El dúo argentino DJs Pareja lleva actuando en los mejores clubs y festivales de Argentina y del mundo desde los 2000. Han llevado su sonido personal a Europa, México o Estados Unidos. Y precisamente es eso lo que les diferencia del resto; “toquen lo que toquen siempre suenan a DJs Pareja”, en palabras de de la DJ chilena Andrea Paz. “Nos gusta el desafío de no saber exactamente con qué nos encontraremos e ir conquistando y seduciendo a los que están bailando en la pista”, afirman ellos. Con el reciente lanzamiento de su nuevo EP, titulado The After, por primera vez bajo el sello San Francisco Honey Soundsystem, hablamos con ellos para descubrir esta unión y repasar su larga trayectoria como DJs.
Los DJs generalmente viven de noche; tenéis que reservar ciertas hora al día a la búsqueda de nuevos temas pero también a producir, viajar, pinchar, etc. ¿Cómo es un día ‘normal’ en vuestras vidas, si es que lo hay?
Solo vivimos de noche los fines de semana, ya sea porque tocamos o porque salimos. Durante la semana somos bastante ordenados y hacemos también cosas ‘normales’ como cocinar –que nos encanta– o mirar la tele. Con la música estamos full-time. La búsqueda de temas nuevos se va dando durante el transcurso del día, no hay un horario preciso. Somos naturalmente curiosos y esta parte, en general, no nos resulta tediosa.
Tener un nombre artístico llamativo y original es muy importante para cualquier artista. ¿Cómo surgió el vuestro?
Cuando empezamos a pensar en un nombre, teníamos claro que queríamos hacer referencia al hecho de ser dos. De hecho, en la primera fecha oficial que tuvimos –en el club Morocco de Buenos Aires– nos presentamos como Doble. Sin embargo, el nombre DJs Pareja ya estaba dando vueltas en nuestra cabeza, pero nos parecía demasiado atrevido para la época. Además, casi todos los DJs tenían sus nombres y apellidos propios, era como una regla. Luego de que muchos amigos nos convencieran, no tardamos mucho en decidirnos y jugárnosla por ese nombre. Con el tiempo nos dimos cuenta que, sin ser conscientes, haber elegido ese nombre hace veinte años fue y es un acto político.
Acabáis de presentar The After, vuestro nuevo EP bajo el sello de San Francisco Honey Soundsystem, gestionado por el colectivo gay con el mismo nombre. Parece una unión perfecta ya que compartís la misma mentalidad progresiva y de inclusión. ¿Cómo surgió esta colaboración?
Ellos fueron los primeros que nos invitaron a tocar por primera vez en Estados Unidos en 2014, pues ya venían siguiendo nuestro trabajo desde antes, seguramente por nuestras ediciones anteriores en Cómeme. Estuvimos menos de veinticuatro horas en San Francisco, tocamos en el mítico Folsom Street Fair por la tarde y en la fiesta de cierre Deviants Arcade, junto a Paul Parker y The Black Madonna. Fue inolvidable. Además, Jacob Sperber –aka Jackie House (uno de los miembros de Honey)– nos paseó unos minutos por la mítica calle Castro, y naturalmente, tuvimos una muy buena conexión. Después de eso casi no tuvimos más contacto.
El año pasado decidimos mandarles material y la respuesta afirmativa fue inmediata, ¡parecía como que ambas partes estuviéramos estado esperando este momento! En febrero de 2019 volvimos a hacer gira por Estados Unidos, donde tocamos en el clásico The Stud de San Francisco junto a Jackie House. Nuevamente, en las menos de veinticuatro horas que estuvimos ahí, fuimos a su estudio para terminar de dar forma al EP. En agosto de este año hicimos nuestro tercer tour por Estados Unidos y entre otros lugares, tocamos en el Honcho Campout, el festival queer más importante del mundo según Resident Advisor. Además de estar Jackie, también conocimos a otros integrantes del colectivo, como por ejemplo Bezier.
