano. Me acuerdo que tuve una conversación con los directores en la que me transmitieron la confianza que tenían en mí.
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¿Qué fue lo que más te llamó la atención durante el rodaje?
La velocidad de trabajo que había, estábamos todos los días sin parar. La coordinación del equipo, todo el despliegue que hace falta para rodar un capítulo…
Has reconocido sentirte muy identificada con tu personaje, Inés. Por un lado, por el evidente vínculo racial que os une, y principalmente por su personalidad y su forma de sentirse diferente en determinados momentos. ¿Te has sentido distinta a los demás a lo largo de tu vida? ¿Por qué?
Sí, totalmente. Desde que estaba en el cole me sentía diferente porque era la única niña negra de clase. Y siempre he sido la única niña negra de clase. Al final, es imposible que no te sientas diferente. Esto también influye en cómo te relacionas.
Hay quienes dicen que interpretar a un personaje con el que se comparten ciertas actitudes o pensamientos es incluso más difícil. Dificultad a la hora de dejar a un lado la ficción, generar una relación con el mismo demasiado estrecha o no llegar a desconectar nunca del personaje son algunos de los posibles efectos adversos. ¿Tú lo sentiste así? ¿Te costó gestionarlo?
En este caso no me costó gestionarlo. Creo que el tema que trata lo tengo bastante trabajado a nivel personal, no me afecta de la misma manera. Entonces puedo trabajar ahí sin hacerme daño a mí misma. Pero sí es verdad que, por ejemplo, si hubiese sido otro tema que no tuviese relación conmigo, lo hubiera trabajado de otra manera. Cuido mucho mi salud mental y prefiero buscar otras maneras de trabajar, que hay muchísimas.
También has destacado el papel educador de la serie, en la que se abordan temas directamente relacionados con el machismo o la homofobia. ¿Qué papel juegan el cine y las series en la educación de la sociedad y la difusión de valores construidos sobre el respeto y la igualdad?
No sé si le corresponde al cine, a las series y a la cultura en general ese papel educador. Lo que sí sé es que es un hecho que influye. La gente consume todo el rato series y cine, y creo que si tenemos esta ventana para contar cosas interesantes e importantes, que a lo mejor no entendemos del todo, debemos hacerlo. A todos nos ha pasado que hemos visto series que nos han removido de alguna manera, de las que hemos aprendido. Yo de las series he aprendido muchísimas cosas, así que creo que sí que tienen un papel educador y sería bastante interesante tenerlo en cuenta.
¿Cuál es la serie que más te ha marcado?
Hay una que me marcó muchísimo, I may destroy you. La actriz protagonista es también la directora y guionista, y es espectacular. Habla de la vida de la mujer negra y de todas esas microagresiones y microviolencias que pasamos por alto. Muchas veces no somos ni conscientes de que eso está mal y creo que necesitamos saber que nos equivocamos, que hacemos las cosas mal. Y no pasa nada, podemos hacerlo mejor. Pero creo que hay un miedo a fallar, a decir continuamente “yo no soy racista, yo no soy homófobo”. Lo somos todos, no pasa nada.
Totalmente de acuerdo, es un problema estructural del que debemos aprender juntos.
¡Eso es!
Sigamos con tus proyectos profesionales. Mencionabas hace un momento La casa de papel, ¿cómo fue la experiencia en Panamá?
Panamá fue una locura (risas). Es verdad que mi papel era muy pequeñito, no tenía texto ni nada, pero a nivel experiencia… imagínate. Cruzamos el charco para rodar, era ya la tercera temporada. El despliegue era una locura, fue increíble, aprendí un montón de cómo funcionaba el rodaje, absorbí todo como una esponja. Poder estar allí un mes trabajando con ellos fue genial.
Pero para grandes y prometedores proyectos, la serie original de Netflix de la que formas parte y que verá la luz próximamente, Bienvenidos a Edén. ¿Recuerdas el momento exacto en el que te dijeron que querían contar contigo?
Lo de Edén ha sido algo muy especial. Me llegó en un momento de mi vida en el que, después del Covid, no sabía qué hacer. No podía volver a Madrid, a nivel económico era muy difícil. Entonces decidí quedarme en Canarias un año viendo cómo iba la cosa. Me llegó el casting en septiembre y lo hice, estuve un mes y algo sin recibir noticias. Luego me llamaron para otra convocatoria en octubre, que la hice desde Canarias. Y la última fue a finales de noviembre que la hice de forma presencial en Madrid. A las dos semanas me dieron la noticia de que me habían cogido. Yo que pensaba que ya no podía volver a Madrid, que tendría que trabajar de lo que fuera, y me cae esto.
