“Coleccionar no tiene sentido si no llega un día en el que puedes enseñar.” sentencia Sören Manzoni, y ese día llegó con la inauguración de Manzonis Garage, un cuarto de juegos que alberga todas las adquisiciones que el amante del surf y del skate ha ido coleccionando durante más de 20 años. Desde lunchboxes de E.T. o de Los Ángeles de Charlie, el radiocasete de 1986 Disco Lite que aparece en el videoclip Hung Up de Madonna, la increíble colección de tablas de skate, hasta pinballs de edición limitada son algunas de las reliquias que encontraremos en este personal homenaje a los salones recreativos de los 80 y los 90. El primer museo de skate de Barcelona está hecho para todos aquellos nostálgicos que quieran viajar en el tiempo a épocas pasadas.
Aunque quizás el nombre de Sören Manzoni os resulte familiar por otros logros, como provocar que toda Barcelona (y gente de todo el mundo) salga de fiesta los lunes, y es que –cómo a él le gusta definirse– el surfista mediterráneo fue uno de los fundadores de la icónica fiesta de la Sala Apolo, Nasty Mondays, la cual, mucho a nuestro pesar, no volverá (aunque sí otros proyectos que Manzoni nos desvela durante la entrevista).
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Antes de nada, enhorabuena por tu nuevo proyecto. ¿Cuándo nace tu pasión por la cultura del skate y del surf?
¡Gracias! A finales de los 80 me ganaba el sustento trabajando como pizzero y pude empezar a hacerme con material de skate y surf (muy caro entonces, ya que venía de Estados Unidos). También compraba la Surfing Magazine de importación en los quioscos de Las Ramblas. Era lo que me gustaba, no me interesaba gastarme la pasta en el carné de conducir o en entradas a las discotecas. Crecí delante del mar, y siempre que pasaba por la Barceloneta en invierno pensaba que esas olas también se podían surfear. Defiendo que el skate viene del mar.
Y de ir coleccionado piezas nació Manzonis Garage, ¿no? ¿Cuál fue el punto de inflexión que te llevó a hacer públicas tus reliquias?
La idea de compartir con mi ciudad y con el mundo una colección que albergo desde hace más de 20 años. Coleccionar no tiene sentido si no llega un día en el que puedes enseñar.
Cuéntanos qué podemos encontrar en Manzonis Garage.
Se trata de un cuarto de juegos de dos cientos metros cuadrados. Hay ciento cincuenta radio casettes, infinidad de pinballs de edición limitada, más de cien lunchboxes, más de mil skates y motos antológicas.
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¿Tienes alguna pieza favorita o alguna con una gran historia?
Es difícil elegir solo una pieza. De mi colección de sandwicheras y lunchboxes, tengo especial cariño a la de E.T. y la de Los Ángeles de Charlie. Pero la mía, la que utilizaba en el patio del colegio con todos los personajes de Disney, es mi preferida.
Y cuentas con un podcast donde charlas sobre la cultura de los 80 y los 90.
Sí, me animé durante el confinamiento y, tras el éxito inesperado, quiero que sea un nuevo canal de comunicación para mí. Así que ahora me lo tomaré más en serio (risas).
La apertura de tu particular museo coincide con el primer año que se incluye el skate en los Juegos Olímpicos, aunque hay cierta polémica alrededor de si el skate merece ser un deporte olímpico, ¿cuál es tu opinión respecto a este discusión?
No concibo el skateboarding como un formato de competición, aunque muchas veces hago de comentarista. Pienso que es mucho más que un deporte, se trata de una forma de expresión irregular. Es como una línea de un tatuaje, nunca va a ser perfecta, y así es como debe ser. Que el Comité Olímpico Internacional nos integre, habla de la carencia de atención de las nuevas generaciones a las Olimpiadas. Por decirlo de otra manera, el rock está bien, pero no es nada sin el roll. Aún con todo, se agradece el reconocimiento que el skate no ha tenido hasta ahora. Todo interés siempre es bueno.
