Era el año 1992 cuando de la mano de Rosa González y Jesús Carrilla daban vida a Industrial Copera; tres décadas después, son muchas las noches que se han vivido en el club, tres décadas dedicadas a la cultura y a la música en vivo que lo han convertido en un lugar de referencia. Tantas noches vividas y una larga lista de grandes nombres que han pasado por la sala a lo largo de su historia no se merecían nada menos que una celebración por todo lo alto.
Eran las seis de la tarde cuando se abrían las puertas de El Jardín, un espacio exterior estrenado durante la pandemia donde la cercanía entre el público y los artistas hacen de la experiencia algo inigualable. Rodeados de vegetación, los más puntuales iban acomodándose en las sillas mientras Ángel Molina inaugura la jornada del 30 aniversario. El sonido ambient fluía entre los altavoces, transportándose como una ola entre el espacio que poco a poco se iba llenando de gente que disfrutaban del vermut de garaje elaborado por Curro Marín. Un cambio de mandos progresivo introducía a Ylia en la cabina, mientras en el público confluían edades distintas y estilos completamente opuestos, pero que se mimetizaban en uno solo, mostrando esa esencia de Granada, una esencia de diversidad infinita y que hace de Copera un lugar tan especial.
El electro de la DJ acercó a la gente al escenario mientras la noche caía en Granada y en el mismo espacio en el que horas antes brillaba el sol, mientras la familia de Copera repartía trozos de pastel, estaba ahora repleto de gente que con ansias esperaban la salida de los hermanos Lenny y Lawrence Burden, más conocidos por Octave One, Los estadounidenses se apoderaron de la cabina pasadas las 9 de la noche, esparciendo su clásico Detroit Techno por la terraza, haciendo que todos y cada uno de los asistentes nos rindiéramos a los pies de los hermanos Burden.

La sala principal abría sus puertas y era el residente Álvaro Sánchez el encargado de calentar el ambiente antes que Laurent Garnier iniciase el viaje musical que tenía preparado para el trigésimo aniversario de Industrial Coopera. Mientras tanto, la fiesta seguía en el jardín de la mano de Junior, el actual director del club, que se movía con soltura entre los distintos géneros electrónicos deleitando nuestros oídos con cada pista que mezclaba.

Llegó la hora que todos esperaban, sobre las dos de la mañana el DJ francés se metía en la cabina que había pedido, especialmente que la pusiesen a pie de pista. La figura de Laurent Garnier se camuflaba entre la gente, que podía sentir bien de cerca al DJ. Tres horas de actuación donde el público pudo disfrutar de un viaje a través de los 30 años de copera y de toda la trayectoria de Garnier con un sonido de vanguardia.

Las luces de los focos llevaban horas bailando al ritmo de la música mientras los altavoces retumbaban, cuando con una tarea bien difícil, Ángel Molina se presentaba para poner el broche final a una noche mágica para el club. El catalán cumplió con creces las expectativas de mantener en el top a una sala abarrotada de gente con más ganas de fiesta y sobre todo con más ganas de música. Lo que Ángel Molina tenía preparado no tuvo nada que ver con la sesión que habíamos escuchado por la tarde y es que el DJ mantuvo hasta bien entradas las siete de la mañana a todo el público de sala en su. Top desplegando un techno en letras mayúsculas poniendo el broche final perfecto a la noche del treinta aniversario de Industrial Coopera.

Y es que Industrial Coopera es sin duda un lugar mágico, un club referente de la escena nacional e internacional, un lugar en el que vengas de donde vengas, siempre te vas a sentir como en casa. Granada se visitó de sus mejores galas para esa noche para regalarnos dentro del club un viaje musical que tardaremos mucho tiempo en olvidar.
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