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¿Pero llegaste a sentir mientras estabas en Canarias que la interpretación ya no era una opción? ¿O siempre mantuviste la esperanza?
Yo tengo algo muy claro, y es que la interpretación no la voy a dejar nunca. Me llena demasiado y es lo que más me gusta hacer. Estaba mentalizada para que mi carrera no fuese tan rápida, pero iba a seguir apostando por ello. Es verdad que en el camino hay que hacer de todo, pero no tengo prisa. Intento no presionarme, me adapto a lo que viene.
De Amaia Salamanca a Lola Rodríguez, Sergio Momo o Ana Mena. Son muchos los nombres conocidos a los que veremos en pantalla, y con los que estoy seguro has compartido experiencias inolvidables en los últimos meses. ¿Te llevas amigos de esta experiencia?
Sí, sí. El rodaje de Edén empezó en Lanzarote, en mi casa, justo después de pandemia. Éramos un elenco muy joven, estábamos todos muy predispuestos al buen rollo, a que todo fuera bien. Hicimos un rodaje increíble, me llevo auténticos amigos. He conocido a personas de las que he aprendido un montón, de las cuales sigo aprendiendo. Me siento súper afortunada. Creo que los compañeros son una parte fundamental del trabajo.
Ahora que dices lo de Lanzarote, parece que hay algo que siempre te lleva de vuelta a tu tierra. Aunque sea por unas semanas.
¡Sí! Durante este tiempo he estado de guía turística siempre que he podido, cuando teníamos un rato libre (risas). Yo encantadísima, me hace muchísima ilusión que mi primer proyecto para Netflix sea en mi casa.
El estreno de la serie está previsto para abril de 2022, pero ya se habla de que su impacto será mayúsculo. Incluso hay quienes han llegado a considerarlo un futuro fenómeno a la altura de La casa de papel. ¿Crees que va a dar mucho que hablar?
A mí no me gustan mucho las comparaciones porque creo que cada producto tiene su cosa. No sé si va a ser la nueva La casa de papel, pero sí sé que es un proyecto súper interesante. La historia que queremos contar es increíble, creo que tiene muchas posibilidades de gustar
¿Cómo ha sido el proceso de preparación de tu personaje, Eva?
Estoy todavía en ello. Ha sido una construcción progresiva porque, a medida que vamos avanzando en los capítulos, descubrimos más cosas del personaje. El personaje de Eva me lo estoy preparando a través de los rasgos de su personalidad, tratando de entenderla. Ahora que vemos el trabajo que hemos hecho en la primera temporada estamos acabando de construir el personaje.
Estos meses prometen ser especialmente intensos para ti. Desde la promoción de la serie hasta el asimilar que te has convertido en un personaje público, al que posiblemente paren por la calle para pedirle fotos día sí y día también. ¿Te sientes preparada mentalmente? ¿Cómo lo gestionas emocionalmente?
La verdad es que es un tema que con mi círculo cercano, sobre todo con mi familia y con mis amigos, lo hablo bastante. Es algo que, por como soy, me preocupa. En los últimos años he tenido ayuda psicológica y creo que a todos nos vendría genial ir al psicólogo. Es algo que tengo bastante presente, algo que tengo que cuidar
Más allá de este proyecto que verá la luz en poco más de un mes, ¿qué nos puedes adelantar sobre tus próximos trabajos? ¿Estás inmersa en algún otro rodaje?
Sí, tengo una participación en la película de Juan Miguel del Castillo, La maniobra de la tortuga. No tenemos fecha de estreno, pero posiblemente sea este año. Y luego la serie americana de Netflix Warrior Nun, que también se estrena este año pero no hay fecha. ¡A la espera de todo!
¿Con qué director o directora te haría especial ilusión trabajar? ¿Por qué?
Hay una directora española a la que admiro un montón que se llama Carla Simón. Me llega muchísimo lo que hace y me encantaría poder trabajar con ella.
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Vestido Desigual x Johnson Hartig.
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Vestido 404 Studio.
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Vestido Desigual x Johnson Hartig, collar Yulia Yadryshnikova.
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Camisa Desigual x Johnson Hartig.
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Cazadora Desigual x Johnson Hartig, vestido 404 Studio.
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Vestido Desigual x Johnson Hartig, collar Yulia Yadryshnikova.
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Chaqueta Desigual x Johnson Hartig.
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Camisa y falda Desigual x Johnson Hartig, zapatos 1Concept.
Camisa y falda Desigual x Johnson Hartig, zapatos 1Concept.