The After contiene cuatro producciones nuevas que nos recuerdan al sonido underground de Buenos Aires, vuestra casa. El sello californiano también lo describe como un ejemplo del ‘nuevo techno gay underground’. ¿Cuál ha sido la principal fuente de inspiración de este EP y su proceso creativo?
Sinceramente, no planeamos tanto lo que producimos. Nos metemos en nuestro estudio y dejamos que la cosa fluya a su manera. Pero, tal vez, desde hace ya algunos años, tratamos que nuestro sonido sea cada vez más orientado al dance floor, siempre manteniendo nuestro espíritu de no tener demasiadas reglas o normas de cómo deben ser las cosas. Creemos que esto es algo que nos diferencia siempre. Lo que más nos inspira es justamente eso, no saber nunca como demonios nos salen las cosas; nos encanta sorprendernos a nosotros mismos.
Solo la primera canción del EP, I Think I Love You, y la última, The After, tienen letra cantada. ¿Lo presentáis así a modo de apertura y clausura? ¿Sigue algún hilo argumental?
No, para nada. Jacob eligió el orden de los tracks y nosotros simplemente estuvimos de acuerdo. Si hay algún concepto en nuestros trabajos siempre nos damos cuenta después, pero no en el momento de la producción.
Cuando escuché el EP por primera vez, sentí que el sonido tenía un cierto aire psicodélico. ¿Buscáis esta reacción en vuestros oyentes?
¡Já! Varios amigos nos dijeron eso, que el EP es muy ‘volado’. Será que nos psicodelizamos un poco para componer. Pero realmente no buscamos una reacción en los oyentes, al menos conscientemente. Hacemos música para nosotros, no pensamos en la gente en el momento de crear. Creemos que esto es fundamental para ser libre y que tu energía interior se refleje en los sonidos. Nosotros creemos mucho en la energía, y sobre todo en la energía del amor. El amor lo es todo.
La portada del EP también me llamó mucho la atención, parece una flor seca. ¿Qué relación guarda con el EP?
El diseño de la tapa, de Ryan Ormsby, lo propuso el sello. Aceptamos la idea porque sinceramente no teníamos ninguna pensada y nos pareció sugerente que no tuviera casi ninguna relación con la música. Parece como si fuera de algún disco de dream pop editado por 4AD o Factory. Por otro lado, por supuesto, no es algo que nos disguste para nada.
Habéis comentado en varias ocasiones que en Buenos Aires ya no existe una contracultura como la de antes, como la de vuestros inicios. ¿Fue esta una de vuestras motivaciones al empezar con Fun Fun, la fiesta mensual destinada a crear un espacio seguro para personas LGTB+?
Pensamos que la contracultura ya no existe en ninguna parte del mundo. Es algo que se terminó, básicamente, cuando aparecieron internet y sobre todo las redes sociales. No decimos que esté ni bien ni mal, simplemente que es algo perteneciente al siglo XX. Respecto a Fun Fun, la comenzamos como una manera de tener una residencia en Buenos Aires y así poder invitar a artistas que nos parecieran interesantes y a su vez, también poder armar una escena musical acorde a nosotros. Fun Fun no es una fiesta orientada a personas LGTB+, es una fiesta a la que están todos invitados a pasarla bien y bailar, no importa en absoluto su orientación sexual, ni de ningún tipo. Nos gusta la mezcla y nunca hicimos nada orientado a un tipo de gente y menos ahora que eso se está utilizando demasiado como un elemento de marketing.
Pasar tanto tiempo fuera de casa seguramente os habrá hecho extrañar a Argentina. ¿Creéis que cuando un artista pasa mucho tiempo fuera de su país, la añoranza a sus raíces pasa a formar parte del diálogo creativo de sus obras? ¿Sentís que os ha pasado? 
No nos ha pasada porque nunca llegamos a pasar tanto tiempo fuera para sentir esa añoranza.
