Esty Quesada, más conocida como Soy una Pringada, te puede contar cuáles son sus películas trash favoritas o cómo entrar en una cruzada contra las básicas (deja de leer si crees que lo mejor que puede ofrecer la moda es una camiseta de ‘influencer’ del Bershka). Se define como una vaga, una mierda y real como la vida misma, y aunque a veces incomode a la gente que no entiende su mensaje, sus vídeos, en el fondo, son pura fantasía.
Empecemos con las presentaciones, ¿quién es Esty Quesada y quién es Soy Una Pringada?
Exactamente la misma persona.
Contar atropellos, una sesión de Ouija con Jedet, darnos razones de porqué odias a la gente positiva, un room tour que roza el Diógenes, movidas con tus vecinas de la España profunda, o una señora del gimnasio volviéndose loca, ¿qué crees que es lo que fascina a la persona que te sigue? ¿Por qué nos quedamos esperando más vídeos?
Porque soy una persona real, algo que no abunda en YouTube España. Suelen ser todas unas falsas que enseñan la vida perfecta que tienen –todo mentira– y te dicen: “¡He ido a nosequé festival y me lo he pasado genial!”, pero luego están amargadas en su casa comiéndose una pizza Campofrío. Simplemente soy real, hablo de cosas que me interesan, tengo muchos referentes de muchas épocas –que parece que una persona joven no tenga– y conecto no solo con los niños sino con el público adulto.
Estudiaste cine, ¿qué tipo de proyectos audiovisuales te gustaría abordar en algún futuro, aparte de la serie que vas a escribir, dirigir y protagonizar?
Cine simplemente, quiero hacer películas. 
Apenas has contado nada de esta serie, ¿no podrías adelantarnos algo?
No, no me dejan.
Te acabamos de ver actuar en la recientemente estrenada La Llamada, dirigida por Javier Ambrossi y Javier Calvo, ¿cómo surgió esta vena por la actuación? ¿Hay alguna serie o película (internacional o nacional) en la que te gustaría participar?
Yo vena por la actuación no tengo. La verdad: me ofrecieron actuar, me pareció una fantasía y salí en la película. Pero no voy a ser yo ahora Nicole Kidman. Si fuese hacer de yo misma, o de alguien que esté en mi confort sí, pero yo no sé actuar. Yo quiero dirigir.
Tus vídeos están online desde 2015, y como tú misma has comentado varias veces, empezaste con ellos para comentar series que te gustaban y hablar de tus movidas, no como otros youtubers que vienen a esta plataforma para lucrarse del drama. Y aunque te vemos a veces meterte con ellos, tampoco veo que alientes mucho la confrontación, ¿son ellos los pringados?
No, es que para mí ser un pringado es ser un freak. Un pringado no es decir, ay, me ha pasado esto y ya, delante de una cámara. Están los freaks que realmente tienen algo dentro, o están los básicos que son solo eso. Si entras a YouTube con la pretensión de hacerte famoso y ganar dinero hablando de gente, te vas a comer una mierda en la plataforma y en la vida en general. No puedes ir con la actitud de entrar en YouTube por la fama y que la gente te lama el culo; tienes que hacer las cosas que haces porque te apasionen, no para conseguir cuatro niñatos de mierda que te sigan.
¿Cuál ha sido la mejor polémica que ha explotado en YouTube en tu opinión?
Marina Joyce. Una youtuber que, de repente, estaba desubicada –porque era drogadicta o algo así– y al final se descubrió que tenía esquizofrenia. Claro, ¿qué hace la gente como yo? ¿Decir que tiene esquizofrenia y ya está? No. Está secuestrada: su madre la tiene con barrotes en su habitación –que eso fue verdad. Y además su novio le pega. Es decir, su pareja y su madre están saliendo y la tienen secuestrada para ganar dinero con sus vídeos –que, en realidad, ganar dinero de qué, si se gana una mierda. No compensa secuestrar a nadie para coger el dinero del partner, la verdad. Esa es la polémica más fantasía.
Voy a remitirme un momento a la estética de tus vídeos, en concreto tu entradilla. La anterior era una fantasía hecha por José Luis Algar, e incluso mostraba a Marina Joyce pidiendo ayuda, pero la cambiaste, ¿por qué escogiste a Chandler, de Friends, para encabezar tus vídeos?
Porque es un personaje que sufre y lidia con su dolor a través de la ironía y el humor, aunque muchas veces incomoda a los demás. Me siento demasiado identificada con ese personaje.
Con la fama llegan los fans locos, obviamente seguro que te paran por la calle pidiéndote fotos –hace nada colgaste un vídeo de una madre haciéndote una foto con sus hijos– pero, ¿te para gente pidiéndole que les insultes por audio o directamente a la cara?
