El movimiento y la corporeidad son elementos vitales en la obra de esta artista establecida en Barcelona. Gema Vaez los captura en vídeo para luego seleccionar cuidadosamente aquellos momentos que merecen convertirse en imágenes estáticas, quietas, pero que dejan entrever un resquicio de su origen móvil. Hablamos con ella sobre identidad, su proceso creativo, y proyectos de futuro.
Háblanos un poco de ti y de tu experiencia en el mundo del arte. ¿Cuándo empezaste a tomar fotos?
Para contar un poco sobre mí, más que sobre una experiencia en el mundo del arte, tendría que hablar sobre mi relación con mi creatividad, que no es sino la misma que reside en cada ser humano, variando su forma en función del entorno y circunstancias que le rodean. Solo en ese orden puedo abrir paso a hablar de los medios a través de los cuales canalizo mi energía creativa. Me resulta incómodo vincular este tipo de procesos tan personales con la connotación que adquiere muy a menudo el término ‘mundo del arte’.
La fotografía llegó a mi vida cuando era pequeña de la mano de mi padre, pero nunca me interesaba hacer fotos, en realidad dibujaba encima de ellas, agradezco que me dejara hacerlo. Tardé casi quince años más en conectar a un nivel tan personal e íntimo como ahora. Hace un par de años, de manera casual e intuitiva y sin tener claro si había o no un objetivo, empecé a grabarme a diario. Me grababa tantas horas que me olvidaba de la cámara. Al empezar a revisar el material encontré en mis movimientos una clara intención de expresión y diálogo. Fue ahí cuando empecé a reflexionar sobre el papel que juegan el cuerpo y el lenguaje corporal en la experiencia, en uno mismo y en el entorno.
Trabajas y vives en Barcelona. ¿Cómo te influye la cuidad y de qué manera te inspira su cultura?
Estoy influenciada por el entorno en el que vivo, las culturas que coexisten en él y, en definitiva, las personas que forman parte de todo eso. Actualmente lo que más me inspira es una curiosidad por materializar las cosas que se sienten y no se ven. Paradójicamente, esas cosas deciden cada paso que damos, toda esa parte de nosotros merece una atención muy consciente.
Tengo la sensación de que a nivel general sufrimos de un exceso-falta de información que obstaculiza la tarea de ubicar lo que sentimos en el sitio más adecuado para procurar nuestro bienestar y el de los demás. Eso, a veces, nos sume en una deriva sentimental que nos hace olvidar la virtuosa capacidad que tenemos de aprender a escucharnos y familiarizarnos con lo que sentimos, algo que nos orienta instantáneamente. Cada persona con la que me cruzo me hace sentir algo y deja en mí algo de lo que siente. De esta forma la ciudad me influye y la cultura me inspira.
¿Cómo usas videografía y fotografía para comunicar tus ideas? ¿Cómo eliges cuándo usar cuál?
Parto siempre de una grabación; documento movimientos. Posteriormente en la edición voy descifrando ese diálogo que antes mencionaba. Entonces encuentro momentos determinados que considero merecen capturarse en imágenes estáticas. Serían algo así como las palabras a subrayar de un discurso.
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Como muchas de tus fotos son autorretratos, me puedo imaginar que tus emociones, pensamientos y experiencias son muy importantes en tu trabajo.
La mayor parte del tiempo creo escenas que representan realidades que imagino. Esa autonomía es desde donde logro expresarme con mayor libertad, ya que como dices, todo gira entorno a lo emocional. Me inspiran las localizaciones neutrales y la naturaleza; desde su simplicidad intento ir añadiendo delicadamente elementos a veces, o solo movimientos en otras ocasiones.
¿Cómo te ayuda el lenguaje corporal a comunicar tus emociones?
La libertad está en el movimiento. Cada gesto, cada acto que ejecuto en mi día a día trae consigo un mensaje que me ayuda a comunicarme. Empezando por algo como manifestarme por cierta causa o llevándolo a algo más conceptual como documentar simples movimientos, cualquiera de las dos acciones me ayuda a materializar mis emociones y a hacer una bajada a la realidad de cosas que quizás estoy sintiendo y no termino de entender. Compartirlo me ayuda a comunicarme con algunas personas de una manera muy visceral y sincera.
¿Alguna vez sientes que revelas demasiado al espectador, o que eres demasiado intimista? ¿Te da miedo mostrar vulnerabilidad?
A pesar de mostrar parte de mí públicamente, mentiría si dijera que no temo a la vulnerabilidad. Me esfuerzo a diario por reconciliarme con este y otros de los términos que están tan negativizados y que tanto nos esclavizan. Busco sentirme cada día un poco más abierta a la vida en general, compartirme con los demás intentando aportar algo positivo a lo colectivo. Me comprometo activamente con las cosas que me conmueven pero teniendo siempre en cuenta mis ritmos –lo que hoy considero mis límites–, respetando mis tiempos. A través de la autocompasión uno empieza a relajarse, y es ahí donde la vulnerabilidad empieza a dejar de ser una posición incomoda.
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En muchas fotos también trabajas con objetos y otros elementos, como por ejemplo frutas. ¿Cómo añades estos objetos a tu concepto? ¿Qué aportan al resultado final de la imagen?
Vivimos en cuerpos más allá de cuerpos: la cama en la que dormimos, la ropa que llevamos, silla, habitación, casa, ciudad, son aspectos expandidos de nuestra propia corporeidad. En el uso de estos objetos el cuerpo se complementa a sí mismo, responde a necesidades. Por eso siempre llaman especialmente mi atención los objetos decorativos o amuletos, ya que no tienen ninguna otra función que la de estar conectados a una expresión personal, valor o creencia. Yo creo que los escojo de manera aleatoria, aunque quizás en el fondo no sea así. En el caso de las frutas siempre aparecen en mi trabajo desvinculadas de su función habitual, por lo que adquieren también la categoría de objeto decorativo o amuleto.
Vi que hiciste una llamada general para que la gente te enviara su foto de carnet de identidad. ¿Es para tu próximo proyecto? ¿Qué nos puedes contar sobre esto?
Hace un par de meses perdí mi documento de identidad, y me di cuenta justo antes de coger un vuelo que finalmente perdí. Tuve que renovar mi pasaporte de urgencia en el aeropuerto para poder volar ese mismo día, por lo que me hice fotos. Curiosamente, al llegar a mi destino, encontré por la calle varias fotos de carnet de personas desconocidas tiradas en el suelo, y toda esa situación me invitó a reflexionar sobre la identidad. Ahora estoy coleccionando fotos de carnet de todo aquel que se presta a dármelas mientras dejo que el resto siga cogiendo forma por sí solo.
¿Tienes más proyectos entre manos que nos puedas adelantar?
Me gustaría desdibujar la línea entre lo profesional y lo personal. También extender mi discurso más allá de mi única perspectiva, involucrar nuevos sujetos y crear algo que no sea únicamente para ser observado. Pienso en todo esto y encuentro una clara similitud con el momento de la vida en el que me encuentro. Supongo que seguir viviendo es lo más honesto que puedo adelantar.
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