Que Buj Studio es uno de los proyectos (imposible llamarlo marca) más estimulantes de la escena creativa española es indiscutible. Su fusión de moda, arquitectura y arte, unido a una visión comprometida de forma sincera con la sostenibilidad y el medio ambiente, la ha posicionado como una plataforma de creación constante. Lo mismo ocurre con Chenta Tsai. Como cantante, músico, arquitecto y activista –imposible nombrar todas las ramas artísticas que aborda en su obra–, ha demostrado sin quererlo ser una de las mentes más brillantes del país. Ahora, Buj Studio y el intérprete de Tamagotchi o Gente de mierda colaboran en Leafy Seadragon, un proyecto que hoy presentamos al que también se ha sumado el fotógrafo Juan Borgognoni. Hablamos con Raquel Buj para saber más sobre esta nueva propuesta.
¿Cómo estás y desde dónde nos respondes? 
¡Hola David! Estoy bien, por suerte. Con energía e ilusionada, con bastantes proyectos que se retoman y otros que empiezan en pocos meses. Respondo desde el estudio que está por la zona de Marqués de Vadillo, a tres pasos de Madrid Río.
La última vez que hablamos contigo acababas de presentar tu colección Nidos en los bajos del Edificio España. ¿Qué tal han ido los últimos meses? ¿Has estado volcada en muchos proyectos, o has podido descansar un poco?
Es cierto, presentar la colección Nidos fue intenso y liberador, a nivel físico y emocional. Fue un proyecto grande para el estudio que significó mucho para mí y para todxs. Después aparecieron bastantes proyectos, sobre todo encargos, piezas únicas y especiales bajo pedido. Es un formato con el que me gusta trabajar, puedes enfocar toda tu energía en una sola pieza, como el encargo de Chenta, la capa de Pedroche o una pieza de vestuario para el Instituto Stocos. Esta última la acabamos recientemente, integra tecnología de motion capture con materiales experimentales. Fue muy enriquecedor colaborar con un equipo interdisciplinar de técnicos y artistas.
Ahora presentas un proyecto de arte-moda en colaboración con Chenta. Cuéntanos, ¿cómo y cuándo surge esta alianza creativa? ¿Os conocíais de antes?
Chenta se puso en contacto conmigo en un primer momento. No nos conocíamos personalmente, pero seguíamos nuestros respectivos trabajos. Estaba interesadx en algunas de nuestras piezas para formar parte de la portada de su álbum Jájá éqúísdé (distopía aburrida) realizada junto al fotógrafo Unax de la Fuente. El resultado fue espectacular y trabajar con Chenta me pareció muy fácil y emocionante.
Pensamos que sería interesante, con tiempo, realizar alguna pieza específica para su próximo concierto. Justo después, empezamos a reunirnos, vino al estudio, me contó mejor su universo creativo, estuvimos viendo materiales y posibilidades juntxs. Yo le decía, bueno, se me ha ocurrido usar esto pero no sé si es demasiado loco con esto otro… a Chenta nunca le parecía nada demasiado loco. Para la materialización del vestuario, trabajé desde la idea de mezclar lo humano con lo no humano, buscando una especie intermedia entre humano, planta y pez. Cada parte de la vestimenta tenía que expresar distintos aspectos importantes para Chenta desde un lugar interespecie: el cinturón orgánico, la piel humana con pelos mezclado con los huevos depositados de Leafy. El brazalete más etéreo y digital hecho con sobrantes de cables de cobre y bioplásticos, o el collar, hecho de los restos de los restos, frágiles, imperfectos, etéreos y texturizados. A Chenta le gustaban las pruebas directamente y se acababan convirtiendo en resultados finales.
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¿Qué valores compartís, cuáles son vuestros principales puntos en común?
Chenta tiene una idea creativa que amplía los límites de la música, una visión arriesgada, transversal e interdisciplinar en su puesta en escena. Nos planteó para el concierto un vestuario colgado que formara parte de la escenografía realizada por Venida Devenida. Su idea era ir descolgando las piezas-accesorio y vestirse con ellas en distintos momentos. Me gusta pensar que Buj Studio de alguna manera también se arriesga, busca ese lugar entre disciplinas, trata de expandir lo que entendemos como moda o vestimenta.
Creo que Chenta tiene una sensibilidad estética y material muy especial, capaz de ver en las pruebas y en los restos del estudio belleza, radicalidad y posibilidades escénicas. Ha sido realmente fácil trabajar juntxs, es una persona muy cuidadosa en el trato, inteligente y divertida pero, además, creo que entendía muy bien nuestro lenguaje y le fascinaba todo lo que hacíamos. En cuanto le propuse hacer unas fotos para contar más allá, no dudó en decirme que sí. Supongo que también compartimos ese punto de emoción por nuestro trabajo, querer ir más allá en nuestras exploraciones.
En esta iniciativa también habéis contado con la participación de Juan Borgognoni, responsable de las fotos que ahora presentamos. ¿Cómo llegasteis hasta él?
