Hoy hablamos con Nuria Blanco. Su taller en Madrid es el templo de creación de todas estas piezas de artesanía. El resultado, juegos de puzles y superposiciones que dan una nueva visión al set tradicional de la vajilla, cargándolo de energía y significado. Sus dibujos, lejos de la inmovilidad, viajan de una pieza a la otra desdibujando las fronteras entre platos, tazas y cuencos.
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Hola, Nuria. Tu sello es sinónimo de sutileza y poesía. Esa delicadeza, suponemos, también se debe ver reflejada en el proceso creativo. ¿Cuánto tiempo tardas en producir cada pieza?
Depende de lo inspirada que esté y de la dificultad del dibujo; a veces todo sale como una tiene en la cabeza y fluye y vas muy rápido, pero en otras ocasiones cualquier pequeño paso del proceso se te puede atragantar. Para los encargos les suelo dar una semana.
En un mundo en el que impera la producción en masa y la seriación, ¿qué valor ofrecen tus piezas?
Justamente creo que estamos cansados de la producción en masa y nos gusta comprar cosas diferentes, piezas únicas que nos hagan sentir especiales. Es ahí donde encuentra un lugar mi trabajo. Son piezas únicas pintadas una a una a mano. No hay otra igual a la tuya
¿Siempre has trabajado con la cerámica?¿Te gustaría trabajar con otros soportes?
No, llevo trabajando con la cerámica desde 2009 para proyectos artísticos y con mi marca de cerámica desde hace tres años. Me gusta trabajar con todo tipo de soportes siempre que se adapte a lo que quiero contar. El papel, sin duda, es mi favorito y ahora los objetos cotidianos como las vajillas.
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Aunque todos tus trabajos están englobados dentro de la misma estética, has dado un gran salto del arte más puro y conceptual a las colecciones de vajillas. ¿Cómo y cuándo tomaste esa decisión?
A raíz de realizar una vajilla para el bar de un amigo descubrí que se podía llegar a más gente con objetos cotidianos. No todo el mundo se compra un cuadro pero sí un par de platos especiales. Me gustó esa idea: infiltrarme en el día a día usando mis dibujos.
Has conseguido crear todo un áurea y un imaginario alrededor de tus vajillas. ¿En qué te inspiras?
Ahora busco información en todas partes: Internet, libros, poemas, una canción. Para mis vajillas busco mucha inspiración en la cerámica tradicional, de repente en Picasso… Depende del proyecto. Al final solamente intento que queden piezas estéticamente bonitas, que llamen la atención, que entren por los ojos.
Tus vajillas son puras metáforas visuales. Aunque en la mayoría de ellas tratas el mundo de las imágenes, en Irregulares, por ejemplo, decides embarcarte en el mundo de las palabras. ¿En cuál de los dos casos crees que transmites con más fuerza el mensaje?
A mí las palabras me gustan mucho pero no me expreso tan bien como dibujando, aunque siempre tengo muy presente lo que quiero contar. En Irregulares me gustó la idea de jugar con los verbos, todos elegidos muy estratégicamente. Me imaginaba jugando a la hora de servir la comida o como si se tratara de un regalo con mensaje. Creo que con los dibujos eres menos directa pero das más libertad de interpretación y eso me encanta: que cada uno le dé su significado.
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Pocas veces una de tus piezas tiene significado por sí sola. Trabajas con grupos y puzles, creando un juego lleno de dinamismo. ¿Qué papel consideras que tiene el usuario final en todo esto?
Un papel fundamental. El comensal puede jugar en la mesa a la hora de servir sus platos o hacer participar a sus invitados. También juega un papel importante la comida que va encima: como al comértela va desapareciendo mostrando el dibujo, como puedes jugar con ambos elementos a la vez. Ahora que tengo varios encargos para restaurantes, a la hora de dibujar estudiamos mucho los ingredientes que van a ir sobre el plato. Al final, intento que todo el conjunto sea más que una vajilla y una simple ración de comida, sino que ambos formen el conjunto. Que los platos, cuencos y tazas se unan es lo que hace que la gente encuentre ese punto especial respecto a otras vajillas.
Viendo tu última colaboración con el restaurante Creme Delacreme en Madrid, ¿qué perfil de cliente compra tus vajillas? ¿Particulares o empresas?
La verdad es que hay mucha mezcla. Pero sean particulares o empresas, el trabajo personalizado es el mismo.
Hemos visto que estás empezando con algunos posts de recetas. ¿Se trata de una inmersión completa dentro del mundo culinario?
Sí, me gustaría trasladar al cliente ideas sobre cómo presentar la comida en mis platos. A veces la gente ve la pieza, le gusta pero no se imagina cómo usarla sacándole partido. No soy una experta en cocina, ya que tampoco tengo tiempo para ello, pero sí creo que puede ser útil dar ideas y a la vez promover las ganas de comprar mi obra, que al final es de lo que se trata. Ahora mismo todo lo que puedas aportar a tu marca es poco.
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