Por primera vez, la clave para entender una retrospectiva dedicada al artista estadounidense se encuentra en la reflectividad y la luminosidad de sus obras, realizadas en su mayoría con acero inoxidable pulido a espejo y barnices vibrantes que “aumentan nuestra percepción metafísica del tiempo y del espacio, de la superficie y de la profundidad, de la materialidad y de la inmaterialidad”, como explica Arturo Galansino.
Un material democrático, el acero, que permite al espectador, gracias a su capacidad reflectiva, incluirse en la obra en un juego performativo, cambiante según el punto de vista. “Para mí el acero inoxidable es el material del proletario, es de lo que están hechas las ollas y sartenes... Estos objetos no aspiran a ser de un material realmente lujoso. Las obras comunican poder y evitan el deterioro”, palabras de Koons.