Habéis hecho tours por Europa, México, Canadá, Australia y muy recientemente por tercera vez en Estados Unidos. ¿Notáis diferencias en el público según el país en el que estáis actuando? Dicho de otra manera, ¿afecta el lugar donde actuáis a  vuestras sesiones en clubes?
Sí, por supuesto, siempre hay diferencias. En Argentina y en bastantes lugares de Sudamérica y México somos bien conocidos, y por eso nos puede resultar más fácil. De todas maneras, como siempre decimos, nos gusta leer la pista, mirar a la gente. Tenemos oficio y conexión, nosotros nunca preparamos los sets, a diferencia de muchos DJs que tocan lo mismo donde sea y a cualquier hora. Nos gusta el desafío de no saber exactamente con qué nos encontraremos e ir conquistando y seduciendo a los que estén bailando en la pista.
En vuestra larga trayectoria como DJs habéis vivido el cambio de paradigma mundial con el boom de las redes sociales o la innovación de la tecnología digital. El empresario estadounidense Jack Welch decía, “cambia antes que tengas que hacerlo”. ¿Cómo habéis notado este cambio y cómo os habéis tenido que adaptar a la nueva era digital?
Comenzamos tocando con vinilos y lo hicimos casi con exclusividad hasta el año 2008, ¡pero es algo que no extrañamos en absoluto! Las cdjs con usb son uno de los inventos más grandiosos de los últimos tiempos. Siempre vamos cambiando y adaptándonos a las nuevas herramientas, ya sean creativas o de difusión. Si bien tenemos nuestro corazón, somos cero nostálgicos y nunca nos gusta trasmitir eso de que todo tiempo pasado fue mejor. Siempre hay cosas positivas y negativas en cada época, pero preferimos enfocarnos en lo que nos sirve para seguir adelante.
Supongo que en veinte años no solo habéis presenciado un cambio exterior, sino muy probablemente también habéis vivido cambios personales que también han afectado a vuestras carreras musicales.  ¿Cómo y por qué vuestro estilo ha evolucionado del electro-pop al techno?
La referencia al electro-pop supongo que será por nuestros dos primeros álbumes, Versatil (2004) y Marcha (2009). Sin embargo, desde nuestros comienzos como DJs, fuimos conocidos en Buenos Aires por ser super eclécticos. Comenzamos tocando desde ambient a electroclash, incluso minimal estilo Kompakt, Perlon, etc. Y mientras tanto, nos salían hacer discos más tecno-pop. Es cierto que, recién a partir de nuestra etapa Cómeme (sello de Matías Aguayo), comenzamos a direccionar nuestras producciones hacia lo más cercano al dance floor. De todas maneras, nos gusta transmitir sensaciones. De verdad, no pensamos en géneros, no somos nada puristas.
Hace poco tuvimos dos comentarios muy lindos que explican un poco todo esto. Uno fue del periodista y crítico Pablo Schanton, que fue muy importante en nuestra formación musical en los 90. Cuando terminamos un set, nos comentó, ‘ustedes hacen que la música esté viva’. ¡Wow! ¿Hay algo mejor que eso? El otro comentario reciente fue de la DJ chilena Andrea Paz, que al terminar de escuchar y bailar nuestro set en Honcho Campout, nos comentó: “Ustedes toquen lo que toquen, siempre suenan a DJs Pareja”. Es eso lo que buscamos, tener un sonido totalmente personal, sea el género que sea que estemos atravesando.
Vosotros sois de los que creéis que escuchar y bailar a otros DJs –sobre todo los nuevos– es una forma de mantenerse al día como DJ. Por esto, nos gustaría saber qué DJs que hayáis descubierto en los últimos tiempos os han gustado y nos recomendaríais.
De Argentina: Betas, Tom Tom Clubber y Depuratumba. Del exterior: CCL, Jacob Meehan, Ciel, Rachel Noon y Roza Terenzi.