Tàpia

“Una pared es un arma muy grande. Es una de las cosas más desagradables con las que puedes golpear a alguien”. Ya han pasado unos años desde que las obras satíricas sobre política, cultura pop, moralidad y etnias de Banksy, icónico artista urbano británico, dejaron de escandalizar a los londinenses para convertirse en fuente de halagos y admiración. Sin embargo, siguen siendo muchas las intervenciones en espacios públicos que, en vez de apreciarse como obras artísticas, pretenden vincularse al vandalismo.

Del 16 de noviembre, día en que se inaugura la exhibición, hasta el 29 de febrero, Barcelona constatará, mediante el espacio de encuentro y debate colectivo en el que se convierte la muestra de B-Murals, los valores intrínsecos del arte en la calle, la variedad creativa que pueden acoger los espacios urbanos y la necesidad existente de reivindicarlas como lo que son: propuestas artísticas.

Comisariado por Axel Void, reconocido muralista que ya ha diseñado otras exposiciones como Creença (2018) o Pop Up Xou de Montana Gallery (2018), el encuentro aspira a hacer reflexionar sobre los espacios colectivos, la reinterpretación de los elementos en desuso y, en definitiva, la liberación del arte público y comunitario. Para ello, se emplean una serie de estilos que mezclan técnicas vanguardistas con los rasgos más clásicos guiados, siempre, por motivos recurrentes en las creaciones pictóricas tradicionales: el costumbrismo, la cotidianidad y las cuestionables rutinas de la sociedad moderna.

Para profundizar en este fenómeno, Tàpia recurre a la obra de algunos de sus principales representantes. En primer lugar, Axel Void que, además de comisariar la exhibición, presenta sus creaciones, especialmente influenciadas por la pintura clásica. Con un estilo único, oscuro y una serie de intervenciones de grandes dimensiones repartidas por todo el mundo, este artista consigue sacar de la galería el estilo más tradicional a través del graffiti y la pintura callejera, con su estilo realista sin olvidar la interacción con los elementos de la calle.

Otro nombre imprescindible es Jofre Oliveras, creativo visual especialmente reconocido por su trabajo en el ámbito del arte social aplicado al espacio público. Partiendo de técnicas mixtas, investiga y retrata las sociedades contemporáneas, procurando generar crítica y debate basándose en las pugnas de poder vistas en las actitudes y comportamientos más comunes de las diferentes comunidades.

Las relaciones personales, la intimidad y la cotidianidad llegarán a B-Murals de la mano de Elisa Capdevila. La artista barcelonesa, que empezó a formarse en dibujo y pintura clásica a los veinte años, interpreta los temas más humanos con imágenes muy variadas pero siempre dentro de una perspectiva figurativa, poniendo mucha atención en la harmonía de los colores y los recursos plásticos que los materiales le ofrecen. Por su parte, la sudafricana Faith XLVII incluye en sus obras detalles de la figura y la condición humanas, temáticas sociales a partir de elementos sacados de la cotidianidad y, sobre todo, grandes representaciones de animales salvajes. Mezclando pequeñas narrativas con formas geométricas, las intenciones de esta artista se acercan a la mitología y la espiritualidad, con una connotación crítica respecto al mundo actual, a través de murales donde las tonalidades oscuras denotan su incansable obsesión por plasmar las preocupaciones y las complejidades de la condición humana.

Además de los autores mencionados, también invadirán, con su particular visión, los espacios de la Nau Bostik, creativos de la talla de Ana Barriga, Lahe 178, Fafa, Ivan Floro, Hyuro, Filip Galvez, L.E.O., Milu Correch, Sainer, Zoer y Helen Bur, entre otros. Todos ellos ofrecerán la oportunidad de disfrutar de un arte que ha sido tan admirado como condenado, un arte público y comunitario, sin subvenciones ni patrocinios; un arte que, precisamente, huye de las vitrinas de los museos y de las paredes de las galerías para mantenerse fiel a la naturaleza contestataria y democrática que lo ha caracterizado.