Nicole Chaput nos invita a un viaje a través de una mitología singular: una civilización congelada, poblada por figuras femeninas metamorfoseadas por el fuego, que nos lleva a reflexionar y desafiar los dictados del poder patriarcal sobre la apariencia física de las mujeres. Tienes hasta este domingo, 21 de abril, para experimentar su exposición Embalsamada con picante bajo la curaduría de Isabel Sonderéguer en el Museo de Arte Carrillo Gil en Ciudad de México.
El título de la exhibición surge de un verso del poema Totem, de Sylvia Plath, para exponer la idea de que la pintura se ha encargado de embalsamar a los cuerpos femeninos a lo largo de la historia manteniéndolos inmóviles en una única forma. La muestra es una combinación de fragmentos corpóreos que remiten a iconos de la cultura pop, desde el armario virtual de Cher Horowitz en Clueless hasta la carnicería lírica de Sylvia Plath pasando por la animalidad en colecciones como Voss, de Alexander McQueen. Estas mujeres escaparate se levantan como protesta contra los cánones de belleza impuestos, encarnando una transformación que desafía la mirada tradicional masculina hacia los cuerpos femeninos.
La pieza central de la muestra es una estructura central móvil que presenta tres cuerpos de mujeres moldeables, ofreciendo veintisiete combinaciones distintas. Este juego interactivo nos recuerda la manipulación cotidiana de las representaciones femeninas, desde juguetes infantiles hasta la moda, bajo el yugo del patriarcado, que ha buscado imponer su voluntad sobre la identidad y el cuerpo de la mujer. Chaput nos invita a mirar más allá de la superficie, explorando deseos y sentimientos ocultos en un espacio donde la deformidad se convierte en una afirmación de identidad y resistencia frente a las normas establecidas.
En palabras de la artista, su obra busca desorientar la mirada masculina que ha dominado la representación iconográfica de la mujer, transformando el óleo en un medio de rebelión contra los estándares impuestos. Embalsamada con picante cuestiona y libera nuestros propios cuerpos a través de una metamorfosis que nos lleva a renacer de las brasas de un incendio, desafiando así las limitaciones impuestas en las esferas públicas.