Sí, aunque la madre obligó a sus hijos a hacerse la foto porque no querían. Y lo otro, sí, pero es que uno de mis talentos es insultar, y no lo voy a hacer gratis cuando en otros sitios me pagan por ello. También estoy hasta los cojones que me griten las putas frases de siempre por la calle. Si me encuentro a Tarantino y le grito: “¡Pulp Fiction!” ¿Qué va a hacer? ¿Va a venir, darme un beso en la frente y decir que dirija una película con él? No, voy a quedar de gilipollas. Es como cuando a mí me gritan: “¡Carlota Corredera!” o “¡Virutas Eh Uh!” Quedas de puta payasa. Si quieres acercarte y decirme que te gusta mi trabajo o algo, pues perfecto, pero para decirme cuatro frases de mierda y hacer el gilipollas por la calle, no. Con esto quiero decir: hay fans de verdad que entienden el mensaje que doy, pero luego hay otros que no, y cuando deje de estar de moda se olvidarán de mí; y esos fans no me interesan. Me importan aquellos que entienden mi mensaje y comparten referencias, no la típica niña loca de, ay, está de moda; porque así como le gusto yo, también puede gustarle Adelita Power, con quien no tengo nada que ver.
Otra cosa que llega con la fama son los haters, obviando aquellos que solo comentan el físico o el hecho de que critiques algún youtuber que les gusta, ¿hay algún comentario que de verdad haya tocado tu fibra de hater por ser maravillosamente original?
Sí, el otro día me dijeron: “Tú eres como esa bolsa de basura que está rota y no deja de gotear y a la que le tienes que poner otra bolsa de basura por debajo.” Me pareció una forma de insultar muy guay. Un buen shade –como se llama en la comunidad queer– es un regalazo y un halago. Un insulto de ‘puta gorda’ no. Chica, eso me lo digo yo todos los días al levantarme, ¿te crees que me vas a dañar con eso? No.
Me cuesta pensar que haya alguien más hater que tú, ¿de dónde sale tanto odio o es pura pose?
Yo soy así en los vídeos, en mi casa, en el cine, pinchando, con fans… Que a los fans no les pego de hostias, pero me viene cada una pidiendo audios para su prima de tres meses diciendo “Virutas Eh Uh” treinta y siete veces. Y ¿qué decir? ¿Vente a mi casa y te hago un colacao? Pues digo, no, chica. Todo este odio viene de mi infancia de mierda, de estar reprimiendo todo el odio que tenía por la gente. Aunque me hayan hecho bullying, yo odio por naturaleza, y lo he estado guardando tanto tiempo que al final, he explotado en esta mierda. Parece que he caído en gracia, así que bien.
¿Qué le dirías a todos aquellos que piensan que tu look es muy radical?
Que se vayan al Bershka. Yo no veo un look muy radical, simplemente me gusta experimentar con la ropa y el maquillaje. Y si para las básicas la moda es una camiseta de ‘I love my boyfriend’ del Bershka, mala vida para ellas.
Te defines como youtuber trash desde tus inicios, ¿has evolucionado en tu manera de pensar desde que empezaste hasta ahora?
En esencia pienso lo mismo, pero mi universo se ha abierto muchísimo desde que mis vídeos me permiten acceder a lo que realmente es mi mundo: el del cine, del arte, del mamarracheo, del trash y al de la gente que me entiende de verdad.
Lo que sí ha evolucionado es tu puesta en escena y tu actitud frente a la cámara, ¿dónde se fue aquella timidez de los primeros vídeos? El cambio en tan solo dos años me parece espectacular…
Se fue a la mierda. Con noventa vídeos –no sé cuántos tengo–, no voy a estar: “Hola, cachos de mierda, os traigo un vídeo que me da mucha vergüenza.” No, ya no lo pasas mal, le sucede a todo el mundo. Si eres charcutera no es lo mismo el primer día que el día ciento veinte.
Hablando de trash, uno de tus directores favoritos es John Waters. El fin de semana del 7 y 8 de octubre coincidiste con él en el festival Cultura Basura de La Térmica, ¿qué tal fue la experiencia? ¿Hay alguna anécdota que te gustaría compartir?
Sí, pero no la puedo contar, por temas legales. Estuvo genial. Maravilloso. Un sueño. Las actividades fueron muy guays. Por ejemplo, la exposición Bad Taste: estaba el nacimiento de Venus, pero con Ana Obregón, ¡maravilla! Fotos inéditas de La Veneno y veinte cuadros de Belén Esteban. Valeria Vegas –autora de Ni puta ni santa, la biografía de La Veneno–, llevó su colección personal y fue maravilloso todo. Lo que más me ha gustado, aparte de la charla de Alaska y John Waters, fue el ambiente que se respiraba. Me sentía en mi mundo con Topacio, con Mario, con John Waters, con todos los artistas que estaban allí. Es muy importante estar con gente que habla tu idioma cultural, y es muy enriquecedor que al hablar con una persona no te des con una pared, sino que os nutráis mutuamente. Además, cada actividad tenía un toque. Di una charla con más artistas hablando sobre la cultura trash y pensé que íbamos a hablar en una sala súper aburrida, con cuatro sillas de mierda y una mesa blanca. Resulta que Topacio había organizado –en medio de uno de los jardines– un pódium con una pasarela en plan RuPaul. Salíamos con música, un foco enorme donde se nos veía la sombra en una cortina. Esos son los pequeños detalles que marcan la diferencia entre un festival de cine sueco, donde todo es súper aburrido, y un festival trash, donde hay opulencia y cada actividad es un mundo.
