La semana pasada viajamos hasta La Rioja, una de las capitales gastronómicas y culturales de España, de la mano de las bodegas Campo Viejo y uno de los diseñadores más aclamados del país, Pablo Erroz. ¿El motivo? La celebración de la primera edición de Harvest Fashion Week, un evento en el que el vino y la moda se encuentran demostrando tener mucho en común. Haciendo de la sostenibilidad un punto de intersección entre ambas disciplinas, el creativo al frente de su marca homónima demostró que, como bien dice, “todo está conectado”.
Si hay algo que ha marcado la trayectoria del diseñador mallorquín, quien hace unos meses celebraba el décimo aniversario de su firma con un emotivo desfile en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, han sido las colaboraciones que trascienden la moda. Del interiorismo al diseño multidisciplinar, son muchos los ámbitos donde Erroz ha demostrado desenvolverse con soltura. Todo gracias a una visión global en la que conviven distintas artes y en la que la suma de fuerzas entre agentes procedentes de diversos campos se vuelve fundamental para lograr sinergias nunca antes vistas.

Muestra de ello es su última alianza con las bodegas Campo Viejo, uno de los mayores elaboradores de vino de Rioja a nivel mundial y presente en más de sesenta países. Perteneciente al selecto grupo Pernod Ricard, sus responsables decidieron apostar por el finalista al premio Vogue Fashion Fund 2022 para demostrar que vino y moda pueden ir de la mano. Y las jornadas que pasamos en Logroño evidenciaron que, efectivamente, así es.

Charlas sobre sostenibilidad y diseño donde se abordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la mano de enólogos expertos, rutas gastronómicas en las que pudimos degustar los vinos que han catapultado a estas bodegas a lo más alto, y hasta un taller tie-dye donde customizamos camisetas, tote bags y buckets hats con la ayuda de Pablo Erroz. Una experiencia en la que el vino llegó incluso a convertirse en tinte a la hora de teñir nuestras prendas, en la que ha sido una iniciativa coherente y acertada por ambas partes. “Este ha sido un gran ejemplo de cómo crear un buen punto de unión, sinergias y conexiones que trascienden mucho más allá”, compartía el diseñador en sus redes sociales, agradeciendo el apoyo de todos los implicados en esta primera edición de Harvest Fashion Week.

Tampoco faltaron las catas de vino, tinto, blanco y rosado. Ni los paseos por los impresionantes viñedos en una época especialmente importante para las bodegas, la vendimia. “Llevamos aplicando prácticas sostenibles en todos nuestros viñedos desde hace más de diez años”, explicaban los responsables de Campo Viejo, quienes nos desgranaron algunas de las técnicas que aplican en su proceso productivo. De la incorporación del riego localizado a la implantación de cubiertas vegetales para capturar nitrógeno y alentar a la microfauna. O la incorporación del ecosistema en el propio viñedo, algo que pudimos comprobar de la mano de Elena Adell, Enóloga Jefe de las bodegas.

Después de nuestro paso por Logroño para vivir en primera persona el resultado de esta alianza, podemos concluir que hay colaboraciones que sí tienen sentido. Alianzas con trasfondo que pretenden diluir las fronteras entre disciplinas y oficios, demostrando que juntos somos más fuertes. Ahora solo queda esperar para conocer las fechas de la próxima edición.
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