Ya lo dijo una vez Andrés Calamaro y yo le creo: Elvis está vivo. Ya no descansa en su mansión de Memphis, sino que sirve copas y lee ejemplares vintage de Playboy en un garaje reformado de Brooklyn. Un garaje que no aloja motos con terminaciones cromadas sino que resulta ser una peluquería que también es un salón de tatuajes. Y es que sólo en un barrio como Williamsburg es posible que exista un lugar como este sin que se enarquen muchas cejas. Hablamos de Graceland, una fusión curiosa entre lo hipster y lo kitsch: candelabros de cristal, tijeras incrustadas en el suelo, luces de colores, una guitarra y un piano vertical cubierto de velas, alfombras animal print, libros sobre Elvis y un gran retrato suyo que da la bienvenida a los clientes.
Y es que Graceland es un salón temático enteramente dedicado al Rey. De un lado, sillas de barbero de principios del siglo pasado nos invitan a sentarnos y entregarnos a las tijeras de seis talentosos estilistas. Del otro, lámparas fluorescentes iluminan el trabajo de algunos de los mejores tatuadores de la ciudad, todos bajo el mismo techo.
Abierto a principios de 2010, este salón se ha convertido en punto de referencia y lugar de encuentro para músicos, artistas y creativos. Y es que sus fundadores, Bethany Paul y Corvette Hunt (estilista oficial de las pelucas utilizadas por Madonna y sus bailarines en sus giras), han hecho de Graceland el salón rockabilly en el que Elvis pasaría el rato. Pues, así como para el rey del rock Graceland no sólo era una casa, sino el único sitio en el mundo donde realmente se sentía amado, libre y creativo, Hunt y Paul han tratado de recrear el mismo ambiente cómodo y agradable. Y, la verdad sea dicha, uno se siente como en su propio salón cuando entra a la Graceland neoyorquina, sensación que va en aumento cuando empieza a sonar Love me tender a 45 revoluciones por minuto. Pues en este tattoo shop y peluquería todo-en-uno pinchan vinilos, marcando la diferencia con una selección de música fantástica que va desde los clásicos del rockabilly como Johnny Cash o Buddy Holly hasta los íconos del rock alternativo.
Y es que, de vez en cuando, es bueno no tener que escuchar los 40 principales cuando vas a cortarte el pelo. Así que, si eres un alma rockera y quieres lucir y sentirte como una estrella, este sitio lo tiene todo: decoración kitsch, buena música y ambiente cool. ¿Aún no estás listo para un nuevo look? Este dato te convencerá: Graceland comparte su terraza con el bar de al lado, así que, con tu pelo recién cortado y tu tatuaje old-school aún fresco, puedes ir directamente a tomarte algo. ¿Pepsi cola o Blue Hawaii?
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