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Barcelona se postula como una gran capital de la cultura underground, y por ende, de la cultura del skate, pero a su vez está plagada de carteles que prohíben su uso y mobiliario urbano que impide patinar, ¿crees que, de cierta forma, se criminaliza este deporte?
En absoluto, jamás ha habido tantos skateparks y lugares para patinar como ahora. En Barcelona y en las afueras. No reconocerlo es demostrar que no patinabas en los 80 o 90, cuando los espacios eran residuales y estaba muy criminalizado. Para lo bueno, como la incorporación de la mujer, y para lo malo, es el momento de más popularidad del skateboarding.
Hablando de la ciudad, también eres conocido por provocar que la gente saliera de fiesta entre semana con Nasty Mondays, ¿verdad? Cuéntanos cómo surgió la idea de hacer de los lunes una fiesta.
Trabajaba en la primera tienda de skate cerca del MACBA, y un amigo nos dijo que los dueños de la sala Fonfone, en la calle Escudellers, nos dejaban los lunes para hacer nuestra fiesta. Y fue la mejor manera de vomitar nuestros grupos favoritos de rock and roll del momento.
¿Y crees que durante los 16 años que esta fiesta ha sido vigente, se ha respetado siempre la esencia, la idea original?
He intentado mantenerla, pero el cambio es la única constante y es inevitable que las cosas se modifiquen con el paso del tiempo. Cada generación que viene tiene sus propios hits y maneras de entender el rock and roll.
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Y tú, ¿cómo te sentías? Durante mucho tiempo eras el DJ y era la fiesta de referencia de la ciudad, ¿cómo gestionaste la fama y la euforia del momento?
Fui consciente del éxito monetario, pero no de la fama. Soy un surfista, no un DJ. El mar y los que me quieren me colocan en el yin y el yang, entonces y ahora. Sin embargo, tuve que pagar un peaje (que disfruté y me condicionó), sería superficial no aceptarlo.
¿Volveremos a bailar en Nasty Mondays?
No, los miembros que fundamos esta fiesta tomamos rumbos diferentes. Ha llegado el momento de decir adiós a los lunes y a la marca que fundamos. De ahora en adelante, no formaré parte de los eventos que se desarrollen en la Sala Apolo. Me entristece dar por finalizada una época de mi vida que me ha permitido viajar por todo el mundo y conocer gente maravillosa; pero las guitarritas seguirán sonando. Estoy con mil otros proyectos que pronto verán la luz.
Respecto a las medidas sanitarias, ¿qué opinión tienes de la gestión del ocio nocturno en Barcelona?
Somos los últimos monos, los que hemos pagado las consecuencias sin ninguna ayuda. Como sumatorio, el formato de negocio en la noche no va a generar lo de antes, eso seguro. Veremos qué cicatrices deja la movida en el ocio.
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Y a ti, ¿cómo te sentó el parón?
Aunque se tenga estabilidad mental, la incertidumbre no es fácil de digerir. Tengo muchos defectos, no obstante, me pongo las pilas con rapidez y me adapto a las circunstancias adversas.
El año pasado en una entrevista dijiste que uno de tus sueños era “Surfear una ola en Waikiki, Honolulu, con los hoteles de fondo y al salir del agua pedirme un cóctel y comerme una burger hawaiana con piña”. Ha pasado poco tiempo pero, ¿lo has cumplido? Y sino, ¿tienes planeado hacerlo próximamente?
No lo he cumplido, lo espero impaciente. El presupuesto de 2021 alcanza para unos días en Benidorm, como mucho. Eso sí, con mi pareja.
Entonces, ahora te centrarás en Manzonis Garage, tanto en el espacio como en el podcast ¿no? ¿Tienes algún proyecto futuro en mente que te apetezca compartir con nuestros lectores?
Por suerte, tengo un montón. Por el momento, que los lectores se reserven todos los domingos para un surf market y barbacoa en un jardín precioso del Eixample.
Y para terminar, ¿skate and create o skate and destroy?
En los 80, skate and destroy y skatebording is not a crime; en los 90, skate and create community; en los 2000, skate and discover; y ahora, skate and share in social media. En 2050, make skateboarding a crime again.
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