Cuando vemos tus anteriores vídeos, no podemos evitar fijarnos en el cojín de Edward –de Crepúsculo–, los posters de Jeffree Star o las sábanas con las Drag Queens de Rupaul’s Drag Race. ¿Quién sería tu máximo referente?
En la vida, Todd Solonz, es el director de mi película favorita, Welcome to the Dollhouse. Es la historia de una niña a la que le hacen bullying porque es fea y es gilipollas. Esta película no nos dice que no tenemos que hacer bullying o que tenemos que sentir pena por la víctima. A esta niña la representan como una hija de puta, y si la llaman lesbiana en el colegio, luego va a su casa, y a su hermana más pequeña la llama igual. Es algo que pasamos todos porque es simple proyección, una cadena; puede ser que al bully que te insulta en el colegio le peguen en casa, y lo proyecta en ti porque eres más débil. Todos podemos ser bullys: por mucho que te peguen en el colegio, tú llegas a tu casa e insultas a toda tu familia. En la película, también el abusón que le pega a esta niña demuestra su lado más humano, invierten los papeles de una manera que no solo muestra la realidad típica del personaje, sino que también refleja la realidad humana. ¡Ah! Otro referente es John Waters. Y RuPaul.
RuPaul’s Drag Race casualmente comparte temática con uno de tus últimos proyectos: hace unas semanas pinchaste en Razzmatazz junto a Algar, en la segunda edición de Una Fantasía, y lograsteis confirmar a Sharon Needles, la ganadora de la cuarta temporada del Drag Race. ¿Qué tal fue? ¿A quién te gustaría conseguir para la tercera edición de Una Fantasía?
Es un sueño igualado al de John Waters. Me gustaría conseguir a Katya, aunque también hay una drag que no es de RuPaul; se llama Peaches Christ y creo que está muy infravalorada porque casi nadie la conoce, por lo menos en España. Esta drag es directora de cine, y ha hecho películas de estudio, pero luego hace obras de teatro, remakes, clásicos del trash, con distintas Drag Queens y a su manera. Es algo que no había visto nunca, y me parece maravilloso.
¿Cómo surgió Que vuelva Fotolog, el show que compartes con Percebesygrelos (Carolina Iglesias, también youtuber)? ¿Qué echas de menos de aquellos años de adolescente?
Todo. Aunque cortarme las venas no. La cultura de los 2000 sí la echo de menos. Trabajo con Percebes en Yu, un programa que presenta Dani Mateo. Un día nos llamaron para hacer algo relacionado con internet en un festival de Bilbao, hicimos una guerra de vídeos y los comentamos. Funcionó muy bien porque las dos compartimos la cultura trash española y la cultura de los 2000. Dani Mateo nos preguntó por qué no hacíamos un show, nos metió presión y ahí seguimos, tendremos otro en Madrid el 17 de noviembre.
Shows en directo, una serie de televisión y hasta un libro. En tu último vídeo confiesas que perdiste todo el trabajo y acabaste escribiéndolo en unas 3 semanas –cuando habías tenido casi un año–, ¿es como una metáfora de tu vida? ¿Piensas que si hubieses escrito todo el año hubiese salido un libro muy diferente al que tendremos?
Total, lo pensé después. Siempre digo que soy una vaga, que soy una mierda, y por ponerme la excusita me dije: “Chica, serás una mierda, pero si hubieses escrito el libro hace un año, no hubiese sido ni la mitad de guay de lo que es ahora”. Tardé las últimas tres semanas porque mi vida está en cambio constante, conozco a gente muy guay y mi mundo hace un año estaba más cerrado. También trabajo muy bien bajo presión porque tengo miedo al fracaso. Entonces entre que soy vaga y tengo miedo a fracasar, no hago nada hasta que veo que me queda poco tiempo y me pongo a trabajar.
Finalmente, ¿tienes algún proyecto que no hayas compartido con el público? ¿Te gustaría, por ejemplo, marcarte un Jeffree Star y crear tu propia línea de maquillaje?
No lo descarto para un futuro, pero ahora mismo suficiente tengo con las cosas que he de hacer y que no hago, como para encima ir de MUA por la vida. Además, no tengo ningún proyecto secreto, ya lo he soltado todo.