Rosalía cierra su etapa Motomami con el lanzamiento de Omega, una colaboración inesperada con Ralphie Choo. Este nuevo tema no solo despide a la Rosalía rebelde y desenfrenada que conocimos, sino que también abre la puerta a una fase más íntima y emocional en su carrera. En su trigésimo segundo cumpleaños, y durante el cierre de las Fiestas de la Mercè en Barcelona, la artista presenta esta canción que es mucho más que una balada pop; es una declaración de amor y, posiblemente, el comienzo de un nuevo capítulo musical para ella.
Omega simboliza el final, como su nombre sugiere, siendo la última letra del alfabeto griego. Sin embargo, en la filosofía de Rosalía, los finales son solo principios disfrazados. El título, que también rinde homenaje al álbum Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick, no es casualidad. Así como Morente rompió las barreras del flamenco en los 90, Rosalía ha redefinido los límites de la música contemporánea, fusionando géneros con una libertad que la ha caracterizado en los últimos años. Esta nueva canción representa la última página de una era, pero también el prólogo de lo que está por venir.
La colaboración con Ralphie Choo añade un toque especial a la canción. Ralphie, un artista que también sabe mezclar tradición y modernidad, lanzó su primer disco, Supernova, en 2023, que alcanzó el puesto 48 en las listas españolas. Su habilidad para combinar flamenco con sonidos electrónicos y pop experimental brilla tanto en su álbum como en esta colaboración con Rosalía. La cantante ha comentado que se mandaron varias canciones antes de formalizar la colaboración, lo que refleja la complicidad y conexión creativa que tienen. Su química es evidente no solo en la música, sino también en el videoclip que acompaña al single, donde los vemos montados en una montaña rusa riendo y compartiendo momentos auténticos que reflejan la emoción detrás del tema.
El videoclip, dirigido por Stillz y grabado en el Parque de Atracciones de Los Ángeles, utiliza la montaña rusa como metáfora de las emociones. Rosalía y Ralphie se sumergen en una aventura llena de adrenalina que representa tanto los altibajos del amor como el propio viaje artístico de la cantante. La letra lo resume a la perfección: “He llegao hasta el final / Donde to’ ha vuelto a empezar / Tú eres mi Omega”. El final es solo el inicio de algo más grande, un ciclo continuo que define el arte de Rosalía.
Musicalmente, Omega es una mezcla interesante de sonidos. Arranca con una guitarra ochentera que te lleva directo a lo mejor: la voz angelical de Rosalía. Después de esa melodía romántica, la cantante se lanza con unos versos de rap: “Ya no bebo, ya no fumo y presumo de ello”, mostrando su resiliencia. La canción navega entre géneros sin perder su esencia; aunque suena un poco más pop que sus trabajos anteriores, las raíces flamencas siguen presentes con esos toques de palmas. 
Ralphie Choo, aunque aparece brevemente, aporta un aire fresco y se marca una de las frases más épicas de la canción: “Puedo ser Céline Dion y un tíguere”. Estos dos artistas tienen visiones creativas que se complementan a la perfección. Definitivamente, es una colaboración que vale la pena escuchar.
Este lanzamiento ha generado grandes expectativas entre los fans de Rosalía, que ya especulan sobre si este single es el adelanto de un nuevo álbum. Con un sonido pop brillante y toques flamencos, todo apunta a que la cantante está abriendo una nueva etapa aún más diversa en su carrera. Aunque todavía no hay confirmación de un nuevo disco, lo que está claro es que Rosalía sigue reinventándose sin miedo.
Con Omega, Rosalía demuestra una vez más que está en constante evolución, siempre en movimiento y fiel a su libertad creativa. En su trayectoria, los finales nunca son definitivos; son solo el comienzo de una nueva historia. Y con este lanzamiento, deja claro que, tras cada ciclo, vuelve con más fuerza y emoción que nunca.