He colaborado en bastantes aventuras con Juan y todas han sido preciosas. Nos entendemos muy bien, para mí Juan es un artista y sé que siempre me va a devolver algo sorprendente, hace crecer los proyectos en los que colabora. Me puse en contacto con él porque sabía que era la persona que necesitaba para las fotos. Iba a entender y empatizar muy bien con nuestro trabajo de materiales, con el concepto, con la fantasía detrás. Esta ocasión, además, fue más sorprendente, porque yo no pensaba escribir una historia. La idea era hacer unas fotos, generar mediante la imagen el universo Leafy Seadragon. Sin embargo, al recibir las fotos de Juan, empecé a encontrar un orden que para mí tenía sentido, que de alguna manera estaba contando algo más. Algo que siempre había estado ahí en el proceso del proyecto y que, a su vez, conectaba con las sensaciones que estábamos sintiendo en ese lugar y en ese momento.
Como ya adelantas, además de las espectaculares imágenes, Leafy Seadragon cuenta una historia, ¿no es así? ¿Podrías resumirnos en qué consiste la narrativa visual?
El cuento nos adentra en el universo de Leafy, una interespecie que cuida a lxs otrxs y al entorno, descripciones animales y humanas aparecen mezcladas indistintamente en esta breve historia. Su mundo se ve amenazado por las catástrofes causadas por los depredadores humanos. Sin embargo, Leafy se reconstruye desde la proximidad, poniendo el valor en los materiales encontrados. Se fabrica un traje que va más allá de su propio cuerpo; es en realidad un lugar, un ecosistema donde abrazar relaciones más sensibles y cuidadosas con el entorno que le rodea. De alguna manera, el cuento plantea desde la fantasía, pero ubicado en un momento muy actual, la idea de deshacer los límites entre lo humano y lo no humano, entre los cuerpos y el entorno, construyendo nuevas relaciones material-afectivas desde la cercanía y desde el cuidado.
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La crisis climática o los efectos consecuencia de la acción humana sobre los ecosistemas son algunos de los temas que inspiran esta último proyecto. ¿Cómo combatís el cambio climático o la sobreproducción de residuos desde Buj Studio?
En Buj Studio actualmente realizamos piezas únicas que en muchos casos, partes de ellas, están hechas a partir de los restos de otras piezas o de sus procesos. Es muy común en nuestros procesos no tirar apenas nada de material; los restos son bellos y sabemos que en alguna parte lo vamos a utilizar. En Leafy Seadragon, por ejemplo, esta idea está llevada de manera literal. Hay zonas que están hechas directamente con las pruebas previas de bioplásticos, nunca se hizo la final o definitiva. Me parecieron delicadas e imperfectas y fueron empleadas directamente en la zona del cuello. A su vez, este encargo coincidió con un vestuario para danza y tecnología donde hicimos también bastantes pruebas que acabaron formaron parte del cinturón de la Leafy. Para la zona del brazalete, nos sobraron piezas de bioplásticos tintados que manipulamos, y terminaron siendo parte de un encargo posterior. Me interesa esta idea del reciclaje interno del estudio por una cuestión de responsabilidad ambiental, pero también desde la idea del ecosistema procesual, donde todos los proyectos estén vinculados materialmente.
¿Cuántas personas han estado involucradas en Leafy Seadragon? ¿Hay alguna anécdota del proceso de desarrollo que quieras compartir?
En el estudio me han ayudado varias personas en distintos momentos del proceso. Desde el inicio he contado con la ayuda Aline Schmidt y, un poco más tarde, con la de Ana Millana que permanece actualmente conmigo. Más al final del proceso, se unieron Marina Álvarez y Andrea Martínez. En la sesión de fotos estábamos todas ayudando, fue un momento especial en ese sitio mágico de Casa de Campo que nos sugirió Chenta para las fotos. Trabajamos también con le artista maquilladore Amine Haddif que hizo un trabajo impresionante y complejo integrando nuestros accesorios de cara con un maquillaje inspirado en la especie Leafy Seadragon. Por supuesto, lx mejor modelo performer que existe, Chenta Tsai, aportando el mood que le iba sugiriendo el fotógrafo artista Juan Borgognoni. Estas fotos finales dicen el resto…
Y por último, ¿qué nos puedes avanzar sobre tus próximos proyectos? ¿Veremos a Buj pronto sobre las pasarelas?
En los próximos meses tenemos varios proyectos interesantes. Uno de ellos, que esperamos vea la luz muy pronto, se trata de una colección cápsula prêt-à-porter. Estas prendas hablan de uno de los aspectos que tratamos ocasiones repetidas en las colecciones y están confeccionadas con tejidos innovadores y naturales. Además, este año tendré la bonita oportunidad de ir a investigar y desarrollar un proyecto entre arte y moda en la Real Academia de España en Roma.
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Toda la ropa de estas fotos, accesorios y escenografía ha sido creada por Buj Studio. Piezas únicas diseñadas y creadas para Chenta Tsai, realizadas manualmente en el estudio con diversas técnicas que incluyen bioplásticos, látex y tejidos reciclados.